Al menos 366 personas han fallecido y otras 1.301 han resultado heridas en el terremoto de 7,2 grados de magnitud en la escala abierta de Richter que el domingo sacudió el este de Turquía, según un nuevo recuento hecho público por el ministro del Interior, Idris Naim Sahin.
En la ciudad de Van, murieron un centenar y 117 en el distrito de Ercis, dijo el ministro, aunque aseguró que aún hay muchas personas bajo los escombros y que hay mucha preocupación por varios pueblos de la región que han quedado totalmente destruidos. Sólo en Ercis, al menos 55 edificios han quedado totalmente destruidos, muchos de ellos bloques de apartamentos.
El presidente turco, Recp Tayyip Erdogan, pidió a los ciudadanos que "no entren en los edificios que han sufrido daños", debido al peligro de que sigan produciéndose réplicas, como la de 5,7 grados que se registró a las 20.45 GMT, diez horas después del temblor principal. Erdogan aseguró que las tareas de rescate continuarán toda la noche.
El primer ministro indicó que se van a instalar casas portátiles y tiendas de campaña para acoger a quienes han perdido su hogar para protegerlos de las bajas temperaturas. "No dejaremos a nuestros ciudadanos solos en el frío invierno", prometió el primer ministro. También agradeció el apoyo y la ayuda enviada desde distintos países, como Azerbaiyán, Bulgaria e Irán, y la de otros Estados que también se han comprometido a ayudar en las tareas de salvamento.
El terremoto tuvo su hipocentro a poca profundidad, unos cinco kilómetros, lo que hizo que sus efectos en la superficie equivalieran al de uno de 8 ó 9 grados de magnitud, como indicaron los expertos del Centro Sismográfico Kandilli de la Universidad del Bósforo (Estambul).
El profesor Mustafa Erdik, director del centro Kandilli, estimó que unos 4.000 edificios pueden haber resultado dañados, 600 de ellos de forma irreversible, y que unas 50 construcciones se han desplomado completamente. Además, calculó que entre 700 y 1.000 personas pueden haber perdido la vida.