Un devastador terremoto sacudió hoy la costa noreste de Japón y provocó un tsunami que llegó a zonas de la ciudad de Sendai. El seísmo se produjo a las 5.46 GMT y alcanzó una magnitud de 8,9 grados en la escala de Richter, el de mayor intensidad que Japón ha vivido en su historia y el cuarto mayor por intensidad de los que se tiene registro. Con epicentro a unos 130 kilómetros de Sendai, en las islas Honshu (la misma zona donde hace dos días ocurrió otro terremoto de 7,3 grados en la escala Richter que no causó daños), y con una profundidad de 24,4 kilómetros, el seísmo hizo temblar los edificios en Tokio y fue seguido de un fuerte tsunami que causó cientos de muertos y al menos 350 desaparecidos en el este de Japón, un país acostumbrado a los temblores pero que nunca había visto nada semejante.
El primer ministro japonés, Naoto Kan, calificó de "grandes" los daños causados por el terremoto, si bien no dio datos de víctimas. Kan pidió calma a la población para hacer frente a las consecuencias de este seísmo, que ha causado también numerosos incendios, de ellos 14 en Tokio, según la agencia local Kyodo. La Agencia Meteorológica de Japón había alertado de olas de hasta seis metros en la provincia de Miyagi, donde según la policía local, ha habido "numerosos heridos".
Sendai, capital de la provincia de Miyagi y con cerca de un millón de habitantes, parece ser una de las ciudades más afectadas por el seísmo, que provocó olas de hasta diez metros que llegaron a su puerto, arrastrando a su paso docenas de vehículos y viviendas, según la policía local. Según los últimos datos oficiales, al menos 137 personas fallecieron en la catástrofe, 539 resultaron heridas y hay 351 desaparecidas, si bien se espera que el número de víctimas siga aumentando con el paso de las horas. La policía de Miyagi informó de que el tsunami arrasó un barco con 100 personas a bordo y dos patrulleras de la guardia costera en la costa noreste de Japón y entre 200 y 300 cuerpos sin vida fueron hallados en áreas costeras de la ciudad oriental de Sendai, donde muchas zonas residenciales quedaron anegadas. También se trata de localizar el paradero de un tren que viajaba entre las ciudades de Sendai e Ishinomaki, con un número indeterminado de pasajeros y con el que no se ha logrado contactar tras el temblor.
En una de las provincias costeras colindantes, Iwate, cerca de 300 edificios se vieron arrastrados por las aguas, según el Departamento local de Bomberos.
El seísmo, seguido de más de 30 réplicas, la más fuerte de magnitud 7,1 grados en la escala Richter, paralizó temporalmente el transporte en gran parte de Japón, suspendió el servicio de tren bala o Shinkansen y cerró los dos aeropuertos de Tokio, si bien algunos servicios ya han sido parcialmente restablecidos. La capital nipona, la mayor ciudad del mundo con más de 30 millones de habitantes en toda su área metropolitana, tembló con fuerza al producirse el terremoto. Muchos de sus edificios se tambalearon y la gente salió a las calles asustada, mientras miles de personas se vieron obligados a pasar la noche en refugios o en sus oficinas debido a que no funcionaba el transporte. Unos cuatro millones de hogares están sin electricidad en Tokio y sus alrededores.
El temblor paralizó también la actividad de once centrales nucleares, aunque el Gobierno ha rechazado la existencia de fugas radioactivas. No obstante, como dicta el protocolo nipón en estos casos, ha decretado el estado de emergencia de energía nuclear.
El Gobierno del primer ministro japonés advierte de un número "extremadamente alto" de víctimas y alerta de la posibilidad de nuevas réplicas, ha enviado varios aviones de las Fuerzas Aéreas para evaluar los daños y ha desplegado 8.000 militares a la zona del seísmo. También ha pedido a las fuerzas de EEUU, que mantienen 48.000 militares en sus cerca de cien bases en Japón, que contribuyan en la asistencia de las víctimas en las zonas sacudidas por el seísmo, que ha provocado numerosos incendios.
Los dos aeropuertos de Tokio, Haneda y Narita, suspendieron su actividad tras el seísmo, aunque a las 19.00 hora local (10.00 GMT) el segundo reanudó las salidas de sus vuelos. Las llegadas, sin embargo, quedaron suspendidas, lo que ha dejado a 23.000 pasajeros bloqueados en los dos aeródromos. Hasta las 22.00 hora local (13.00 GMT) se habían suspendido 711 vuelos domésticos en Narita y Haneda.
La embajada de España en Japón, tras recabar información sobre la situación en que se encuentran los escasos españoles que residen en el noroeste de Japón, ha reducido a tres los españoles no localizados y se cree que "están bien". Según relató el embajador de España en Japón, Miguel Ángel Navarro, hay cuatro ciudadanos españoles registrados en Miyagi, uno de los cuales ya no se encontraba en esa provincia y ha podido ser localizado. La embajada española en Japón trata de contactar con tres españoles de una misma familia registrados como residentes en la provincia de Miyagi, una de las más afectadas por el terremoto.
Otros países en alerta por tsunamis
El aviso de ola gigante emitido hoy por el Centro de Alertas de Tsunami del Pacífico tras el terremoto se ampliaron a Australia, Nueva Zelanda, la Polinesia y los países de la costa oeste del continente americano. "La evaluación del nivel del mar confirma que se ha generado un tsunami que puede causar importantes daños", advirtió en su página web el Centro, que pide a las autoridades que "tomen las medidas apropiadas antes esta amenaza".
México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Honduras, Chile, Ecuador, Colombia y Perú fueron incluidos en el último boletín del Centro. La primera alerta se emitió para Japón, Rusia, Filipinas, las islas Marianas, Guam, Taiwán, las Islas Marshall, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Micronesia y Hawái.
Las autoridades rusas evacuaron a 11.000 personas en las islas Kuriles, donde las olas alcanzaron una altura máxima de dos metros tras el terremoto. Según el Centro de Alerta de Tsunami (CAT) de Sajalín, isla rusa en el Pacífico Norte, la mayor ola llegada a las Kuriles se registró en la costa de la isla de Iturup, con una altura de dos metros. En las islas de Kunashir y Shikotán las olas alcanzaron alturas de 1,4 y 1 un metro, respectivamente. Fuentes del CAT, citadas por la agencia oficial RIA-Nóvosti, indicaron que la olas no causaron inundaciones ni se han registrado víctimas.
Filipinas ordenó evacuar a miles de ciudadanos en la coste oriental del tercio norte del país. La alerta por tsunami se extendió a un total de 19 provincias del archipiélago. Las autoridades filipinas también pusieron en alerta a los guardacostas y pidieron a todas las embarcaciones que se queden en puerto hasta que pase el peligro.
Las Islas Galápagos, situadas a unos 1.000 kilómetros de la costa americana, se prepararon para una posible evacuación a puntos altos de toda su población, de unas 17.000 personas, dijo a Efe Mario Villalta, el jefe de la Reserva Marina.
Prácticamente toda la costa oeste del continente americano, desde Canadá a Chile, está en alerta ante la posibilidad de grandes olas y una crecida del nivel del mar que ponga en peligro a las poblaciones que habitan en zonas de litoral. En la mayoría de los casos las alertas son de tipo preventivo (verde). Sin embargo, el Gobierno de Ecuador decretó el estado de excepción y ordenó la evacuación de todas las zonas costeras.
Hawái fue el primer territorio de un país americano al que llegaron las olas del tsunami, con menor fuerza de la esperada. Gerard Fryer, del Centro de Advertencia de Tsunamis del Pacífico, dijo a la emisora local KHON que la mayor altura registrada en las primeras olas llegadas a la isla hawaiana de Kauai fue de un metro (los expertos habían advertido de la posibilidad de olas de hasta dos metros). Antes de la llegada de las primeras olas, se había evacuado a los habitantes de las zonas más próximas al mar en Hawai y otras islas estadounidenses en el Pacífico.