El 22 de noviembre de 1963, el mundo entero se conmocionaba al ver las noticias: el presidente estadounidense, John F. Kennedy, fue abatido a tiros cuando realizaba un trayecto en limusina en Dallas (Texas). En aquel preciso instante, nació un mito. Hoy, cuando se cumplen 47 años del asesinato del presidente más popular de los Estados Unidos, uno de sus guardaespaldas, Clint Hill, relata en un libro cómo vivió la tragedia. "Sentía que debería haber hecho algo más, moverme más rápido, reaccionar antes", dice en "The Kennedy Detail", tal y como recoge la agencia Efe.
Hill es el hombre al que se ve correr hacia la limusina que transportaba a Kennedy en el famoso vídeo del tiroteo en Dallas (Texas), realizado por un transeúnte llamado Abraham Zapruder. Desde entonces, ha recorrido un largo camino para superar aquel difícil momento.
Casi cinco décadas después, la larga y oscura melena de Hill se ha encanecido, sus rasgos faciales se han acentuado y sus pronunciadas ojeras parecen denotar la angustia que asegura haber padecido durante años. Pero el paso del tiempo ha tenido también su lado bueno, al ayudarle a congraciarse consigo mismo y darse cuenta, tras varios viajes a Dallas, uno con su esposa en 1990 y el segundo con otros ex guardaespaldas en junio pasado, de que hizo lo mejor que podía hacer.
"Llegué a la conclusión de que no hubo nada más que pudiese haber hecho aquel día", afirmó la semana pasada durante una conferencia en la Universidad de Georgetown en Washington sobre el libro que sale hoy a la venta y el documental televisivo sobre el tema que debuta este lunes en la pequeña pantalla estadounidense.
Nada de conspiraciones
El ex agente espera también que el libro contribuya a desacreditar las numerosas teorías de la conspiración sobre el asesinato de Kennedy. Hill dice no tener duda alguna de que fue Lee Harvey Oswald el que asesinó a Kennedy y está convencido de que actuó en solitario.
El libro es obra de Jerry Blaine, otro ex guardaespaldas de Kennedy, y la periodista Lisa McCubbin y recoge el testimonio de varios ex agentes de seguridad. Blaine reconoce en la obra algo que hasta ahora no se había publicado, que, horas después del fallecimiento de Kennedy, durante la madrugada del 23 de noviembre, estuvo a punto de matar por error al hombre que pasaría a ocupar su lugar en la Casa Blanca, el presidente Lyndon Johnson (1963-1969).
El incidente tuvo lugar a las 2:15 de la madrugada, cuando Blaine, que llevaba 40 horas sin dormir, creyó oír un intruso en la residencia de Johnson y se encontró frente a frente con el nuevo presidente apuntándolo con una pistola cargada.
"Se puso pálido, se dio la vuelta y se fue y eso fue lo último que se volvió a decir de lo ocurrido", recuerda Blaine, quien, al igual que Hill también ha sentido un "terrible" sentimiento de culpa durante años.
Como si fuera ayer
Hill recuerda cómo cuando llegó al vehículo que transportaba al presidente, el tercer disparo había impactado ya su cabeza, justo encima de la oreja derecha."Le abrió un orificio del tamaño de la palma de mi mano", relata el ex guardaespaldas, quien recuerda haber oído a la primera dama Jackie Kennedy decir: "Jack, ¿qué te han hecho?".
Después del fatídico día, Hill se ocupó de la protección de la Jaqueline Kennedy hasta las elecciones presidenciales de 1964. El agente desarrolló después una larga carrera dentro de los servicios de seguridad, hasta retirarse, en 1975.