Un artista nunca descansa: viajes, presentaciones, firmas de autógrafos, sesiones fotográficas… Nicole Kidman viajó estos días a Nueva York para asistir al pase de su nueva película Rabbit Hole, una dramática historia que narra la vida de una pareja que pierde un hijo por la que Kidman, que además produce la cinta, ha recibido muy buenas críticas. Tras ver la película, la intérprete firmó cuantos autógrafos pudo a las puertas de la sala, donde se agolpaban sus seguidores. La escapada sería una más de las que se incluyen en su agenda si no fuera porque en esta ocasión aprovechó el viaje para pasar unos días en familia.
Keith Urban, que recientemente participó en la entrega de los premios de música country en Tennesse, se llevó la guitarra hasta la ciudad de los rascacielos. En el corazón de la Gran Manzana, en la estación de autobús y tren Penn, se subió a una tarima y tocó algunos temas de su nuevo trabajo Get Closer. Los viajeros se quedaron estupefactos cuando le escucharon porque no todos los días una estrella te sorprende de esa manera. “Gracias por dejar escapar hoy alguno de sus trenes” dijo a la gente antes de subir él mismo a uno y continuar con el improvisado concierto.
Una vez finalizado este inusual compromiso profesional Keith se reunió de nuevo con Nicole y ambos salieron a pasear con su hija Sunday, antes de marcharse al aeropuerto. La niña ha heredado los ojos azules de su madre, que la llevaba en brazos, y los rasgos de su padre por lo que es una perfecta mezcla de ambos. A sus dos años y medio, Sunday iba bien abrigada con pantalones blancos y jersey marrón, mientras que Nicole se puso un divertido sombrero tipo bombín para resguardarse del frío. Así se despidieron de la ciudad americana hasta la próxima visita.