El lunes por la tarde la multitudinaria celebración abarrotó las calles de Madrid y jugadores y afición, sin dejarse llevar por el cansancio de lo vivido, siguieron la fiesta hasta altas horas de la madrugada. Tras unas horas de descanso en el hotel en el que se reunieron a su llegada a Madrid, los deportistas, que han hecho historia con su victoria, cogieron sus maletas y viajaron a sus lugares de origen, donde fueron recibidos por sus paisanos con el mismo entusiasmo que en la capital.
El madrileño Iker Casillas organizó el día después, ya calmadas las emociones, una cena más íntima con algunos amigos y por supuesto con su novia Sara Carbonero en el restaurante El Acebo de Boadilla. La periodista, con un vestido sencillo en color blanco ajustado con un cinturón, completó su look con complementos muy de moda como pulseras multicolores, sandalias de gladiador y un bolso de punto en tono gris. Ella ha acaparado todas las miradas de un mundial de fútbol paralelo, en el que su relación se convirtió en uno de los temas más discutidos.
Dejando atrás polémicas y dudas sobre su profesionalidad en el terreno de juego, el portero de la selección no pudo evitar, tras coronarse campeón, darle un cariñoso y espontáneo beso a la periodista. Una imagen que ha dado la vuelta al mundo, es el vídeo más visto en Youtube, y que, en cierto modo, ha logrado eclipsar el logro deportivo.
“Somos gente normal” comentó Iker cuando se le preguntó por ese beso. Y es que la pareja vive su relación con toda naturalidad. En varias ocasiones se les ha captado en la calle y durante la competición no escasearon las muestras de complicidad y cariño que les han convertido en una de las parejas más queridas del momento. También juntos se les vio tras el multitudinario recibimiento en la capital española: ella con un vestido rojo haciendo honor a los colores del campeón se sumó a la fiesta.
Ya hay voces que insinúan, tras una broma del jugador antes del mundial, que habrá boda pronto, aunque de momento seguramente sólo se irán de vacaciones para recuperar fuerzas y disfrutar de su mutua compañía.
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