La batalla por el control de la millonaria fortuna de Liliane Bettencourt, heredera de L’Oréal, ha pasado a convertise en un culebrón de altas esferas que incluso salpica al gobierno francés. El juicio contra el fotógrafo y “playboy” François-Marie Banier, a quien la hija de la heredera acusa de aprovecharse de la debilidad de su octogenaria madre, ha quedado suspendido hasta próximo aviso por un nuevo escándalo.
Al parecer, uno de los mayordomos de Madame L’Oréal grabó una serie de conversaciones telefónicas de Bettencourt con su abogado, que la hija de la dama ha presentado al Juzgado para que valoren el estado de salud de la mujer más rica de Francia.
La cosa se complica en este punto, ya que de las conversaciones se desprende que la fortuna de Bettencourt (estimada en unos 17.000 millones de euros) es más fabulosa aún de lo que se pensaba.
La dama tendría otros 78 millones de euros en cuentas suizas y una isla privada en las Seychelles, algo que Madame Bettencourt no había declarado a Hacienda. Pero además del posible fraude fiscal, esta trama de amantes, fortunas y secretos, se ha convertido en un asunto de Estado. Florence Woerth, la esposa del ministro de Trabajo francés, Eric Woerth, es la encargada de administrar la fortuna de la rica octogenaria, y ante el escándalo desatado en el país galo, el matrimonio se ha apresurado a asegurar que no tenían ni idea de la riqueza “negra” de Bettencourt.
Un caso propio de una telenovela
El caso de Bettencourt hija contra el amante de su madre tiene, además, todos los ingredientes de una historia propia de una telenovela. Intriga, celos, dinero... La prensa francesa ha seguido el caso con tanta avidez que no es fácil distinguir quién es el bueno y quién el malo en esta singular familia.
La hija de la millonaria acusa al apuesto “amigo” de su madre de beneficiarse económicamente de la débil salud mental de Bettencourt. Y es que la octogenaria ha regalado ya a su querido valiosísimas obras de arte, firmadas por Picasso, Matisse o Mondrian, dinero y seguros de vida, “detalles” que suman unos 1.000 millones de euros.
La historia se oscurece al saber que la hija de la heredera ha solicitado en numerosas ocasiones y siempre sin éxito la declaración de incapacitación mental de su madre, para pasar a ser ella quien administre su fortuna.Si Banier fuera declarado culpable, se arriesga a una pena de tres años de cárcel y 375.000 euros de multa.
Por ahora, Madame Bettencourt se niega a someterse a ninguna prueba para determinar su lucidez mental y ha manifestado que ella con su dinero hace lo que quiere. Algo así como un “porque yo lo valgo”.