Halloween llena esta noche cada rincón del planeta. La fiesta más endiabladamente divertida contagia a niños y mayores. Disfraces de zoombies, monstruos y fantasmas llenan nuestras calles. Pero en la madrugada más aterradora no podíamos olvidarnos de unos de sus grandes protagonistas: los vampiros. A lo largo de la historia del cine han sido mucho los actores que les han dado vida pero muy pocos han conseguido que estos seres noctámbulos y sedientos de sangre humana sean verdaderamente irresistibles para sus víctimas. Uno de los grandes clásicos modernos es Drácula (1992), de Bran Stoker. El director eligió a un insuperableGary Oldman para helarnos la sangre. Un reparto excepcional formado por Keanu Reeves, Winona Ryder y Anthony Hopkins entre otros nos provocó algún que otro sobresalto en la butaca del cine.
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Dos años más tarde, un trío de auténtico lujo marcaría la vida del periodista al que interpretaba Christian Slater en Entrevista con el vampiro. El libro homónimo de la escritora Anne Rice se materializó en el celuloide gracias a los personajes de Lestat (Tom Cruise), Louis (Brad Pitt) y Armand (Antonio Banderas). Esta lucha de titanes convirtió el filme en uno de los éxitos del momentó. Consagró aún más a Cruise y Pitt y supuso un punto de inflexión en la carrera del actor malagueño. Una jovencísima Kirsten Dunst se convertía en la discípula predilecta de los protagonistas, llegando a ser la pequeña vampiresa Claudia.
Poco después se daba a conocer uno de los vampiros más excéntricos del séptimo arte, Maximiliam. Eddie Murphy se convirtió en un temible Vampiro suelto en Brooklyn (1995). Acostumbrados, como nos tenía, a su faceta cómica nos sorprendió buscando a la vampiresa perfecta para perpetuar su extirpe.
A finales de los 90 era Wisley Snipes el encargado de renovar la anticuada imagen de estos personajes. Aunque en realidad, se trataba de un ser mitad vampiro-mitad humano que protege a los humanos de los afilados colmillos de los primeros. Snipes protagonizó las tres entregas de la secuela: Blade, Blade II y Blade: Trinity.
El siglo XXI comenzó con un gran desconocido para la crítica y el público, Gerard Butler. El actor escocés interpretó al Drácula más joven de la historia en el filme Drácula 2000, en el que se intentaba llegar hasta sus orígenes y donde el incombustible actor Christopher Plummer es el encargado de evitar que el famoso conde extienda su dictadura de muerte y destrucción por el mundo.
Poco después llegaría a las pantallas una de las primeras vampiresas protagonistas. Kate Beckinsale encarnó en Underworld (2003) a Selene, un personaje que tendrá mucho que decir en las cruentas y secretas guerras entre los aristocráticos vampiros y los despiados hombres lobo. Kate repetiría en el mismo papel en la secuela que se estrenó en 2006: Underworld: Evolution. Pero ésta no es la única incursión de la actriz en las películas inspirada en estos seres. Ella, junto a Hugh Jackman, intentaba salvar a la humanidad de estos despiadados individuos en Van Helsing, que supuso el salto a Hollywood de la española Elena Anaya.
Y por último llegó el vampiro que le ha robado la sangre y el corazón a legiones de fans. Atractivo, joven, desenfadado y tremendamente romántico es Edward, el personaje en cuya piel se ha puesto Robert Pattinson. Tanto en la primera entrega, Crepúsculo, como en la segunda, Luna Nueva -cuyo estreno está próximo- intentará apartar a su amada, Bella (Kristen Stewart) de los constantes peligros y enemigos que la acechan.