Marta del Castillo desapareció el 24 de enero de este año y el día 29 la Policía ya sabía que Marta había sido asesinada, tras comprobar que su sangre estaba en la silla de ruedas de la madre del principal imputado, Miguel Carcaño. La pregunta que se hace la opinión pública, tras conocer este dato, es: ¿por qué tardaron dos semanas en detener a Miguel Carcaño si sabían que la sangre encontrada en la silla de ruedas, en su casa de León XIII, era de Marta del Castillo?
Este dato ha sido publicado en el elmundo.es, que ha tenido acceso al acta policial y aporta varios datos importantes sobre los primeros días de la investigación. Según esta acta, en el registro de la casa de Miguel, quien convivía con su hermanastro, también imputado, Francisco Javier Delgado, la Policía encontró la silla de ruedas que se llevó la noche del 26 de enero, dos días después de la desaparición de Marta. De ella se tomaron hasta diez muestras, de las que cuatro, encontradas en la rueda trasera izquierda, en el respaldo, en la empuñadura izquierda de la silla y en el propio asiento, correspondían a restos de sangre. Tan sólo una se ajustaba al perfil genético de Marta mientras que el resto podrían pertenecer a alguno de los imputados, lo que confirmaría la teoría de que a Miguel le ayudaron sus amigos, Samuel Benítez y el menor de edad apodado como ‘el cuco’, a la hora de deshacerse del cadáver de Marta.
La semana pasada saltó la noticia de una posible filtración que situaba el cadáver de la joven en una zanja en la localidad sevillana de Camas, a pocos metros de la casa donde Miguel Carcaño vivía con su actual novia y su familia. Tras varios días excavando en la zanja, abierta hasta la fecha en la que despareció la joven, la Policía no encontró restos de Marta. Esta información habría salido a la luz tras una conversación telefónica entre el hermanastro de Carcaño, Francisco Javier Delgado y la novia de Carcaño. Durante ella, mencionaron en varias ocasiones algo relacionado con una zanja en Camas y de un río, que reforzaría la teoría de que Miguel arrojó el cuerpo allí.
Pero parece que esta teoría también se ha desinflado demasiado pronto igual que las anteriores que situaban los restos en otros lugares como el río y el vertedero de Alcalá de Guadaira. ¿Se están riendo de la justicia los imputados? ¿Por qué tardaron tanto en detenerlos si tenían restos de la sangre de Marta, tan sólo cuatro días después que despareciera? ¿Planearon los imputados esta estrategia durante esas dos semanas?
Después de ocho meses buscando a Marta, la Policía aún no sabe donde está. Su familia, cansada del ir y venir de declaraciones, cambios, teorías y falsas pistas, espera, desesperanzada, alguna nueva teoría que les lleve a encontrar a Marta. Un esfuerzo ejemplar que no abandonarán hasta hacerlo.