Pueden ser muchas la causas que nos han llevado hasta estos datos, pero lamentablemente son tan crudos como ciertos. El Programa Mundial de Alimentos de la Onu ha informado que este año, 1.000 millones de personas pasarán hambre en todo el mundo.
Ayer en Londres, la directora del programa de alimentos de la organización, Josette Sheeran calificó la situación de “receta para el desastre” en un año, en el que las ayudas a los países subdesarrollados se han visto reducidas casi a mínimos por culpa de la crisis económica. Para ser más exactos, las ayudas de los países desarrollados se han visto reducidas a niveles de hace 20 años.
Durante este año, la cifra de desnutrición ha aumentado en cien millones de personas que sumado a las bajas ayudas por parte de los países ricos hace que una sexta parte de la población mundial no tenga que comer. Un dato absolutamente abrumador.
Se estima que tan sólo con un uno por ciento de lo que los gobiernos han donado a los bancos por la crisis económica, se podría paliar este problema definitivamente, aunque es complicado que se invierta tal cantidad de dinero en una situación como la actual.
Durante este año, los países desarrollados han aportado un total de 1.779 de los 4.185 millones de euros que se estiman necesarios para garantizar la comida. El Programa Mundial de Alimentos denunciaba también que necesitan 2.000 millones de euros para poder afrontar los problemas de hambre de este 2009.
Sheeran aprovechó para invitar a los países del G-20 que próximamente se reunirán en Pittsburg, que por favor dediquen de una vez tiempo a solucionar este problema, y que la preocupación del hambre esté encima de la mesa de la negociación.
Sheeran advirtió también que no se están cumpliendo las ayudas acordadas con muchos países y que sólo desde el 2.005, el G-20 ha dejado de dar 23.000 millones de euros anuales, una cifra fundamental para poder mantener las estadísticas en mínimos.
En 2008 se consiguió no sólo frenar el crecimiento de estos datos, sino que se redujeron de 968 a 915 millones de personas con problemas de nutrición. Aunque la crisis económica se ha encargado de romper esta racha positiva.
Nunca antes en la historia habíamos padecido unos números rojos tan preocupantes. Al mismo tiempo que descubren que con 30 céntimos de euro al año, podríamos acabar con la malaria infantil en África, superamos la barrera de los mil millones de hambrientos. Ya no es una cuestión de lo que hacemos mal o bien, o si ayudamos mucho o poco, son mil millones de personas.