Por la OCU
La prudencia es el mejor aliado ante la incertidumbre económica. Para sacar el mayor partido de los ahorros, es imprescindible que adaptar la estrategia inversora a la actual coyuntura.
Es un hecho que no corren buenos tiempos, tampoco para el ahorrador. Por un lado, los mercados bursátiles de todo el mundo han sufrido fuertes descalabros. Por otro lado, con unos tipos a corto plazo claramente a la baja, el inversor menos arriesgado o tiene cada vez más difícil para obtener algo de rentabilidad por sus ahorros. En las circunstancias actuales las condiciones de los mercados cambian rápidamente y el inversor debe revisar su estrategia para adaptarse a los cambios.
Un fondo para los imprevistos
Aunque pueda parecer una cuestión trivial, podemos tener que evitar vender inversiones justo en el peor momento si antes de invertir nuestros ahorros dejamos apartado un dinero suficiente para hacer frente a aquellos gastos imprevistos que nos puedan surgir. Esta reserva de liquidez tiene que estar disponible en cualquier momento sin penalización alguna y su importe dependerá de las circunstancias de cada uno: una cantidad razonable, por ejemplo, podría ser el equivalente a tres veces los ingresos mensuales.
Ahora bien, tener una reserva de liquidez no significa dejar aparcado el dinero debajo del colchón o en una cuenta que no nos pague interés alguno y cuyas comisiones se vayan comiendo nuestro dinero, sino que debe resultar también lo más rentable posible.
No invertir en fondos monetarios en euros
Los fondos monetarios en euros han ocupado un lugar preferente entre los inversores para sus reservas de liquidez por su inmediata disponibilidad y por ser la categoría con menos riesgo dentro del universo de los fondos de inversión.
En 2008, los mejores fondos monetarios alcanzaron rentabilidades próximas al 4%. Sin embargo, el panorama para 2009 es completamente diferente: la rentabilidad estimada oscila entre el 0,3 y el 1% para los mejores fondos, y 0% e incluso negativa, para aquellos con comisiones más elevadas. Por ello, otras dos alternativas positivas para sus ahorros pueden ser traspasar sus plusvalías del fondo monetario a un fondo de obligaciones en euros a medio plazo con bajas comisiones de gestión, o bien para compensar algunas minusvalías se puede optar por las cuentas de alta rentabilidad.
El perfil inversor
Una vez constituida una reserva de liquidez suficiente, es el momento de plantearse qué hacer con el resto de los ahorros. A fin de evitar más de un disgusto al comprometerse con inversiones que no se ajustan a las necesidades y expectativas, conviene definir el plazo, el riesgo y el objetivo de inversión.
Para definir el perfil inversor tres son las preguntas clave a las que es muy interesante dar respuesta. En primer lugar, una cuestión básica: ¿Cuál es el horizonte temporal? O lo que es lo mismo, ¿a qué plazo se quiere invertir?
Después, también es conveniente conocer qué riesgo se está dispuesto a asumir. Es decir, ¿es conservador son su dinero o está dispuesto a soportar una eventual pérdida en aras de tener la posibilidad de obtener mayor rentabilidad?
Por último, es clave determinar el objetivo de la inversión. La respuesta a esta última pregunta ayuda a contestar a las dos primeras. Por ejemplo, si está ahorrando para la jubilación, su horizonte temporal dependerá de los años que le queden para jubilarse. En caso de que prevea destinar sus ahorros a pagar la educación de sus hijos, es probable que no esté dispuesto a asumir grandes riesgos.