Australia continúa luchando contra las llamas. El último y trágico balance de víctimas mortales ha aumentado a 181 personas y otras 50 continúan desaparecidas. Lo peor está por confirmarse: John Brumby, el líder de Gobierno del estado australiano de Victoria, el más arrasado por las llamas, ha asegurado hoy que la cifra de muertos podría superar los 220. Miles de bomberos y voluntarios siguen luchando sin descanso por controlar los 25 fuegos que siguen activos a estas horas en el estado de Victoria, el más afectado, al sureste del país.
Un hombre ha sido detenido en Nueva Gales del Sur, acusado de provocar uno de los incendios forestales. Este foco continúa activo y los bomberos aseguran que es el más grave. El sospechoso tiene 31 años y supuestamente incendió la casa de otra persona, lo que originó el incendio forestal. Fue arrestado ayer e interrogado ayer, aunque más tarde fue puesto en libertad. No obstante, hoy ha vuelto a ser detenido y mañana comparecerá ante la justicia.
La mayor catástrofe de Australia
Este ha sido el peor desastre natural de la historia de Australia: se han quemado más de 3.000 kilómetros cuadrados de bosque y 900 hogares han sido completamente destruidos. Además, hay más de 400 heridos con quemaduras de diversa gravedad.
“Esto es como Hiroshima. Va a parecer una bomba nuclear. Hay animales muertos en toda la carretera”, declaró un superviviente. Las escenas de dolor y angustia se han repetido en todas las familias de las víctimas. Las columnas de humo y cenizas han llegado hasta Sydney, dejando en la ciudad una huella evidente de la catástrofe.
Muchas personas murieron en sus coches cuando trataban de huir de las llamas y otros fallecieron acurrucados en sus casas, y algunos otros consiguieron escapar refugiándose en piscinas o granjas, según Europa Press. Una gran mayoría de las los ingresados en hospitales presentan quemaduras en más del 30 por ciento de su cuerpo.
Los incendios se declararon el pasado sábado día 7 y su voracidad ha sido estremecedora. Las causas han podido ser las altas temperaturas y la sequía provocadas por una fuerte ola de calor, pero según agencias internacionales las autoridades dan por hecho de que algunos de los focos fueron provocados. "No hay palabras para describir esto excepto que estamos ante una matanza", dijo, visiblemente conmocionado, el primer ministro australiano, Kevin Rudd.
Una investigación abierta
Además del tiempo que llevará extinguir las llamas, las autoridades ya se han preparado para el largo proceso de identificación de las víctimas. La Policía ha advertido hoy de que llevará semanas identificarlas a todas, ya que el fuego ha borrado muchas huellas. Decenas de forenses están trabajando en las zonas afectadas utilizando pruebas de ADN, informes médicos y fotografías para identificarlas.
Todas las zonas devastadas serán consideradas escenario de un crimen, en caso de que se detenga a algún sospechoso, según ha declarado hoy la Policía australiana, que sospecha que algunos de los incendios han sido provocados.
Un grupo de expertos abordará de forma amplia y exhaustiva, según el gobierno del país, todas las circunstancias que rodearon las causas y los efectos de los incendios, y también se centrará en hacer una revisión de las políticas gubernamentales contra el fuego. "No quedará ninguna piedra por levantar", subrayó Brumby.