Obama empieza el día llevando a sus hijas al colegio y lo termina conociendo la Casa Blanca
George y Laura Bush abren las puertas de la mansión presidencial a los siguientes inquilinos, el presidente electo y su esposa, Michelle
En poco más de dos meses, Barack Obama asumirá su nuevo papel como presidente de Estados Unidos. Hasta entonces, el futuro comandante en jefe prepara la transición del gobierno de Bush, y por supuesto, aprovecha sus últimos momentos libres para disfrutar de su familia.
Ayer mismo, un orgulloso papá quiso acompañar a sus hijas, Malia (de diez años), y Sasha ( de siete) a su colegio de Chicago. Las niñas siguen asistiendo a la misma escuela de siempre, el University of Chicago Laboratory School. Sin duda para ellas, su próxima mudanza será un gran cambio, y por ello Obama las despidió con un cariñoso gesto.
Visita a la Casa Blanca
Por la tarde, Obama retomó su agenda oficial y se trasladó en avión hasta Washington, donde más tarde les recibiría el matrimonio Bush. Acompañado por su esposa y mano derecha, Michelle, llegó a la que muy próximamente será su nueva vivienda, la Casa Blanca.
George W.Bush y su esposa, Laura, esperaban a las puertas de la mansión y recibieron al matrimonio con una cálida bienvenida. Un significativo gesto que demostró que ambos mandatarios quieren olvidar las criticas más crudas del demócrata a la administración Bush durante la campaña electoral, que en EEUU es especialmente cruda, y que la transición entre un gobierno y otro se realice con la máxima cordialidad.
Una foto significativa también a la puerta de la Casa Blanca, ya que Obama es el primer afroamericano en conseguir la presidencia del país más poderoso del mundo. Su mujer, Michelle, que también será la primera ‘Primera Dama’ negra de la historia, volvió a acaparar una vez más los flashes de la prensa con un impecable y elegante vestido rojo. Además, se trata del primer relevo presidencial desde los atentados del 11-S, protagonizado, precisamente, por el candidato del “cambio” y la “esperanza”, por lo que muchos han visto en este gesto el simbólico fin de una era.
Conversaciones políticas, pero también domésticas
Obama ya había estado otras siete veces en la Casa Blanca, pero nunca había pasado a las dependencias del ala Oeste. Allí se dirigió con el aún presidente Bush para charlar en el Despacho Oval durante dos horas sobre los principales retos a los que se enfrentará al tomar posesión de su cargo: la dura crisis económica, las guerras de Irak y Afganistán, y una serie de medidas con las que Obama piensa modificar políticas aprobadas por Bush.
Mientras, Laura Bush hizo de anfitriona de excepción de Michelle, a la que guió por la Casa Blanca, que en breve se convertirá en su nuevo hogar. Situada en el número 1.600 de la Avenida Pensilvania de Wahington, la residencia presidencial cuenta con 5.100 metros cuadrados, 132 habitaciones, 35 baños, 28 chimeneas y 3 ascensores. Todo un lujo que servirá no solamente como hogar para el nuevo presidente, sino también para numerosas recepciones oficiales. La Casa Blanca se divide en dos alas; la más famosa sin duda es a Oeste, que alberga el Despacho Oval, donde han ocurrido algunos de los hitos más importantes de la historia del país, como el discurso de Bush tras los atentados del 11-S, o la llamada de Nixon cuando el primer hombre pisó la Luna.
Así pues, la parte central y el ala Este están destinadas más al uso privado de la familia, y cuenta, además, con un teatro, el famoso jardín de Jackeline Kennedy o las oficinas de la Primera Dama. Seguramente, Michelle tomó buena nota de todos los detalles del que será su próximo hogar.
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Ayer mismo, un orgulloso papá quiso acompañar a sus hijas, Malia (de diez años), y Sasha ( de siete) a su colegio de Chicago. Las niñas siguen asistiendo a la misma escuela de siempre, el University of Chicago Laboratory School. Sin duda para ellas, su próxima mudanza será un gran cambio, y por ello Obama las despidió con un cariñoso gesto.
Visita a la Casa Blanca
Por la tarde, Obama retomó su agenda oficial y se trasladó en avión hasta Washington, donde más tarde les recibiría el matrimonio Bush. Acompañado por su esposa y mano derecha, Michelle, llegó a la que muy próximamente será su nueva vivienda, la Casa Blanca.
George W.Bush y su esposa, Laura, esperaban a las puertas de la mansión y recibieron al matrimonio con una cálida bienvenida. Un significativo gesto que demostró que ambos mandatarios quieren olvidar las criticas más crudas del demócrata a la administración Bush durante la campaña electoral, que en EEUU es especialmente cruda, y que la transición entre un gobierno y otro se realice con la máxima cordialidad.
Una foto significativa también a la puerta de la Casa Blanca, ya que Obama es el primer afroamericano en conseguir la presidencia del país más poderoso del mundo. Su mujer, Michelle, que también será la primera ‘Primera Dama’ negra de la historia, volvió a acaparar una vez más los flashes de la prensa con un impecable y elegante vestido rojo. Además, se trata del primer relevo presidencial desde los atentados del 11-S, protagonizado, precisamente, por el candidato del “cambio” y la “esperanza”, por lo que muchos han visto en este gesto el simbólico fin de una era.
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Mientras, Laura Bush hizo de anfitriona de excepción de Michelle, a la que guió por la Casa Blanca, que en breve se convertirá en su nuevo hogar. Situada en el número 1.600 de la Avenida Pensilvania de Wahington, la residencia presidencial cuenta con 5.100 metros cuadrados, 132 habitaciones, 35 baños, 28 chimeneas y 3 ascensores. Todo un lujo que servirá no solamente como hogar para el nuevo presidente, sino también para numerosas recepciones oficiales. La Casa Blanca se divide en dos alas; la más famosa sin duda es a Oeste, que alberga el Despacho Oval, donde han ocurrido algunos de los hitos más importantes de la historia del país, como el discurso de Bush tras los atentados del 11-S, o la llamada de Nixon cuando el primer hombre pisó la Luna.
Así pues, la parte central y el ala Este están destinadas más al uso privado de la familia, y cuenta, además, con un teatro, el famoso jardín de Jackeline Kennedy o las oficinas de la Primera Dama. Seguramente, Michelle tomó buena nota de todos los detalles del que será su próximo hogar.