La crisis económica no solo afecta a grandes bancos o empresas que cotizan en bolsa, sino también al bolsillo de los ciudadanos. Con los sueldos igual que siempre y las hipotecas por las nubes, siempre es útil recordar algunas pistas con las que hacer que el dinero cunda un poco más.
En casa: reducir el consumo de energía
Tal y como recomienda la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la reducción de la energía que consumimos en el hogar puede resultarnos económica en nuestras facturas. ¿Qué podemos hacer en nuestra casa?
- Reducir los costes de calefacción.
Es preferible, desde el punto de vista económico, instalar una caldera de gas a una de gasóleo o eléctrica. Respecto a la temperatura, en invierno, 20 grados es ideal y saludable. Si se mantiene está temperatura, en lugar de los comunes 23 grados, se consigue un 8 por ciento de ahorro de energía. Si, además, durante la noche se baja el termostato a 16 grados, el ahorro en la factura de la calefacción sería de un 13 por ciento. De esta manera, siguiendo estos simples consejos, el ahorro posible para un consumo medio de 550 euros en calefacción por gas natural es de 110 euros al año.
- Atención a los horarios: los precios varían
La tarifa con discriminación horaria supone un importante ahorro en la factura eléctrica si se consigue desviar al menos un 45 por ciento del consumo eléctrico al horario valle (de 22 a 12 horas y de 23 a 13 horas en verano). Por ejemplo el ahorro de un hogar que sea capaz de desviar el 65 por ciento de su consumo al horario valle puede ser de más de 90€ en la factura eléctrica.
- Bombillas de bajo consumo
Las bombillas de bajo consumo son más caras que las incandescentes, pero su coste se amortiza porque duran casi 7 veces más (10.000 horas frente a 1.500 horas). Además, consumen mucha menos energía.
- Contratar la potencia adecuada
Una de las medidas más eficaces de ahorro energético es elegir una potencia adecuada a las necesidades personales y, en caso de duda, optar por una inferior. Para un hogar medio, pasar de 4.6 a 3.45 kWh supone un ahorro de 28 € al año.
- Uso de electrodomésticos eficientes
Elegir un electrodoméstico con etiqueta energética de clase A es más económico por la reducción de consumo eléctrico que supone, aunque su precio de compra sea algo superior. El ahorro de sustituir un frigorífico de clase C por uno de clase A++ es de 340 euros durante la vida útil del electrodoméstico.
- “Stand by”: el consumo invisible
El consumo de los electrodomésticos en “stand by” (o lo que es lo mismo, los que quedan enchufados sin que los estemos utilizando) representa cerca del 10 por ciento del consumo de energía eléctrica de los hogares. Por tanto, para reducir la factura eléctrica se debe apagar todo electrodoméstico que no se esté usando, así como desenchufar cargadores cuando no se utilicen y por supuesto apagar las luces en las habitaciones vacías.
El agua: un bien escaso... y caro
El agua es un bien necesario para todos, pero debemos hacer un uso responsable de los recursos. Hasta hace poco no existía conciencia ahorradora, pero además, su precio se está encareciendo. Así pues, aquí van unos consejos ecológicos... y económicos.
- El lavavajillas resulta una opción indudablemente más cómoda, pero también económica, para lavar los platos. Se gasta menos cantidad y se aprovecha mejor la que usamos.
- Al poner la lavadora, es aconsejable programar un lavado con agua fría en lugar de caliente, es más barata y limpia igual de bien. Un programa “eco” es lo más eficiente.
- Al cocinar, si necesitamos cocer algo, lo más práctico es utilizar la olla a presión en lugar de las cacerolas tradicionales, ya que aprovecha al máximo el agua que usamos. Además, es mucho más rápido.
- Un consejo que ya hemos escuchado numerosas veces, pero que no por ello es menos importante: en nuestro aseo personal, utilizar el agua que necesitemos, pero no más. Esto es: ducharse en lugar de bañarse, o cerrar el grifo al lavarse los dientes.
En el coche: la manera de conducir también influye
Tener coche es una comodidad… pero también un gasto más, y no solo en el momento de la compra. Tal y como asegura la OCU el precio del combustible se ha disparado en los últimos meses, y eso ha pasado factura a muchos presupuestos domésticos. Ahora ha bajado el precio el barril de crudo, aunque esta rebaja no se les transmite a los consumidores con tanta celeridad como la subida. Ahorrar usando el automóvil es posible, siempre que se adopten unas medidas básicas de conducción racional y eficiente.
Es importante tener en cuenta que:
- Una conducción eficiente puede suponer un ahorro del 15 por ciento del combustible: en 20.000 km/año, 250 euros.
- Circular con la presión adecuada en vez de mantener los neumáticos bajos de presión: en 20.000km/año, de 80 a 100 euros.
Consejos para ahorrar utilizando el coche:
1. Mantenga los neumáticos con la presión indicada por el fabricante.
2. Circule con la marcha adecuada, sin apurar las marchas.
3. Evite arranques y frenadas bruscos
4. Respete la velocidad máxima establecida en autopista: cumplirá las normas y ahorrará combustible
5. Evite coger el coche para recorrer distancias pequeñas. Cuando le sea posible, deje el coche aparcado y desplácese a pie o en transporte público.
El carro de la compra: en el supermercado también se puede ahorrar
La cesta de la compra es otro de los gastos fijos de una familia, y si hay hijos, el presupuesto se dispara. Para mantener a raya el coste mensual de la alimentación, también podemos seguir una serie de recomendaciones.
- Pagar en efectivo. La tarjeta de crédito puede resultar muy cómoda, pero el dinero en mano nos hace ser más conscientes de la cantidad que gastamos, y si llevamos al supermercado una cifra determinada, esto nos permitirá calcular mejor.
- No hacer la compra si tenemos hambre. Parece una premisa muy sencilla, pero es cierto que si tenemos hambre, tendemos a comprar más comida o productos más innecesarios.
- No entrar en el hipermercado sin una lista de productos y cantidades. Así seremos más objetivos con lo que realmente necesitamos.
- Si podemos evitar entrar en un centro comercial con los niños, probablemente salgamos de él sin esos pequeños caprichos que a menudo nos piden, ni generaremos en ellos necesidad de comprar.