La Fiscalía portuguesa ha archivado definitivamente el caso Madeleine McCann, uno de los casos qué más ha conmovido a la opinión pública en los últimos tiempos. Se cierra así la puerta a nuevas investigaciones y al juicio sobre la desaparición de la pequeña, pero los padres de la niña, Gerry y Kate McCann, mantienen que la pequeña está viva y, por ello, continúan adelante con la campaña 'Find Madeleine'.
El informe final de las investigaciones policiales recoge que no consta ninguna pista ni novedad en los últimos meses, y al "no haberse encontrado pruebas que relacionen a los sopechosos del caso”, las autoridades portuguesas han dado carpetazo al asunto. De esta manera, el británico Robert Murat y los padres de Maddie, Gerry y Kate McCann, dejan de ser considerados sospechosos oficiales.
Los padres de la pequeña, Jerry y Kate McCann, aseguran que la búsqueda de Maddie seguirá adelante. Una búsqueda que les ha llevado a recorrer medio mundo (incluido el Vaticano) y también a las portadas de todos los periódicos; un tiempo en el que se han publicado todo tipo de especulaciones y pistas falsas. La policía los llegó a considerar sospechosos oficiales, así como a Robert Murat, un inglés vecino de la urbanización.
Pero la realidad es que no se ha hallado ninguna prueba concluyente que confirme a Kate y Jerry como sospechosos, y que 14 meses después, algunos medios de comunicación ingleses han tenido que indemnizar a Robert Murat con casi 800.000 euros por difamaciones.
El archivo abre una nueva fase, puesto que permitirá a los McCann acceder a la documentación oficial, hasta ahora clasificada, que esperan poner en manos de los detectives privados que contrataron. Sin embargo, la investigación sólo podría reabrirse "si surgieran nuevos elementos de prueba que originen diligencias serias, pertinentes y consecuentes", según el escueto comunicado que Procuraduría General de la República ha hecho llegar a los medios.
Maddie, de cuatro años, despareció mientras dormía con sus hermanos pequeños el pasado 3 de mayo de 2007 en la habitación del hotel del Algarve portugués donde la familia pasaba las vacaciones. En ese momento, los padres cenaban en un restaurante cercano, y al volver para vigilar a los niños, comprobaron que Maddie ya no estaba.