Los hijos de Rocío Jurado ya han vendido la casa familiar de La Moraleja
Tal y como dispuso la cantante en su testamento, el chalé no podía ser para ningún familiar y lo obtenido en la venta tenía que repartirse en cuatro partes, dos para Rocío Carrasco y dos para José Fernando y Gloria Camila Ortega
Montealto, la casa que fue el hogar de Rocío Jurado en La Moraleja, Madrid, ya ha sido vendida. El chalé en el que la gran cantante vivió sus días más felices y en el que se despidió de su familia ha dejado de ser propiedad de los herederos de la chipionera y ayer los primeros camiones de mudanza empezaban a retirar las pertenencias de José Ortega Cano y Rocío Carrasco que aún quedaban en la casa.
En su testamento, Rocío dispuso que la casa no pasara a ningún familiar sino que se vendiera y se repartiera el dinero de esa venta entre sus tres hijos: Rocío, la mayor que debía recibir dos partes de lo obtenido, y los pequeños José Fernando y Gloria Camila para los que estaba destinado otras dos partes de ese dinero. Ante la albacea de su testamento, la abogada Ana Iglesias, redactó los detalles del legado el mismo día que dio a conocer en rueda de prensa la enfermedad que padecía y acabó con su vida.
A su viudo, dejó su parte en la ganadería Yerbabuena mientras que para su hermana Gloria fue la casa de Chipiona. La finca Los Naranjos se destinó a os dos hermanos de Rocío y a Amador le deja además una nave industrial. Sin embargo, la cantidad que debía ser para la heredera universal, Rocío Carrasco, introdujo ciertas modificaciones por lo que esa finca fue finalmente para la hija mayor de la cantante y Rocío regaló a su tío Amador el último Mercedes que su madre compró. A su ahijado Fernando, hijo de Amador, le legó otra nave industrial mientras que para Juan de la Rosa, su leal amigo y secretario, es el chalé adosado de Chipiona en el que vivió hasta su fallecimiento. La heredera universal recibió además los derechos de todas sus canciones, un apartamento en Miami, la mitad de otro apartamento en la misma ciudad que compró con José Ortega Cano, una finca entre Chipiona y Rota, y las joyas de su madre.
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En su testamento, Rocío dispuso que la casa no pasara a ningún familiar sino que se vendiera y se repartiera el dinero de esa venta entre sus tres hijos: Rocío, la mayor que debía recibir dos partes de lo obtenido, y los pequeños José Fernando y Gloria Camila para los que estaba destinado otras dos partes de ese dinero. Ante la albacea de su testamento, la abogada Ana Iglesias, redactó los detalles del legado el mismo día que dio a conocer en rueda de prensa la enfermedad que padecía y acabó con su vida.
A su viudo, dejó su parte en la ganadería Yerbabuena mientras que para su hermana Gloria fue la casa de Chipiona. La finca Los Naranjos se destinó a os dos hermanos de Rocío y a Amador le deja además una nave industrial. Sin embargo, la cantidad que debía ser para la heredera universal, Rocío Carrasco, introdujo ciertas modificaciones por lo que esa finca fue finalmente para la hija mayor de la cantante y Rocío regaló a su tío Amador el último Mercedes que su madre compró. A su ahijado Fernando, hijo de Amador, le legó otra nave industrial mientras que para Juan de la Rosa, su leal amigo y secretario, es el chalé adosado de Chipiona en el que vivió hasta su fallecimiento. La heredera universal recibió además los derechos de todas sus canciones, un apartamento en Miami, la mitad de otro apartamento en la misma ciudad que compró con José Ortega Cano, una finca entre Chipiona y Rota, y las joyas de su madre.