Carlos Marín, el único integrante español del popular grupo musical Il Divo, contemplaba feliz cómo su futura esposa, la también cantante Geraldine Larrosa, descendía de la carroza de cristal tirada por caballos y adornada con flores, al más puro estilo Cenicienta, junto a la rosaleda del hotel Disneyland, en California. Con aspecto radiante de felicidad, a la novia, como una princesa de cuento de hadas, la aguardaban un mayordomo y varios lacayos tocando la trompeta.
Carlos no sólo estaba a punto de convertir a Geraldine en su esposa delante de familiares y amigos, sino que también se mostraba feliz por el éxito de su plan elaborado previamente tras haber propuesto matrimonio a Geraldine la noche anterior. El novio estaba a punto de dar a su futura esposa una gran sorpresa y además hacer realidad su sueño de toda la vida de tener una boda al más puro estilo Disney.
Rosemary Eberhart, hermana de Carlos y madrina de boda, avanzó con las damas de honor, las sobrinas del novio, Noemí, de diecisiete años, y Mireya, de once. Los padrinos fueron el cuñado de Carlos, Alex Eberhart; el actor Miguel Cazorla y Antonio Sebastián. Carlos, de treinta y siete años, también había traído en avión a sus padres, Magdalena Menchero y Carlos Marín, junto con su suegra, France Larrosa, y la pareja de ésta, Francisco Simo.
Entre los invitados se encontraban los compañeros de Carlos en Il Divo, el tenor americano David Millar, el cantautor francés Sebastian Izambard y el ex rockero suizo Urs Buhler. "¡Escuchen, escuchen! Por favor, levántense y reciban a la bella Geraldine Larrosa", así comenzaba la ceremonia. A los sones de la tradicional marcha nupcial, la cantante que parecía increíblemente tranquila para ser una novia que había recibido la noticia de su boda hacía menos de veinticuatro horas avanzó hacia el altar, iluminado con velas y decorado con pétalos de rosas, llevando un bouquet de orquídeas y gardenias color crema y escoltada por su madre.
Durante la ceremonia religiosa un cuarteto que interpretó Let me call you sweetheart (Déjame que te llame mi amor), una canción con un gran significado para los novios, ya que ambos se conocieron hace trece años en Madrid protagonizando el musical Los miserables. "Ensayamos juntos y nos enamoramos. Estamos juntos desde entonces", declara Carlos. Posteriormente, la pareja protagonizaría Grease, Peter Pan y La bella y la bestia. "En cuanto la vi supe que era la única para mí añade. Ella es hermosa y totalmente deslumbrante, pero también es una chica muy dulce y muy intrépida. Nos enamoramos desde el principio, y a lo largo de los años ese amor simplemente ha crecido cada vez más".