Ana Aznar apenas hizo esperar a sus invitados. Sólo pasaban ocho minutos de las siete de la tarde, la hora fijada para la ceremonia, cuando Ana llegó a la basílica del monasterio del Escorial acompañada de su padre, el presidente del Gobierno, José María Aznar. Feliz y muy sonriente, la novia saludó al bajar del coche al numeroso público que le aclamaba.
José María Aznar aguardó a que su hija se colocara el precioso traje de corte clásico que la modista Aby Güemes diseñó en exclusiva para ella. La novia llevaba, además, un bonito tocado floral, muy similar al que lucían las cuatro damas de honor del cortejo nupcial, y que adornaba el moño bajo del que salía el velo. El ramo de la novia estaba compuesto por rosas en tono claro.
Del brazo de su orgulloso padre y padrino, Ana Aznar entró en la basílica del Monasterio de El Escorial. En el lado izquierdo, se encontraban los líderes políticos invitados al enlace, en la parte derecha, los amigos y familiares de los contrayentes, mientras que los reyes don Juan Carlos y doña Sofía ocupaban un lugar de honor en el templo.
La emotiva ceremonia religiosa fue oficiada por el cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela y concelebrada por los padres Ángel García, Jaime Garralda, Agustín Alonso y Jesús Álvarez .
El coro del colegio Nuestra señora del Recuerdo fue el encargado de interpretar la música elegida por Ana Botella para el enlace: el Aleluya en gregoriano y salmo de Haendel; Gloria, gloria, de Bordese; I believe de Ervin Drake, Melodía Armoniada con el Ave María de Gonoud y Misa alemán de Schuebert.