La 74ª Edición de los Oscar ha dado comienzo con el esperado paseo de las estrellas, marcada por el estreno de su nueva sede, el Kodak Theatre, parte de un gran complejo comercial y su retorno al corazón de Hollywood (lejos ya del down town), lugar que les vio nacer en 1929 -la primera ceremonia se celebró en el hotel Roosvelt, a tan sólo una manzana del lugar donde se celebran esta noche-.
En la gran noche del cine las estrellas han puesto todo su empeño en lucir su mejor aspecto. Una velada que ha reunido el glamour de las nominadas, Nicole Kidman, con un traje en tonos rosa acompañada por su hermana, Halle Berry, bellísima, que ha acudido con su marido, Eric Bennet, Marisa Tomei, Sissy Spacek, que ha cambiado su clásico pantalón por una larga falda negra, Judi Dench, nominada por cuarta vez consecutiva, Renée Zellweger con un traje negro palabra de honor, Kate Winslet, acompañada de Sam Mendes, que se ha decantado por el rojo o Jennifer Connelly y del resto de invitadas como Julia Roberts, muy elegante con un traje negro de Valentino, la esposa de Sting, Trudy con un vestido de Jean Paul Gaultier o Cameron Díaz con un diseño de Ungaro. El desfile de astros del cine se ha caracterizado por las medidas de seguridad, extremadas tras los atentados del pasado 11 de septiembre.
Mencionar que por fin se ha desvelado el secreto mejor guardado, las famosas sandalias de un millón de dólares. La actriz que ha lucido tan espectacular joya en sus pies ha sido Laura Harring, protagonista de Mulholland Drive.