"No es un llorón, es que es un benjamín de la academia. En realidad, lo que sucede es que mi hijo tiene sentimientos, como todo el mundo y alguna vez ha llorado. Pero ni más ni menos que los demás". Así hablaba Tito Bustamante, el padre de David el día de la gran final de Operación Triunfo, una velada intensa en emociones en la que el joven de San Vicente de la Barquera fue elegido, contra todo pronóstico -las encuestas realizadas por varios medios de comunicación días antes daban como ganadora a Chenoa-, tercer ganador.
Al margen de la polémica que ha suscitado el sistema de votación a través de los SMS, David Bustamante vive en estos momentos el mejor de sus sueños, como él mismo ha contado en numerosas ocasiones. Sensible, auténtico, sincero, amigo de sus amigos y amante de la familia por encima de todo, el cántabro ha sabido conquistar a su público tanto por sus cualidades artísticas -aunque ha aprendido mucho en la Academia aún le falta soltura sobre el escenario, algo que se suplirá con la experiencia- como por las humanas, que no son escasas.
Desde que, con tan sólo 12 años, se arrancara en una reunión familiar a cantar un tema de los Pecos, David tuvo claro que quería dedicarse a la canción. Se define a sí mismo como un auténtico luchador; le gusta pedir consejos y escuchar las opiniones de los demás, aunque al final hace caso de lo que le dicta su corazón.