Cada vez hay más personas con problemas de fertilidad. No en vano, la OMS hace tan solo unos meses, pedía públicamente en un informe que se facilite el acceso a los tratamientos de reproducción asistida a todo el que lo necesite. El hecho de que el 17,5 % de la población adulta mundial (una de cada seis personas en edad reproductiva) padezcan esterilidad en algún momento de sus vidas es motivo más que suficiente para intentar atajar el problema. En España también se ronda el 17 %, según la SEF (Sociedad Española de Fertilidad). A nivel global es un grave problema que puede, incluso, afectar al índice de natalidad de un determinado país, pero a nivel individual ese problema cobra mucho más peso, pues repercute directamente en el plan vital y existencial de cualquier persona.

Por eso, quienes llevan tiempo buscando sin éxito un embarazo, bien de forma natural o bien mediante un tratamiento de fertilidad, suelen atravesar un arduo camino desde el punto de vista emocional: “en primer lugar, el primer sentimiento que atraviesan estas parejas es mucha frustración, por el hecho de querer conseguir algo que no pueden”, nos cuenta Mart Prat, psicóloga de la Unidad de Apoyo Emocional de las clínicas de reproducción asistida Next Fertility. “En segundo lugar, la frustración da paso a los pensamientos catastróficos sobre el futuro: ‘¿Y si nunca lo conseguimos?’, ‘¿Y si esto afecta a nuestra relación?’”.

“Poco a poco, el miedo va ganando terreno y va haciendo que cada intento fallido se convierta en una carrera contrarreloj” en la que la mayoría de los pacientes cada vez se sienten con menos fuerza para seguir corriendo. “Aquí es cuando pueden comenzar los trastornos de ansiedad, acompañado por síntomas tales como: insomnio, preocupaciones, cefaleas, pérdida de libido, estado de agitación o tensión interna permanente…”, comenta Prat. “Además, la ansiedad muchas veces puede hacer que también aparezca depresión, ya que otro de los sentimientos muy frecuentes son la culpabilidad y la tristeza”.

Estrategias emocionales frente al impedimento de convertirse en madre o padre

Aunque tengan sentimientos similares, la manera de enfrentarse a ellos variará de una persona a otra. “No obstante, a grandes rasgos, podemos decir que estas parejas tienen necesidades relativamente homogéneas, las cuales trabajamos en terapia”. Estas necesidades, tal y como apunta la psicóloga, son las siguientes:

• Aprender a identificar los pensamientos negativos que contribuyen a generar un estado anímico negativo. “Por ejemplo, ‘si no consigo ser padre, mi vida será un completo fracaso’. Una vez dado este primer paso, habrá que aprender “a sustituirlos por otros más racionales y positivos, de acuerdo con los valores de la persona y de la pareja”.
• Aprender estrategias de regulación emocional: “identificación de emociones, técnicas de respiración, técnicas de relajación muscular, meditación…”
• Aprender herramientas de comunicación asertiva y de resolución de conflictos, tanto dentro como fuera de la pareja. “En este sentido, el profesional ha de facilitar un entrenamiento en habilidades sociales para evitar el aislamiento social y facilitar el que la persona pueda expresar sus necesidades emocionales a sus allegados”.
• Refuerzo del autoconcepto, autorrespeto y autoestima en las diferentes áreas de la vida
• Entrenamiento en adquisición de hábitos y rutinas de vida saludables, que ayuden a mantener una alta frecuencia de refuerzos positivos.

¿Deben los afectados comunicar a su entorno el problema por el que están atravesando?

Hay que ser consciente de que algunas de estas parejas se sentirán mejor compartiendo con otras personas sus sentimientos en torno a la problemática que están atravesando, mientras que otras se sentirán más cómodas guardándolos para sí. Partiendo de la base de que hay que respetar una y otra decisión al respecto, “en términos generales, lo que se recomienda es que se comente el problema a las personas más allegadas sin expandir mucho más allá la noticia”.

Sin embargo, los afectados han de “tener en cuenta que, por desgracia, no todas nuestras personas allegadas nos ofrecen una respuesta emocional adecuada”. Por ello, “si somos conscientes de que no vamos a obtener un feedback adecuado por parte de esa persona y que quizás, su forma de intentar abordar nuestro problema nos haga más mal que bien, podemos dejarle al margen”.

Cómo apoyar emocionalmente a parejas cercanas que se encuentran en esta situación

En caso de que decidan compartir con su entorno la experiencia vital que están atravesando, ¿cómo pueden apoyarles a quienes se lo hacen saber? “Básicamente lo que las parejas necesitan en este momento son tres cosas fundamentales: escucha activa, empatía y apoyo incondicional”, subraya Marta Prat. “Es muy importante que las personas allegadas aprendan a escuchar sin juzgar ni dar consejos (que muchas veces pueden herir más que ayudar) y que aprendan simplemente a estar sin adoptar el rol del salvador”.