Islas privadas: El sueño de un paraíso exclusivo

Lujos asiáticos

Cualquiera del centenar de islas destinadas al turismo en el archipiélago de las Maldivas, ya en el Índico, podría considerarse también una isla privada, ya que en cada una no hay más que un hotel, sin poblados, ni restaurantes, ni servicio alguno que no dependa de este establecimiento. Lógicamente, cuantas menos habitaciones sume el hotel, mayor será la sensación de ser dueño y señor, o casi, de la isla.
Algo no muy distinto ocurre en el archipiélago de Fiji, donde varios hoteles, como el imán de celebridades Wakaya Club & Spa, se asientan en una isla privada, aunque también hay otros, como el más pequeño e íntimo Wadigi Island, en los que siempre se tendrá la certeza de tener la isla entera para sí, sin tener que compartirla.

Increíble, pero cierto: también las hay que son asequibles
Algunas tan prohibitivas como las mencionadas de Branson o Copperfield o, algo menos —aunque todas con instalaciones sibaríticas, 'chefs' de nivel y privacidad absoluta—,como Motu Tane, una joya próxima a Bora Bora, con capacidad para una treintena de huéspedes, que se alquila a la semana a partir de 230.000 dólares; Guana Island, en las islas Vírgenes británicas, que se alquila para hasta 32 huéspedes a partir de 19.500 dólares al día, o Bonefish Cay, en Bahamas, con capacidad para sólo 14 invitados, desde 50.000 euros a la semana.

Pero también las hay tan asequibles como los tres 'cottages' de la isla de Scalpay, en las Tierras Altas escocesas, a partir de 140 libras por semana, o la isla de Robinson Crusoe, en Fiji, por 238 euros a la semana. Aunque si se puede conceder un verdadero capricho, entonces lo mejor será comprarse una. Farhad Vladi, propietario de Vladi Private Islands, asegura que la mayoría de las islas privadas que ha vendido en sus tres décadas de experiencia han oscilado entre los 200.000 y 800.000 dólares. Y Private Islands Inc. tiene en sus archivos más de 400 en busca de dueño.