Adentrarse en el delta del río Mekong supone un verdadero espectáculo para los sentidos: colores, olores, paisajes... Tanto en Vietnam como en su vecina Camboya, el río Mekong discurre ajeno a los tristes avatares que han marcado la historia de ambos países. Allí el tiempo se detiene y un paraíso repleto de frutas, manglares y animales exóticos se abre ante nosotros.
La ruta comienza al sur de Vietnam, en la ciudad de Ho Chi Minh, la antigua Saigón, una ciudad bulliciosa que representa el pasado y el futuro del país asiático: las influencias china y francesa se dejan sentir en sus calles, a la vez que los modernos edificios anticipan el prometedor futuro del país. El atractivo de esta ciudad reside, más que en sus escasos monumentos, en el ambiente. Calles atestadas de gente, vehículos de todo tipo, vendedores ambulantes, artistas... todos se mezclan en un aparente caos. Para moverse lo mejor es hacerlo en cyclo (taxis propulsados por pedales) y visitar el distrito 1, centro de la vieja Saigón. Allí los bulevares de Nguyen Hue y Le Loi convergen en el Hotel de Ville (hoy sede del Comité Popular de la ciudad), el histórico teatro de la Ópera y el hotel Continental. Aproveche también para visitar Ben Thanh, el viejo mercado colonial cubierto, y la catedral de Notre Dame (influencia directa del protectorado francés), con sus agujas de color rosado.
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