Viajes

Aragón

Un paseo por los bosques del Moncayo

 1 2 

Alrededores

Monasterio de Veruela. El monasterio donde Bécquer halló la inspiración para escribir algunas de sus rimas y leyendas está situado en un pequeño valle formado por el río Hueca, en el término de la pintoresca villa de Vera de Moncayo, que conserva restos de su castillo del siglo XIV y una interesante iglesia del siglo XVI. Fundado en 1145, es de estilo cisterciense y está cercado por una muralla de un kilómetro de perímetro. Desde el torreón medieval se accede a una avenida arbolada que conduce a la grandiosa iglesia, del siglo XII, y a los claustros gótico y renacentista. Sorpreden también la sala capitular, el refectorio, el scriptorium y otras dependencias que se convierten en escenario de exposiciones de arte, conciertos y prestigiosos cursos. Al monasterio nuevo, levantado en el siglo XVII, se accede mediante una espectacular escalera barroca. (Teléfono 976 64 90 25. Horario: del 1 de abril al 30 de septiembre, de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 19.00 horas; del 1 de octubre al 31 de marzo, de 10.00 a 13.00 y de 15.00 a 18.00 horas; lunes, cerrado. Entrada: 1,20 euros.)

Tarazona. Sobre un cerro, a orillas del río Queiles y rodeado de un entorno natural privilegiado, se asienta el caserío de esta villa, plagada de edificios nobles. En su entramado urbano, en ocasiones abrupto, destacan monumentos importantes como el Ayuntamiento —la antigua lonja del siglo XVI, que muestra en su fachada el historiado y espectacular friso que relata la coronación de Carlos V— y el palacio episcopal, sede de los Reyes de Aragón y de sus Cortes. La catedral gótica de Nuestra Señora de la Huerta —que guarda un claustro mudéjar y un museo—, la plaza de toros vieja, el barrio judío, la iglesia de Santa María Magdalena y el palacio y jardín de Eguarás, del siglo XVI, son otros de sus atractivos turísticos.

Trasmoz y Añón de Moncayo. Los castillos convertidos por Bécquer en residencia de algunos de los protagonistas de sus leyendas. Los Fayos. Su casco urbano se balancea en lo alto de un abismo sobre el río Queiles, bajo la famosa cueva del Caco. La belleza del lugar fue descrita por el Marqués de Santillana y por Bécquer. Además de las ruinas del castillo, del palacio de los duques de Villahermosa y de la iglesia, lo más notable es ver el espectáculo que ofrecen los buitres en los cortados.

Borja. La colegiata de Santa María, del siglo XV, posee un espléndido retablo mayor barroco y quince tablas de pintura
aragonesa de estilo hispano-flamenco en su sacristía. Otros monumentos de interés son: el convento de la Concepción, la casa de las Conchas y el santuario de la Misericordia.

Agreda. Pequeña villa soriana de empinadas calles y reminiscencias medievales, que guarda restos de su antigua muralla y castillo. El palacio de los Castejones, el barrio morisco, la iglesia de Nuestra Señora de la Peña, la gótica de San Miguel y el entorno de la irregular plaza Mayor son otros rincones a destacar en la localidad.

 1 2