La guarnición musulmana de Magerit pasó en 1085 a manos de Alfonso VI de Castilla, aunque no fue hasta 1561, bajo el reinado de Felipe II, cuando Madrid se erigió en sede permanente de la Corte.
A partir de entonces, la capital se fue engalanando con iglesias y palacios y comenzaron a formarse los barrios que hoy integran su casco antiguo, al tiempo que se llenaba de gentes de toda España, que llegaban a la Villa y Corte buscando el sustento. Viene, pues, de lejos el hecho de que, al igual que ocurre hoy, pocos o muy pocos puedan considerarse verdaderos «gatos», porque quién más y quién menos tiene sus orígenes en otro lugar. De esta manera, Madrid es de todos y de nadie, con el añadido aún reciente de los ciudadanos llegados de Africa, Oriente y América Latina, que convierten el céntrico barrio de Lavapiés en uno de los cogollos más coloridos y multiétnicos de España.
Así, en Madrid, con sus tres millones de habitantes, cabe casi todo. Desde los edificios de vanguardia de la zona de Cuzco a las tiendas más selectas de la calle Serrano; desde los elegantes barrios de Salamanca y Chamberí a los más castizos del mencionado Lavapiés y el llamado Madrid de los Austrias, amén de algunos de los mejores museos del país, los restaurantes de toda nacionalidad o una nutrida oferta de eventos culturales, que despliegan a lo largo del año propuestas para todos los gustos, sin olvidar su famosa vida nocturna, concentrada en los aledaños de la calle Huertas, los Austrias o el revitalizado barrio rosa de Chueca.
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