La Caldera de Taburiente

La Palma está situada en el extremo Occidental del archipiélago. Con un pie puesto en el continente africano y el otro en el Nuevo Mundo, ha sido tradicionalmente una isla próspera y culta, su variedad geográfica, dominada por el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente, de origen volcánico, la convierte en destino favorito de naturalistas y amantes de la tranquilidad. De todas las islas Canarias, puede que sea La Palma la que se lleve la palma —aunque suene a redundancia— por su belleza y su variedad.

Situada al Oeste de Tenerife con 706 kilómetros cuadrados que la forman se da una singular amalgama de ecosistemas y particularidades geológicas, alcanzándose los 2.426 metros de altitud. Un desnivel notable para una isla que apenas supera los 45 kilómetros de largo.
Nacida de la febril actividad volcánica submarina que tuvo lugar por estas regiones atlánticas hace 30 millones de años, La Palma, junto a El Hierro, fue la última en formarse y es la única en la que sigue existiendo una dorsal volcánica en plena actividad. Fue hace sólo veinticinco años cuando el Teneguía decidió vomitar lava y ceniza durante más de veinte días, regalando varias hectáreas de tierra virgen a los vecinos de Fuencaliente, al Sur de la isla.