Las dunas de Maspalomas

Seis kilómetros de arena, que el sol tiñe de fuego al atardecer, convierten la extensa playa en un auténtico desierto.

Más allá de la población de Maspalomas —meca de visitantes nórdicos— están las dunas, un apasionante ecosistema lleno de movimiento y de vida que le ha valido el título de Reserva Natural Especial. Y más allá del litoral se alza la impresionante mole volcánica propia de las islas más viejas, geológicamente hablando: Las Cumbres.

Un bastidor formado de barrancos cortados a navaja, roques surgidos de los restos erosionados de planchas de aglomerado volcánico, y calderas apagadas desde hace mucho tiempo son los elementos que configuran el Parque Rural del Nublo, al interior de la isla; un mundo de cimas poco pobladas, envueltas en leyendas prehispánicas. .

Desde Las Palmas habrá que ascender hacia Santa Brígida para llegarse a San Mateo, a menos 25 kilómetros hacia el interior. Habrá que continuar por un mar de curvas y cuesta arriba hasta alcanzar la Cruz de Tejeda, ya en el interior del Parque. Aquí, a 1.300 metros, la vista es espectacular y se pueden apreciar en toda su grandeza los contornos de la isla.