Siempre es buen momento para conocer los numerosos alicientes que encierra el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, pero en otoño más que nunca. Bien lo saben los numerosos senderistas y montañeros que a lo largo del año disfrutan de los encantos de este espacio natural de 15.000 hectáreas que guarda uno de los ecosistemas más singulares de la cordillera pirenaica, formado por la erosión de los glaciares sobre el valle del río Arazas. Aquí podrás encontrar picos de más de 3.000 metros, glaciares, espesos bosques de hayas y abetos, saltos de agua y una fauna excepcional. ¿Se puede pedir más?
Después de visitar Aínsa, capital de la comarca del Sobrarbe y poseedora de uno de los cascos medievales mejor conservados del Pirineo, en el camino hacia Ordesa te surgirán mil y una propuestas para perderte: el Museo de las Almadías de Laspuña; el cañón de Añisclo; Boltaña y, en sus inmediaciones, las gargantas del río Yesa, el despoblado de Silves o los bosques del valle del río Guarga; la antigua villa de Fiscal o el valle de Bujaruelo, entre otras.
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