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Mapa de situación.
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Imagen del pueblecito de Haro, rodeado de viñedos.
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Pregunte usted a cualquier extranjero si conoce algún vino español y, a buen seguro, que contestará sin pestañear: “el rioja”. Aunque, evidentemente, en España existen otras muchas denominaciones, lo cierto es que el nombre de La Rioja ha estado y está universalmente ligado al vino. Cruce de caminos, paso obligado para los peregrinos del Camino de Santiago, en esta Comunidad, además de sus tesoros artísticos y culturales, existen lugares que muy bien podrían ser considerados ‘santuarios’. Son sus bodegas, donde se mima el vino para conseguir un producto que le ha dado fama en el mundo entero. ¿Le gustaría realizar una visita a alguna de ellas y realizar ‘in situ’ una cata?
Y qué mejor manera que comenzar este recorrido por Logroño, capital de La Rioja y sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen, una ciudad tan apegada al vino que, incluso, en unas ordenanzas municipales del siglo XVII ya se recogía la prohibición de circular a los carros con ruedas de hierro para no perturbar el reposo del vino que se almacenaba en las bodegas subterráneas que recorrían la ciudad. Hoy día la mayor parte de ellas se han trasladado a las afueras de la ciudad y las viejas cuevas se han dedicado a otros menesteres; un ejemplo de ello son las antiguas bodegas de la plaza de San Bartolomé, hoy sede del Colegio Oficial de Ingenieros.
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