El recuerdo de Vacaciones en el mar, aquella serie que seguro rememoran quienes fantasean con la idea de embarcarse las próximas vacaciones, es la primera imagen que se evoca al soñar con unos días a bordo. Sin embargo el lujo asociado a la idea no siempre se corresponde con la realidad. Rara vez, y menos en los meses más caros de julio y agosto, se dan duros a peseta. No hay dos cruceros iguales y menos en los últimos años, en los que tanto la oferta de destinos como de tipos de crucero se ha multiplicado hasta límites inimaginables, por lo que dar con el crucero que se ajuste a las expectativas de cada uno exige informarse a conciencia antes de contratar.
El crucero perfecto es, simplemente, el que encaja con los gustos de cada cual, y para dar con él no conviene dejar ningún aspecto al azar ni decantarse por el primero que le ofrezcan en la agencia. Es clave tomarse un tiempo para reflexionar sobre lo que se espera, de qué presupuesto se dispone y con quién se va a viajar, y una vez claros estos aspectos, cotejar las opciones que le propongan en su agencia e informarse de otros puntos clave como qué se incluye y qué queda fuera del precio para no llevarse sorpresas una vez allí.
Las grandes rutas
El Mediterráneo es una de las primeras elecciones entre quienes se inician en el mundo del crucero. Su proximidad lo convierte en una de las opciones en las que resulta más sencillo encontrar ofertas a buen precio y, también, en una de las más indicadas para viajar con niños ya que no obliga a realizar vuelos largos para llegar a destino. La costa italiana, la tunecina o la turca, al igual que Montecarlo, islas como Malta o Sicilia o el universo de las islas griegas proponen una combinación casi ilimitada de destinos.
También habrá que optar por un buque de dimensiones descomunales e infinidad de servicios o por un yate o un velero donde una vivir una experiencia más íntima y personalizada, al igual que habrá que decidirse por el precio de oferta de los cruceros más populares o por los barcos más exquisitos en los que tanto la gastronomía como el servicio o las facilidades responden al más alto nivel. En Europa no se debe olvidar la alternativa de los cruceros fluviales por ríos como el Danubio o el Rhin, así como los cruceros que surcan los fiordos o el Báltico.
El Caribe es, al menos en el imaginario colectivo, el escenario por antonomasia del crucero. No es pues casualidad que sus aguas turquesa y sus paisajes de trópico concentren la mayor oferta de cruceros del mundo y que, también aquí, la variedad de itinerarios y tipos de crucero sea vastísima tanto en buques de lujo como en cruceros más asequibles. Otros escenarios a lo ancho y largo del continente americano quedan ya sí reservados, casi sin excepción, a los bolsillos pudientes: desde la Patagonia, Alaska o la Antártida hasta los cruceros que circundan buena parte del continente.
Igualmente para ocasiones de una vez en la vida quedan reservados los cruceros por escenarios tan exóticos como las islas del Índico, las costas del Sureste asiático o los Mares del Sur, así como la experiencia a bordo de buques con pedigrí como el Queen Mary 2, una auténtica ciudad flotante con incluso planetario a bordo que en agosto realizará el trayecto Barcelona-Nueva York.
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