Vasco de cuna, Jon Kortajarena encontró en Lanzarote su lugar de desconexión. Rehabilitó hace unos años una casa de los 70 frente al mar en el pueblecito pesquero de Famara, al norte de la isla, la convirtió en su refugio y ahora está disponible para alquilar. “Bilbao significa volver a mi familia, a mis raíces, a lo que he ido adquiriendo en mi infancia. Cuando vuelvo a Lanzarote busco mi paraíso, mi sitio para desconectar y disfrutar del silencio, para escucharme desde otro sitio”, decía en una entrevista.
El compromiso de Jon Kortajera con el medio ambiente se refleja en Casa Sua (casasualanzarote.com), cuyo nombre significa fuego en euskera, no podía ser otro en esta isla volcánica. Situada sobre una zona rocosa y con la playa de Famara a los pies, la arquitectura de la villa es simple e imperfecta a propósito y está basada en un principio: el contacto con la naturaleza y el respeto por la grandiosidad del paisaje.
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Por eso, los materiales que predominan en la casa de Jon Kortajarena son el cristal, el cemento pulido, la piedra, la madera, el hierro, el lino. De la vivienda original se han creado cinco alojamientos con estancias abiertas, grandes ventanales que bañan la casa de luz natural, detalles sobrios y eclécticos y objetos que el propio modelo ha ido comprando en sus viajes por el mundo. Todo en este refugio transmite un ambiente sereno, consonancia con la isla y una sensación de paisaje infinito.
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En la planta alta de la finca está la casa principal (616 € la noche), que comparte piscina con dos apartamentos –dos habitaciones dobles y terraza privada cada uno– (259 €) y un estudio independiente en un entorno de palmeras (200 €). Lujo sobrio en cuatro alojamientos a los que no les falta de nada en ellos, ni amenities premium, ni menaje de hogar, ni mobiliario chill out, ni hamacas en la piscina para disfrutar del lugar. También hay servicio de masajes y transfer al aeropuerto a disposición. Si se quiere, la villa se puede alquilar completa, 220 m2 a 1334 euros la noche.
CALETA DE FAMARA
Quien se aloja en Casa Sua descubre su entorno, empezando por lo más próximo: Caleta de Famara, apenas una pequeña aldea de tradición pesquera de casitas blancas de una o dos alturas, con sus puertas y ventanas pintadas de azul o verde, sus callejones de arena y el silbido del viento acompañando el continuo romper de las olas. Un lugar hermoso y a la vez salvaje donde comer un excelente pescado tradicional o una cazuela de pulpo en cualquiera de sus restaurantes (El Rincón de la Abuela, Costa Famara…), que lo preparan al estilo tradicional. Desde aquí se ven con claridad los islotes del archipiélago Chinijo, la reserva marina más grande de la Unión Europea.
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PLAYA DE FAMARA
A los pies de Casa Sua está el epicentro de la actividad surfera en Lanzarote, los más de 5 kilómetros de la playa de Famara, bordeados por un impresionante risco que todo el año, pero más aún cada mes de octubre, se convierte en un punto de encuentro de aficionados al surf y al kitesurf, pues se celebran en ella pruebas del campeonato mundial. Pero también es buen lugar para iniciarse en estos deportes, empresas como Surf Famara (surffamara.com) o Lanzarote Surf (lanzarotesurf.com), ofrecen cursos y alquiler de tablas y equipos.
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Dar la bienvenida al día o despedirlo desde la arena viendo cientos de tablas sobre las aguas resulta tan sobrecogedor como hacerlo desde la explanada del Bosquecillo, en lo alto del risco, donde la vista no tiene fin. Cuando la marea baja, la playa despliega toda su belleza, porque el agua forma una delgada capa sobre la arena que refleja el cielo y el risco como un gigantesco espejo.
LA GRACIOSA
Desde el Mirador del Río, que César Manrique levantó en el risco de Famara, se contempla la mejor panorámica de la única isla habitada del archipiélago de Chinijo: La Graciosa, y la octava de Canarias, que muchos piensan que son solo 7. Pero mejor será conocerla de cerca, tomando en Orzola el barco que, en 30 minutos llega hasta ella. Así se descubre en bicicleta su naturaleza virgen, sus volcanes rojizos, sus playas de aguas turquesa y arena blanca (la Lambra, la del Salado, de la Cocina…)...
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Son solo 29 kilómetros cuadrados los que tiene y los pocos habitantes que residen en ella se agrupan en Caleta del Sebo, no hay más poblaciones. El encanto de estar en la isla es pisar un lugar diferente, ver a los pescadores limpiar las capturas del día junto a sus casas blancas, las fantasías labradas en las calizas del volcán Montaña Amarilla u observar a las aves que pueblan estos cielos.
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JAMEOS DEL AGUA
Las maravillas del norte de Lanzarote no terminan aquí. En el extremo nororiental se halla uno de los tubos volcánicos más largos y bellos del mundo, originado por la erupción de un volcán hace 5000 años y que ha dado lugar a varias cavidades y una enorme gruta con un lago subterráneo donde habita habita una especie única en el mundo: el cangrejo albino. También el artista lanzoroteño César Manrique intervino en este entorno, del que forman parte los Jameos del Agua –con un auditorio natural que se utiliza para conciertos– y la Cueva de Los Verdes.
VILLA DE TEGUISE
A 40 minutos de Casa Sua está Teguise, que forma parte de Los pueblos más bonitos de España y cuyo casco histórico hay que pasear para hacerse a la idea de cómo era la vida en la isla durante los primeros tiempos de presencia colonial. La que fuera antigua capital de Lanzarote hasta 1847, cuando pasó el testigo a Arrecife, conserva un notable conjunto de edificaciones: casas tradicionales y señoriales, conventos…, entre las que destacan el castillo de Santa Bárbara, en la cima del volcán de Guanapay y ahora convertido en un museo en el que se cuenta la historia de la piratería de Canarias; el Palacio Spínola; la casa del Timple, dedicada a un tradicional instrumento; la antigua iglesia de Guadalupe y el convento de San Francisco. Los domingos por la mañana, la atracción es su mercadillo, uno de los más grandes de Canarias, y en el que se puede encontrar de todo, desde antigüedades a productos ecológicos.