Como sacada de un cuento Hans Christian Andersen, la localidad de Gstaad se encuentra en un privilegiado enclave suizo, en la región de Berna, al suroeste del país. Pese a ser uno de los destinos más codiciados por la jet internacional, aún conserva ese aire de pueblecito alpino en el que el tiempo parece pasar despacio. Es ese encanto propio de las aldeas de alrededor, donde los lugareños viven un estilo de vida relajado y ciertamente ajeno a las burbujas de champagne, el que atrae a sus prestigiosos visitantes, pero también algo más.
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Pequeñas calles peatonales perfectamente cuidadas, chalets de estilo alpino con los techos repletos de nieve, emblemáticos hoteles, las tiendas más caras y exclusivas donde se derrocha glamur, sus 200 km de pistas de esquí... todo ello rodeado de bosques, prados y lagos, y enmarcado por los impresionantes Alpes suizos. Así se entiende que Gstaad se haya convertido en el paraíso perfecto de royals, grandes fortunas internacionales y celebrities de todo el mundo, porque aquí encuentran todo esto y más.
A diferencia de otras estaciones de esquí como Chamonix, St. Moritz o Aspen, en Gstaad lo que se busca -y se consigue- es tranquilidad y, ante todo, discreción. Más allá de las maletas de Louis Vuitton que llegan a los hoteles en los maleteros de Porsches, Maseratis y Ferraris, los birkins de Hermés que se pasean por la Promenade (su calle más comercial), las joyas de Cartier o Chopard que se exhiben en sus discotecas y las botellas de Crystal que se descorchan en sus exclusivos restaurantes, Gstaad es el sabor, el color y el olor de un lugar idílico, una postal en pleno corazón de los Alpes, que emana calidad y lujo por los cuatro costados.
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POR QUÉ GSTAAD
Aunque Gstaad lleva recibiendo la visita de turistas desde hace más de cien años, no siempre sus visitantes habían disfrutado de la temporada invernal. La declaración del esquí como nuevo deporte olímpico durante los años veinte, y una glamourosa y seductora estrategia publicitaria, pronto hicieron que la alta sociedad europea quisiera empezar a practicar este nuevo deporte tan sofisticado. Así, el emblemático Gstaad Palace junto con otros establecimientos de la zona, se propusieron extender la temporada turística más allá del verano, dando lugar a la temporada de esquí.
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Años más tarde, a principios de los años 60, la revista Time lo eligió como el it place de la aristocracia europea, convirtiéndolo en el destino ideal de la alta sociedad americana, y poniéndolo así en el punto de mira de Hollywood. Actrices como Elizabeth Taylor, Audrey Hepburn, Claudia Cardinale, Julie Andrews o Grace Kelly, y actores como Clark Gable, Rock Hudson o Cary Grant pronto lo eligieron como su retiro invernal perfecto.
EL GSTAAD DE LAS CELEBRITIES
Tal es la devoción de muchas celebrities por este lugar que incluso algunos lo han elegido para celebrar su boda. Es el caso de Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo, quienes celebraron en Gstaad la ceremonia religiosa en 2014, después de la civil en Mónaco. Bien es cierto que además de por el glamur, los novios la eligieron por haber sido lugar de residencia de Tatiana Santo Domingo durante los años que estuvo interna en el colegio Le Rosey, donde estudian muchos hijos de aristócratas y grandes fortunas. Hoy siguen tan enamorados del lugar que en enero de 2023 trasladaron su residencia a Saanen, una pequeña localidad alpina cercana a Gstaad.
No son los únicos miembros de la realeza que se dejan ver por aquí. Carolina de Mónaco y el resto sus otros hijos, Carlota y Pierre Casiraghi, también son habituales. Tampoco será raro ver por el boulevard Promenade, el corazón de las compras, a las hermanas Ecclestone, Anne Hathaway. Madonna o Paul McCartney. Y el diseñador Valentino tiene aquí su casa de montaña, el chalet Gifferhorn, donde le gusta celebrar la Navidad.
Entre las celebrities españolas, el año pasado pudimos ver allí a Carla Goyanes y Jorge Benguría que pasaron el día de reyes en este enclave alpino y no era la primera vez que algunos miembros de la familia Goyanes disfrutaban de este magnífico enclave. Como también lo han hecho en ocasiones Borja y Blanca Thyssen.
Lo mismo que han hecho este 2024 Tamara Falcó e Íñigo Onieva, quienes han comenzado el año en las pistas de esquí de Gstaad y practicando raquetas de nieve.
Tampoco es difícil encontrarse allí Normal Duval junto a su marido, Matthias Kühn, ya que el matrimonio reside allí, donde se mudaron tras su boda y donde lleva una vida tranquila disfrutando de este paraíso, que lo es todo el año, no solo en temporada invernal.
LOS DEPORTES DE INVIERNO
Gstaad, además del glamur, es deporte. De hecho, dispone de una gran variedad de deportes de invierno, de más de 200 kilómetros de pistas de esquí y del único glaciar esquiable del Oberland bernés, el Glaciar 3000. Gstaad es también una de las tres mejores zonas de esquí de fondo de Suiza. Las exclusivas pistas de Gstaad, como Eggli, Wispile o Wasserngrat cuentan también con clubs y restaurantes donde poder descansar y disfrutar de la excelente comida alpina.
También es un autentico paraíso de la diversión, con varios snow parks y muchas pistas de trineos o de skating -patinaje- o curling, además de una red de 185 de kilómetros de caminos por los que practicar con las raquetas puestas.
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EL APRÈS SKI
Si hay un ‘deporte’ que se practica en Gstaad casi tanto como el esquí, ese es el après ski. Pasearse por sus preciosas calles peatonales es casi obligatorio entre la gente guapa que vista la localidad.
Si el dinero no es un problema, el shopping más exclusivo se encuentra en la misma Promenade: Cartier, Chopard, Rolex, Chanel, Hermés, Moncler o Louis Vuitton tienen sede en esta pequeña, pero muy exclusiva avenida. No hay bulevar más corto y más popular en todo Suiza.
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Si uno lo que se quiere es relajarse y desconectar nada mejor que reservar cita en alguno de los espectaculares spas de hoteles como el Gstaad Palace (palace.ch), el Bellevue Hotel (bellevue-gstaad.ch), el Gran Hotel Park (parkgstaad.ch) o el nuevo The Alpina Hotel (thealpinagstaad.ch/en). Una extensa carta de tratamientos es lo que ofrecen estos centros de belleza y bienestar, que harán las delicias de muchas it girls.
UNA FONDUE DE QUESO SUIZO, POR FAVOR
Pero no solo hay que pasear, también hay que tener tiempo para dejarse ver en alguno de los exclusivos restaurantes que pueblan este diminuto pueblo suizo. Así, si se reserva mesa en el restaurante La Cave, del hotel boutique Olden (hotelolden.com/de/gastronomie/la-cave), será muy fácil comprobar que posiblemente nuestros compañeros de mesa sean algunos de los famosos mencionados.
Pero si se quiere disfrutar de un buen aperitivo antes de cenar, lo mejor es pasarse por La Fromagerie del Gstaad Palace (palace.ch/en/culinary/la-fromagerie) un autentico must en el que degustar deliciosos quesos suizos y los mejores caldos nacionales e internacionales. Por la noche, todo el mundo que es alguien quiere dejarse ver por GreenGo, la discoteca de este mismo hotel. Allí acude la gente guapa, muy guapa, y con ganas de mover el esqueleto.
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PARA DORMIR
Indiscutiblemente, el hotel más emblemático de todos es el Gstaad Palace (palace.ch). Imposible conseguir fecha en épocas señaladas, y siempre lleno de VIPs hasta la bandera. Despuntando en lo alto de una colina a 1000 metros de altitud, por este hotel ha pasado el firmamento de Hollywood al completo y todas las casas reales europeas. Sin lugar a dudas, es el epicentro de la vida social en esta pequeña localidad alpina, el lugar por donde todo pasa.
Hace algo más de diez años abrió sus puertas The Alpina (thealpinagstaad.ch) y en poco tiempo se convirtió en uno de loas más demandados de la localidad. Sus 56 habitaciones y suites se reservan con meses de antelación y su exclusivo spa Six Senses, de más de 2000m2, se ha convertido en parada obligatoria de toda socialité que visita Gstaad. Cuenta con siete espacios gastronómicos diferentes y de su restaurante japonés, Megu, se hablan maravillas, tanto que fue elegido mejor restaurante asiático de todo Suiza.
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