Tordesillas es una villa llena de historia y eso se traduce en un importante legado monumental, que por algo sus palacios, iglesias, plazas y calles han sido escenario de acontecimientos tan importantes como el reparto del mundo por los reyes de Castilla y Portugal y el lugar donde Juana I de Castilla vivió recluida durante años. Si hay que empezar por algún sitio a descubrirla es el Real Monasterio de Santa Clara, que fue el primer palacio de la villa y una obra cumbre del estilo mudéjar.
La plaza Mayor es el lugar por donde pasa la vida en Tordesillas, desde ella hay que ir en busca de las Casas del Tratado, esos palacios en los que se llevaron a cabo las negociaciones entre Castilla y Portugal en 1492 y hoy es un museo en el que entender los antecedentes y las consecuencias de ese tratado histórico declarado Patrimonio de la Humanidad. Acoge, además, una exposición permanente de maquetas en miniaturas de edificios emblemáticos de Castilla y León.
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Otro museo interesante es el de arte sacro de la iglesia de San Antolín, que tiene obras de Gregorio Juan de Juni, Pedro de Mena y otros grandes artistas, pero además un magnífico mirador al que se accede por la escalera de caracol de su torre circular. Y didáctico, el museo dedicado al encaje, que ocupa una casona del siglo XVII del casco histórico.
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Tordesillas tiene otras iglesias (Santa María, San Pedro…), restos de la muralla que rodeaba toda la villa (la torre de Sila), un puente de origen medieval con 10 ojos y una ruta de arte urbano que ha revitalizado y embellecido muchos de sus edificios creando verdaderas joyas artísticas.
Esta localidad vallisoletana tiene también su cara natural: las Riberas de Castronuño, donde ver hasta 260 especies de aves, extensas zonas de pino piñonero, campos de cereales y la vega del Duero que atraviesan los peregrinos que pasan por Tordesillas hacia Santiago siguiendo el Camino del Sureste. Es el río que da vida al enoturismo en las tierras del Verdejo. Estamos en la ruta del vino de Rueda.
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Por eso, no hay actividad más apropiada que saltar de bodega en bodega en este paisaje de cepas retorcidas que, además de Tordesillas se extiende por los municipios de La Seca, Rueda y Serranda. Hay múltiples desperdigadas por todo el territorio. Entre las imprescindibles destaca la solera de Castelo de Medina (castelodemedina.com), hasta la elaboración ecológica de Menade (menade.es). Otras ofrecen añadidos singulares como Yllera (grupoyllera.com), con la recreación del Hilo de Ariadna en sus galerías subterráneas, o Bodegas Mocén (bodegasmocen.es), que es todo un legado de arte: una biblioteca inaugurada por Camilo José Cela.
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Sin salir del casco histórico, en Tordesillas encontramos una bodega visitable: Bodegas Muelas (bodegasmuelas.com), que mantiene su actividad vitivinícola desde 1886. Organizan visitas esenciales por sus tres niveles, otras que pueden ir acompañadas de aperitivo, catas a ciegas para probar nuestras capacidades olfativas y gustativas, catas de vino de guarda y también otras más específicas centradas en descubrir ediciones limitadas de sus elaboraciones.
Olite, un pueblo medieval y una escapada con sabor a vino
Visitas y catas ofrece a solo 6 kilómetros de Tordesillas, CopaBoca, que dispone de 135 hectáreas de viñedo propio pertenecientes a la Reserva Natural Vegas del Duero-Riberas de Castronuño y elabora en su bodega las nuevas tendencias en el mundo del vino, es decir frizzantes, espumosos, vinos de colores…
EL DESCANSO Y LA COMIDA… EN EL PARADOR
Ningún lugar mejor que el Parador de Tordesillas si se va a alargar la estancia y pasar noche en este entorno. Ocupa una casa solariega rodeada de un frondoso pinar y cuenta con un cuidado jardín, piscina climatizada, sauna y baño turco. Y para disfrutar a la mesa, platos de la gastronomía tradicional castellana como las legumbres, los asados, la especialidad local, el gallo turresilano y, por supuesto, los vinos de la Ribera del Duero, que por algo Tordesillas toma asiento a orillas del río.
Entre los mejores restaurantes de la localidad también está Alquira (restaurantealquira.es), que triunfa con sus carnes de vacuno de raza retinta y sus pescados frescos a la parrilla. En su antigua bodega, más de 300 referencias de los mejores vinos, entre los que no faltan los de la tierra.
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Quien pasa por Tordesillas acaba pasando por el monasterio de Santa Clara y hacerse con la repostería artesana que elaboran las monjas: pastas de té, delicias de nuez, tejas de almendra, cocadas, perrunillas y hasta corazones de Castilla. Para llevarse el mejor sabor de boca a casa.