Autenticidad y valor excepcional. Por fin la riqueza talayótica de la isla de Menorca obtiene el reconocimiento mundial que se merece. Una candidatura compuesta por 25 yacimientos arqueológicos que representan la prehistoria, especialmente las épocas del Bronce y el Hierro. Mesas de muchas toneladas, barcas de pura roca para navegar al más allá, y torres, infinidad de ellas.
Dedicarse a conocer todos los monumentos prehistóricos de Menorca es misión imposible. El viajero que se lo propusiera tardaría años. Y es que hay la friolera de 1.500, dos por kilómetro cuadrado, lo cual convierte a la isla en uno de los más grandes, densos e impactantes yacimientos arqueológicos del mundo. Una buena idea es visitar los diez más llamativos, recorriendo la isla de este a oeste, desde la capital, Maó, hasta Ciutadella siguiendo esta ruta talayótica:
TREPUCÓ Y SA PEDRERA DES PUJOL
A solo dos kilómetros de Maó, en dirección a Sant Lluís, se halla el poblado de Trepucó, uno de los mayores de Menorca, donde pueden admirarse dos talayots erigidos entre los años 1.000 y 700 a. C., restos de viviendas (650-123 a.C.) y una taula colosal (850-450 a.C.), con una piedra soporte de 4,20 metros y otra encima de 3,65, en la que podría comer cómodamente una familia de cíclopes.
En Sant Lluís vale la pena visitar el talayot de Sa Pedrera des Pujol, no tanto por el monumento en sí, como por la amplísima vista que se abarca desde su cima y por el restaurante del mismo nombre que está justo al lado, uno de los mejores de la isla.
También lee: De cala en cala por la costa de Menorca, más cerca del paraíso
TALATÍ DE DALT
Muy cerca también de Maó, pero camino de Alaior, se encuentra el poblado talayótico de Talatí de Dalt, que está hermosamente integrado en el entorno natural y posee la taula más singular de la isla, ya que una cercana columna, probablemente caída de forma accidental, se apoya en el lateral de la T central. Si no pesara muchas toneladas, se diría que es una taula plegable.
NAVETAS DE RAFAL RUBÍ
Cuatro kilómetros más adelante se descubren las navetas de Rafal Rubí, un par de tumbas colectivas con una losa perforada de acceso a la cámara interior, que están divididas en dos niveles. La datación de los restos humanos hallados en una de ellas sitúa estos enterramientos alrededor del año 900 a.C.
ENTORNO DE ALAIOR
En esta zona hay otros tres yacimientos importantes: el de Torralba d’en Salort, que alberga uno de los recintos de taula más bellos, monumentales y mejor conservados de la isla, como si los sacerdotes que ofrecían sacrificios a Tanit (de esta diosa púnica se ha hallado una representación en terracota) hubieran oficiado ayer y no hace 2.000 años.
El de Torre Llisà Vell, cuya taula está rodeada por un alto y espeso muro circular de piedra seca, que la hace aún más misteriosa y fotogénica
También lee: De Mahón al Parque Natural de la Albufera des Grau en manos de la naturaleza
El de Torre d’en Galmés, que es el poblado prehistórico más grande de la isla (66.000 metros cuadrados), con tres talayots, un recinto de taula, un sistema de recogida de aguas pluviales, 27 casas circulares compartimentadas por paredes radiales y tres salas hipóstilas que quizá servían de establos o almacenes, todo ello sobre una colina desde la que se divisa buena parte de la costa sur de Menorca y, en los días claros, la vecina Mallorca.
NAVETA DES TUDONS
Poco antes de llegar a Ciutadella, hay que parar (todo el mundo lo hace) para visitar la naveta des Tudons, que es el monumento más emblemático de Menorca y su imagen más icónica, más incluso que sus calas perfectas. También es el edificio íntegramente conservado más antiguo de Europa (1.200 a.C.), 800 años más viejo que el Partenón.
En esta tumba colectiva se encontraron, al ser excavada y restaurada a mediados del siglo XX, los restos de un centenar de individuos y de sus ajuares funerarios. Puede que su forma de barco invertido no fuera intencionada. O puede que sí. Desde luego, es muy adecuada para navegar, con la quilla mirando al cielo, por las aguas del más allá.
MÁS ALLÁ DE CIUTADELLA
Desde Ciutadella solo hay que hacer dos breves escapadas para completar la ruta. Al sur, yendo hacia las playas de Son Saura, está el poblado talayótico de Son Catlar, el único que conserva intacta su muralla ciclópea, de un kilómetro de longitud y dos metros de anchura. Y en la costa norte de Ciudadella, la necrópolis de Cala Morell: 14 cuevas excavadas en la pared de un barranco que forman uno de los mayores y más espectaculares cementerios prehistóricos de la isla.
También lee: Los mejores senderos de Baleares acaban en calas paradisíacas