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De castillo en castillo por Segovia con parada en sus hornos de asar

Tres castillos espectaculares dominan el paisaje de pinares de la meseta segoviana: Coca, Cuéllar y Turégano. Tres encantadoras villas donde, además, tienta el olor del cordero asado en sus excelentes figones.


5 de septiembre de 2023 - 10:15 CEST
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El recorrido que proponemos acerca a tres de los castillos más sobresalientes de la provincia de Segovia. Castillos que en su día fueron fronterizos y luego núcleo de poblaciones importantes, dando origen a las llamadas Comunidades de Villa y Tierra. Lejos de la imagen de la Castilla cerealista, aquí son bosques espesos de pinos resineros los que sombrean las carreteras que unen las fortalezas de Coca, Cuéllar y Turégano y alimentan sus hornos de asar, que por algo estamos en plena “ruta del cordero”.

 

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EL CASTILLO ROSA DE TURÉGANO

Tomando con referencia la capital segoviana, a media hora de camino está el primer castillo de la ruta, el de Turégano, que en realidad es un castillo-iglesia y ¡de color rosa!, por el color de sus piedras. En origen debió ser alcazaba mora. Allí se levantó la iglesia románica de san Miguel, a la cual siglos después se añadieron elementos militares, quedando el templo embutido dentro de la fortaleza. Además, fue un regalo de la reina Urraca a la mitra de Segovia y el batallador prelado Arias Dávila lo reconstruyó para enrocarse en él y enfrentarse a Enrique IV. Para colmo, después se añadió una espadaña que acentúa aún más su carácter clerical.

Como actualmente está sin uso y no se puede visitar por dentro, se disfruta de su estampa sentado en las terrazas de la plaza porticada, donde se encuentran los mesones que tanta fama han dado a Turégano, como Casa Holgueras (casaholgueras.com), el restaurante con más solera de la villa, que lleva más de 100 años sirviendo el asado tradicional.

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Y EL DE CUÉLLAR

Después de dejar atrás Aguilafuente, en 40 minutos se alcanza Cuéllar, que es también un conjunto monumental impresionante que sorprende de un vistazo por sus dos torres góticas y siete románicas, aparte de esa especie de ciudadela con restos de murallas y una puerta en torno al castillo-palacio del Duque de Alburquerque. El castillo fue usurpado por Enrique IV a su hermanastra Isabel (la futura reina Católica) y concedido a su favorito don Beltrán de la Cueva, primer Duque de Alburquerque. Este construyó un nuevo y suntuoso palacio que fue rematado por sus sucesores.

El patio de armas es espléndido, de lo mejor que el Renacimiento ha dejado en España. También es renacentista la galería de la fachada suroeste. Aunque la fábrica del castillo es dominantemente gótica y mudéjar, la mayoría de las ventanas son renacentistas, algunas platerescas, y quitan hierro a la mole militar, dando finura de palacio. Fue utilizado como cárcel y, aunque actualmente sigue perteneciendo a la casa de Alburquerque, lo ha cedido al Ministerio de Educación para su uso como instituto de enseñanza secundaria.

Hay visitas guiadas todos los días y teatralizadas los fines de semana y festivos.

Después de ver su rico patrimonio, como la antigua judería, el hospital de Santa María Magdalena y, sobre todo, el Centro de Interpretación del Arte Mudéjar, ubicado en la iglesia de San Martín, la parada gastronómica hay que hacerla en San Francisco (sanfrancisco.com), la primera fonda que abrió en Cuéllar, o en San Pedro Refectorio (refectoriodesanpedro.es). Aunque si lo que se quiere es probar la carne de buey, la dirección es la Brasería de Cuéllar (labraseriadecuellar.es).

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EL CASTILLO DE COCA

A otra media hora de distancia está el último de los castillos de la ruta. El de Coca es un castillo singular. Se asoma a la hoz que el río Eresma ha labrado en torno a la villa. Es tal vez la más bella expresión de arquitectura militar en ladrillo y una joya del arte mudéjar. El castillo fue empezado a edificar a finales del siglo XV por el arzobispo de Sevilla don Alonso de Fonseca y quedó gravemente dañado en la guerra contra los franceses, en el siglo pasado. Una minuciosa restauración le ha devuelto a la vida cotidiana, siendo actualmente un centro de formación agraria y forestal. Se puede ver por dentro, en visitas guiadas; vale la pena, siquiera sea por admirar los esgrafiados policromados de algunas de sus estancias.

Aparte del castillo, la Cauca romana que fuera cuna del emperador Teodosio conserva un lienzo de muralla y una puerta medievales, la torre románica de San Nicolás y, sobre todo, los espléndidos sepulcros de la familia Fonseca, en la iglesia gótica de Santa María.

Frente al castillo de Coca está Vacceos (tel. 682 12 91 02), de cocina tradicional con un toque de vanguardia. Y a 15 minutos de la localidad, en Villaverde de Íscar está el asador Los Chicos (restauranteloschicos.es), toda una referencia en asados al horno de leña. El cochinillo y el lechazo son sus platos estrella.

 

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