Entre las localidades portuguesas de Sesimbra y Setúbal se extiende el Parque Natural da Arrábida, formado por un conjunto de montañas pegadas al mar y sin excesiva altura (380 metros), tapizado de pura vegetación mediterránea. La naturaleza que lo envuelve es de gran belleza, pero lo que más llama la atención son sus playas de arena blanca, o mejor dicho blanquísima, en contraste con el tono esmeralda de las aguas que reflejan una vegetación que cae en cascada hasta la misma orilla. Nada que envidiar al Caribe, eso seguro.
Albarquel, praia da Comenda, Figueirinha, Galapos, Galapinhos -la más famosa por estar entre las mejores playas de Europa- Coelhos, Anixa, praia do Creiro, Portinho da Arrábida... Una sucesión de calas que difícilmente se pueden alcanzar sino en barco, porque aunque la carretera Cirio da Arrábida va uniendo esta zona litoral, en los meses de verano y cuando hay mucha afluencia permanece cerrada al tráfico.
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UN PASEO POR SETÚBAL
Antes de lanzarnos a la mar conviene dar un paseo por Setúbal. La ciudad suma a sus encantos el estar situada a la orilla del inmenso estuario del río Sado, que alberga numerosas especies de aves y una colonia de delfines que viven de forma fija en estas aguas.
Recorrer la arbolada avenida Luísa Todi es un paseo agradable que nos lleva directos al Mercado do Livramento, que luce orgulloso un artículo del periódico USA Today que se le consideró uno de los mejores mercados del mundo. En su interior, con las paredes alicatadas de los típicos azulejos portugueses, decenas de puestos ofrecen auténticos productos locales a buen precio -quesos, vinos, dulces, pescados y mariscos, entre otros-. Los amantes de las ostras tienen que probar aquí las cultivadas en el estuario, deliciosas y más frescas imposible (1,5 € la unidad).
La Casa da Baia, actual Oficina de Turismo, alberga el Centro de Interpretación de Mular del Estuario del Sado. Visitarlo es una buena forma de saber algo más sobre los delfines que con suerte veremos navegando. También recomendables el Museo del Trabajo, la Casa de la Cultura y el Convento de Jesús, una joya de estilo manuelino. Lo mejor será perderse por su casco histórico de calles empedradas y coloridas casitas en tonos pastel, es la mejor manera de encontrar la verdadera esencia de una pequeña localidad.
NOS VAMOS A NAVEGAR
Por fin salimos a navegar, eso sí después de haber elegido bien el barco (samboat.es). Partiendo del puerto de Setúbal para alcanzar las playas del Parque Natural da Arrábida habrá que hacerlo en dirección oeste.
Lo primero que llama la atención es el castillo de San Felipe, una fortaleza con forma trapezoidal mandada construir por el rey Felipe II y que sirve de vigía a la ciudad. Se ve imponente desde el mar y quienes se queden con ganas pueden subir al día siguiente. En su interior sorprende la capilla del siglo XVII decorada con azulejos y las vistas, que desde allí son únicas, tanto como tomarse una cerveza fresquita en su terraza.
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Poco después emerge entre la vegetación el palacio da Comenda que perteneció a la aristocrática familia Armand y en el que se alojaron en sus tiempos numerosos miembros de la aristocracia portuguesa y europea. Pero su huésped más ilustre ha sido Jackie Kennedy, porque fue en este palacio donde se refugió junto a sus hijos pocas semanas después del asesinato del presidente Kennedy. En este rincón con soberbias vistas encontró la paz que tanto necesitaba en los días más complicados de su vida.
Luego habrá que girar la vista al lado contrario y saludar a los bañistas de la cercana península de Troia. Sus playas son sensacionales, como la de Troia Mar o la de Galé, casi infinitas y con una arena tan blanca que deslumbra.
A esta altura conviene preguntar al patrón y estar muy atentos porque con suerte podremos ver a los famosos delfines que habitan en el estuario y que en ocasiones salen a pasar el día frente a las inmensas playas de Comporta. Es probable que tenga información de por dónde andan (o mejor dicho, nadan) porque se comunican con otros barcos que navegan por la zona y se avisan de su localización. Nadie puede asegurar que los veamos, aunque no es difícil, pero de hacerlo nos alegrarán aún más la jornada.
Pasados este punto se suceden las calas escondidas entre la naturaleza. Habrá que elegir bien e irse dando baños en la que nos apetezca. El agua está fría, no nos engañemos, pero el entorno bien merece el chapuzón. Si además hemos elegido un barco que lleva tabla de paddel surf (muchos la ofrecen con el propio alquiler) la diversión está más que asegurada.
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Antes de comer, y si hemos sido previsores llevando aperitivo, podemos tomarlo en el barco. Una Sagres (la cerveza local) bien fresquita o un vino de Setúbal en este entorno saben mucho mejor.
A la hora de comer podemos hacerlo en alguno de los restaurantes de las calas. Una magnífica opción es el delicioso O Farol (farolarrabida.pt), en la playa de Portinho da Arrábida. Disponen de servicio de transfer entre la playa y tu embarcación. Su aspecto marinero y su ubicación sobre la misma arena de la playa os cautivarán, pero más lo hará la carta con especialidad en pescados y mariscos fresquísimos que acompañan a las vistas.
Al salir volvemos a elevar nuestra mirada sobre las laderas de la sierra donde un otro edificio llama nuestra atención. Es Nuestra Señora de Arrábida, un convento franciscano del siglo XVI con el blanco impoluto de sus muros destacando entre la vegetación y sus celdas distribuidas por la ladera.
En la tarde, playas y más playas en las que fondear, bañarse y si se tercia, ver el atardecer desde el mar.
¿CÓMO ALQUILAR UN BARCO?
El turismo náutico está de moda, una forma de disfrutar del mar sin necesidad de hacerlo tumbado en playas repletas de gente. Compartir una embarcación con amigos es bastante asequible y sencillo -velero, catamarán o barco a motor-, porque en función del barco elegido no es necesario tener titulación y en caso de escoger uno más grande donde sí es necesaria, las empresas de alquiler como Samboat (samboat.es) ofrecen un patrón que te acompaña toda la jornada. Cuentan con personal local, con lo que además es una magnífica manera de descubrir rincones secretos que solo ellos conocen y a los que te llevarán.
Las embarcaciones se alquilan durante media jornada o jornada completa y el precio medio puede rondar los 300 €, aunque depende de la zona en la que se alquile, del tamaño de la embarcación y de si se desea llevar patrón.
MUY PRÁCTICO
¿Crees que vas a marearte navegando en barco? Navegar es una experiencia increíble, no dejes que un mareo la estropee. Seguramente es mucho menos de lo que pensabas, aún así, te damos algunos consejos para prevenirlos y que todo vaya como la seda:
- No estés mirando pantallas por dos motivos: primero porque mirar una pantalla provoca cinetosis y segundo porque te perderás los maravillosos paisajes que tienes ante tus ojos
- Lleva gafas de sol, hacerlo reduce la estimulación visual, algo que atenúa los efectos que producen el mareo
- El jenjibre es conocido por sus propiedades contra las náuseas y puedes tomarlo en infusión o en pastillas
- El agua va a ser tu mejor aliado durante el trayecto, te mantendrá hidratado y fresco. Si te mareas toma una bebida azucarada
- Si aún con todo crees que puedes marearte acércate a una farmacia y consulta al farmacéutico. Existen medicamentos para evitar los efectos producidos por los mareos. Se venden sin receta, deben de tomarse antes de embarcar y se venden incluso con cafeína para evitar la somnolencia. También los hay para niños.
- Si tuvieras algún mareo siéntate y haz el truco “el garbanzo del marinero’’: consiste en presionar la muñeca, más o menos por la altura del reloj, con un trozo de cartón o un garbanzo de manera que quede presionada la vena. De esta manera ayuda a mejorar la presión sanguínea, un truco que ha sido usado por marineros durante muchos años ¡y que funciona!