Cataratas Victoria, el nuevo descubrimiento de Tamara Falcó e Íñigo Onieva en África

Después del Parque Nacional Kruger de Sudáfrica, la marquesa de Griñón y su esposo siguen añadiendo experiencias a su currículum viajero. El nuevo descubrimiento son las cataratas Victoria, una de las principales joyas naturales del continente africano que la Unesco ha incluido en su lista del Patrimonio de la Humanidad.

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El río Zambeze dibuja la frontera entre Zimbabue y Zambia. Y lo hace a lo grande, precipitando con fuerza sus aguas desde una altura de 108 metros por un estrecho abismo que se abre paso entre la espesa vegetación. La espectacular cortina de agua que forma se extiende a lo largo de casi dos kilómetros y por ella se desploman al minuto unos 550 millones de litros de agua. Cuando el río baja crecido, la cifra puede aumentar hasta los 750 millones.

Fue el explorador escocés David Livingstone quien navegando por el río Zambeze se topó con este inmenso salto de agua allá en 1855, al que bautizó en honor a la reina de Inglaterra, después los locales pasaron a llamarlas Mosi-oa-Tunya, que significa “el humo que truena”. Hoy este prodigio de la naturaleza es una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo, a la altura de la Gran Barrera de Coral o el Gran Cañón del Colorado.

DÓNDE ESTÁN LAS CATARATAS VICTORIA

Las cataratas están muy cerca de las ciudades de Livingstone (Zambia) y de Victoria Falls (Zimbabue), marcando la frontera entre ambos países. Para llegar desde España hasta este rincón del mapa es necesario tomar un vuelo con, mínimo, dos escalas. Algunas agencias ofrecen recorridos por África que, además de las cataratas Victoria, incluyen en sus recorridos otras joyas naturales del continente, como Johannesburgo, el Parque Nacional Kruger o el Delta del Okavango. Un paquete de una semana, a partir de 3500 € e incluye los vuelos, el alojamiento, los traslados y el guía de habla hispana.

CÓMO VISITAR LAS CATARATAS

Diferentes miradores se asoman a las cataratas, pero los más espectaculares no están en el lado de Zambia, por donde transcurre el río Zambeze y dentro del Parque Nacional de Mosi-oa-Tunya, sino en el de Zimbabue –con una infraestructura más desarrollada–, tras cruzar el puente de Victoria Falls. Para no perder detalle, lo mejor es contratar una excursión guiada.

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Una experiencia increíble, aunque solo apta si no se sufre de vértigo, es darse un baño en la Piscina del Diablo, un charco natural muy próximo al abismo y a 108 metros de altura con vistas increíbles. Solo es posible hacerlo desde finales de verano hasta principios de noviembre, cuando el nivel del agua es más bajo y es seguro.

Los más atrevidos también disfrutan explorando todas las posibilidades que ofrece el entorno, como sobrevolar en helicóptero el impresionante salto de agua y contemplar la exuberante vegetación que lo rodea –son vuelos de entre 15 y 30 minutos, con un precio a partir de 145 € por persona–, hacer rafting por el río del Zambeze, unos de los más salvajes de África, o lanzarse haciendo puenting desde el puente de Victoria Falls. Todas estas actividades se pueden contratar con empresas a través de civitatis.com y getyourguide.es

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Más tranquilo será sentarse a tomar una copa de champán en la terraza del Hotel Royal Livingstone (anantara.com/en/royal-livingstone), sobre las aguas del Zambeze. Y si coincide que un día de luna llena, observar la extraña y mágica luz que, al rebotar sobre la cortina de agua, forma un arcoíris. O aventurarse en un crucero al atardecer y cenar a bordo en plan romántico, como hacen las parejas de recién casados.

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Solo en la estación seca es posible contemplar el fondo de las cataratas, ya que, en los primeros meses del año, el gran caudal del Zambeze genera una nube de vapor que impide su visión.

A TENER EN CUENTA

Para entrar en Zambia y Zimbabue es necesario sacar visados. Si se van a visitar ambos lados de las cataratas Victoria, la mejor opción (y más económica) es el visado Kaza Univisa, que permite entre en los dos países e incluso hacer excursiones de un día por Botswana. Cuesta unos 50 dólares. También se puede sacar el del país en el que uno se va a alojar y pasar al contrario, pero siempre regresar por el de entrada (entre 20 y 30 €), dependiendo de la duración de la visita.

Es recomendable viajar, además, con un seguro médico de amplia cobertura, vacunarse (aunque no es obligatorio) y tener el pasaporte con vigencia mínima de seis meses.