No estaban mal encaminados todos aquellos artistas que, siglos atrás, llegaban a este pequeño pueblo de Gran Canaria atraídos por su belleza. A ninguno le defraudaba el enigmático perfil de Mogán, allí donde hallaban mucho más que una típica aldea de pescadores: a la pintoresca estampa de las barcas que se mecen en las dársenas y las casas que miran a las aguas, se sumaba una pequeña red de canales y puentes que le otorgaban el romanticismo más decadente.
Lugares insospechados que no esperarías encontrar en Canarias
Por esta imagen, precisamente, Mogán es conocida hasta el día de hoy como “la pequeña Venecia” de las Islas Afortunadas. Un lugar atemporal, tan cerca del mar como de la montaña, que tiene además el privilegio de contar con el clima más favorable del mundo. Como tantos otros lugares del archipiélago, presume de una temperatura media de 24º y un sol que brilla, prácticamente, los 365 días del año.
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PASEOS APACIBLES POR EL CASCO DE MOGÁN
Además del puerto pintoresco, hay otro Mogán, el de las calles en que conviven los moganeros con menos turistas y más sosiego. Allí la vida resulta sencilla y apacible con el encanto de los lugares que parecen de otro planeta.
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Basta un simple paseo para comprobarlo, mientras se aspira ese aire veneciano que transporta a rincones remotos. Rodear el puerto bajo la hilera de casitas blancas ribeteadas de colores llamativos. Perderse por las callejuelas bajo los arcos que forman las buganvillas al trepar por los muros de piedra. Cruzar los puentes que salvan los canales como en la ciudad italiana. Y, por supuesto, detenerse en alguna terraza para recuperar fuerzas, mientras se contempla a los botes que regresan de faenar en el océano.
RICA GASTRONOMÍA CANARIA
Es así como, de pronto, el hambre se asoma. Algo que será bienvenido, puesto que estamos en un lugar donde la gastronomía tiene mucho que decir. Y es que Mogán, además de tratarse de un municipio marinero, cuenta con grandes extensiones de cultivo. De ahí la gran calidad de sus pescados, tanta como la de los aguacates y los mangos, de los que existen distintas variedades. Todo ello, conjugado con la maestría de los chefs, da como resultado un prometedor panorama en lo que a los fogones se refiere.
Una parada imprescindible para el paladar es Casa Enrique (San José, 7), el restaurante donde degustar la tradicional cocina canaria. Con el lema “de nuestra finca a nuestra mesa”, Alejandro y María José ofrecen productos de kilómetro 0 y recetas de siempre transmitidas por herencia familiar. Con ello brindan una experiencia inolvidable que se basa, ante todo, en el sabor. Nadie puede irse de Mogán sin probar sus típicas papas arrugadas con mojo, su bonito moganero o su interminable (y exquisita) variedad de quesos canarios.
Y UN OASIS PARA DORMIR EN MOGÁN
O, mejor dicho, un auténtico jardín botánico. Se trata del hotel Cordial Mogán Playa (becordial.com), que está custodiado por peñas rocosas y dominado por la vegetación. En este alojamiento, a muy pocos pasos del puerto, se tiene el privilegio de dormir en el vergel que tapiza una finca gigantesca en la que se esconden más de 450 especies de árboles, plantas y flores.
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Es una delicia pasear por este paraíso, que recrea un pueblo canario encajado entre las montañas. Aquí el lujo consiste en dejar pasar las horas en sus dos piscinas con jacuzzi o en someterse a un tratamiento relajante en su fabuloso spa. O en volver, cómo no, al apartado gastronómico, que también se hace hueco en este hotel.
Y es que, dentro del recinto, encontramos nada menos que Los Guayres (losguayres.com), un restaurante dotado de una Estrella Michelin. Todo un templo gastronómico comandado por Alexis Álvarez, que hace una apuesta vanguardista. La idea es reinterpretar los sabores clásicos de la cocina canaria, pero con una cocina abierta al mundo. Para ello ofrece un menú degustación que incluye platos tan tentadores como el carabinero asado con remolacha, la ostra con jugo de millo o el cherne con curry vegetal y kumato. ¿Quién se resiste?