POR LA A-1: LA HIRUELA Y PUEBLA DE LA SIERRA
Distancia al KM 0: 108 kilómetros (1 hora y 35')
Aislados en una esquinita del mapa de Madrid, estos dos pueblos de la sierra madrileña del Rincón son una escapada de diez para este fin de semana. ¿Qué vas a encontrar en ellos? Arquitectura popular de piedra y pizarra, bosques, sendas y una vida tranquila, ¿hace falta más? Tomando el desvío en la A-1 que sale desde Buitrago de Lozoya, y dejando atrás Prádena y Montejo de la Sierra, la carretera se retuerce hasta llegar a La Hiruela, cuyo aislamiento le ha hecho ser uno de los pueblos mejor conservados de la región. Un recorrido por su Dehesa Boyal entre molinos harineros a orillas del río Jarama y un bonito colmenar animan el paseo.
Pueblos de Madrid para pasar el día en la sierra
Para llegar a Puebla de la Sierra hay que hacer un esfuerzo, porque es el pueblo más aislado de Madrid, que, como La Hiruela, también tiene una rica arquitectura tradicional, un entorno serrano espectacular, el Valle de los Sueños, un museo al aire libre formado por numerosas esculturas de artistas contemporáneos en medio de un robledal y un insólito museo de dibujo y obra gráfica en un pueblo tan pequeño, con obras de importantes artistas del siglo XX como Picasso, Chillida, Barceló o Antonio López.
POR LA A-2: TRILLO Y CIFUENTES
Distancia al KM 0: 145 kilómetros (1 hora y 45’)
Da gusto encontrar en estos tiempos de sequía tanta agua como corre por las calles de Trillo, al que se llega desviándose de la A-2 a la altura de Almadrones. El río Cifuentes nace en el pueblo que le da nombre y vierte sus aguas en el Tajo 12 kilómetros después, justo en el mismo pueblo de Trillo, formando espectaculares cascadas antes de que lo cruce su puente de origen árabe. Así que en esta localidad de Guadalajara caminar por sus orillas con esa banda sonora es el mejor entretenimiento, que por algo es la puerta del Alto Tajo. Además, a solo 2 kilómetros están los famosos baños de Carlos III, de cuyas aguas termales dicen que ya se beneficiaban los romanos. La escapada será más completa añadiendo una visita a Cifuentes, el lugar donde nació la famosa princesa de Éboli, para ver no solo donde brota el río, también el castillo de Don Juan Manuel en lo alto, su curiosa plaza mayor, sus conventos y su sinogoga, que también tuvo barrio judío.
POR LA A-3: DE CASTILLO EN CASTILLO
Distancia al KM 0: 53 kilómetros (45’)
Villarejo de Salvanés es la primera de las paradas de una ruta por la A-3 que enlaza tres castillos de interés. En la comarca de Las Vegas está, el de Villarejo pasa por ser uno de los más bonitos de Madrid, aunque solo se conserve su torre del homenaje. Dentro de ella, un centro de interpretación sobre la historia de la localidad y una azotea con magníficas vistas. Antes de continuar camino hay que visitar su Museo del Cine (museodelcine.es), con una magnífica colección de antiguos objetos de salas de exhibición. El siguiente castillo es el de Fuentidueña del Tajo, en el punto kilométrico 63 de la A-3, ligado a la Orden de Santiago y morada que fue de la reina Urraca, a la que se la llamaba su dueña, de ahí, el nombre del pueblo. Aunque está en ruinas, merece una foto. Avanzando hasta el kilómetro 157, en Castillo de Garcimuñoz, un pequeño pueblo de Cuenca, de casas blasonadas está el último de la ruta, una fortaleza de silueta inconfundible mandada construir por el marqués de Villena, y con historia, pues en él pasó sus últimos años escribiendo el infante don Juan Manuel y murió luchando el poeta Jorge Manrique.
POR LA A-4: TEMBLEQUE
Distancia a Madrid: 96 kilómetros (1 hora)
No hay que alejarse mucho de la capital para llegar a conocer una de las plazas mayores más bonitas de Castilla-La Mancha y ¡de España! Ya en la provincia de Toledo, Tembleque presume de ello. Y es bonita por sus galerías de madera y sus soportales sostenidos por columnas y capiteles. Este espacio ha sido el centro de la vida del pueblo desde tiempo inmemorial, aquí se celebraron festejos taurinos, comedias y celebraciones sociales, pero también juicios sumarísimos. Saliendo de ella, y entre las casas blancas del barrio viejo, descubrimos otros rincones de interés, como la iglesia parroquial, la barroca Casa de las Torres y una profusa decoración de cruces de malta, recuerdo del paso de los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén. ¿Queremos ir más allá? Pues 37 kilómetros más allá está Consuegra, con su castillo y sus molinos en un cerro, que se pueden visitar e incluso hacer una visita teatralizada a la fortaleza.
POR LA A-5: OROPESA Y PUENTE DEL ARZOBISPO
Distancia al KM 0: 155 kilómetros (1 hora y 40’)
Conduciendo por la A-5 resulta difícil no fijarse en la torre del homenaje del castillo de Oropesa, que se ve desde bien lejos, despuntando sobre las llanuras que se extienden entre la Sierra de Gredos y el Tajo. ¿Por qué no una visita detenida a esta localidad llena de historia? La imponente fachada del palacio Nuevo, formando conjunto con el castillo Viejo, sus iglesias, torres, casonas y conventos forman un armónico conjunto, en el que, además de la fortaleza, hoy reconvertida en Parador, sobresale el colegio de los Jesuitas, que llegó a tener privilegio de universidad. A 12 kilómetros de Oropesa está El Puente del Arzobispo, cuya tradición artesanal de la cerámica ha sido reconocida por la Unesco como Patrimonio Inmaterial. Más de una treintena de talleres están dedicados a ello. Además de la visita a alguno de ellos –como Cruz (ceramicacruz.es)–, no hay que dejar de pasar por el Centro de Interpretación de la Cerámica (Matadero, 6), donde se puede ver la reproducción de un antiguo alfar y un obrador, además de una exposición permanente de piezas de cerámica y alfarería.
POR LA A-6: ARÉVALO Y MADRIGAL DE LAS ALTAS TORRES Y UN PLAN GASTRO
Distancia al KM 0: 125 kilómetros (1 hora y 20’)
La plaza de la Villa es para enmarcar, el ejemplo más bello de arquitectura popular castellana de época medieval, con sus casas con entramados de madera y ladrillo, su soportal corrido y tres de sus principales. Luego está la plaza Real, la del Arrabal, sus iglesias de arquitectura mudéjar, sus puentes, su castillo y su rica historia, que por algo esta villa abulense llegó a ser una de las poblaciones más importantes de Castilla. Dan para un día entero en él muy provechoso, pero mejor aún si se disfruta en uno de sus figones del plato típico del lugar: el tostón asado. Madrigal de las Altas Torres, a 20 minutos, es el remate perfecto a la escapada por la A-6, que conserva el recuerdo vivo de ser el lugar donde vino al mundo Isabel la Católica. Su trazado circular, los restos de su muralla mudéjar y el monasterio de Santa María de Gracia merecen una visita detenida.