Tranquilidad, paz, privacidad, libertad… En definitiva, llegar a un lugar que no es tu casa pero sentirte como si lo fuera. De hecho, así definió Vanesa Lorenzo este maravilloso lugar de reposo en el que pasó unos días de vacaciones: "Nuestra casa en el Algarve".
Se trata del hotel Octant Vila Monte Farm House (vilamonte.octanthotels.com), un tesoro situado en Portugal donde los huéspedes disponen de 9 hectáreas de naturaleza, villas, piscinas, una de ellas climatizada para poder disfrutarla en invierno, restaurantes, una laguna, un curioso hotel para insectos para fomentar la biodiversidad, "estamos muy preocupados por cuidar y recuperar el ecosistema, es nuestro espíritu", afirma Joaquim Costa, el director del hotel. También hay árboles centenarios, plantas aromáticas, trepadoras olorosas, huertas, pájaros que alegran las mañanas con sus cantos y gatos que se pasean por los jardines o se tumban perezosos al sol esperando una caricia. Sin duda, un destino de ensueño que sin duda van a volver a repetir. ¿Quieres saber más de este lugar? No te pierdas los 13 motivos por los que Vanesa Lorenzo y su familia escogieron el Hotel Octant Vila Monte para desconectar y conectar con la naturaleza en estado puro.
Un lugar donde la naturaleza te secuestra
El Octant Vila Monte, situado en un pequeño pueblo del Algarve, Moncarapacho, a media hora en coche de Faro y poco menos de 50 Km de la frontera con España, es uno de esos lugares en los que cuando llegas quisieras que el tiempo se detuviera por unos días para embeberte de todo lo bueno que te da la vida en el campo, los naranjos, los olivares y las sombras de imponentes encinas que contemplan el ir y venir de los viajeros decenio tras decenio... Y es que este hotel ofrece mucho más que un alojamiento. Brinda una experiencia única y singular.
Un lobby para quedarse a vivir
Ya de entrada, cuando llegas a la recepción para hacer el check-in, te lo tomas con calma, porque te apetece descubrir cada rincón, como la pequeña tiendecita con productos locales, disfrutar de cada detalle, quedarte en silencio mientras escuchas el crepitar de los troncos ardiendo para calentar el hogar y dar la bienvenida a los visitantes...
Y es que el lobby de Octant Vila Monte es, sin duda, uno de los más acogedores y singulares que uno puede imaginar. Un espacio luminoso y abierto de tonos blancos, de decoración rústica y sofisticada, que se encuentra presidida por una gran chimenea central cilíndrica rodeada de cómodos asientos que invitan a sentarse y a relajarse.
La entrada, además, se fusiona con el restaurante Á Terra a través de una gran cristalera que permite observar el trasiego de las cocinas: los cocineros trabajando en los fogones, cortando verduras, amasando pan y montando los platos. Un ambiente único y vibrante.
Más de 50 habitaciones
Todas ellas diferentes, "no tenemos una igual", afirma el gerente, pero con dos características que las definen: elegancia y sencillez. Las habitaciones de este hotel salpicadas de detalles, donde el blanco impoluto solo es roto por detalles de madera, paja y esparto, con lámparas artesanales, cestas de mimbre, sombreros y pamelas fabricados por artesanos de la zona. "Es una de las características que nos definen: intentamos que toda la decoración la lleven a cabo artistas y artesanos de la zona. Lo mismo que nuestros productos, es todo local", cuenta Ana Stilwell, directora de comunicación.
La mayoría de estas habitaciones están ubicadas alrededor de un patio de naranjos, que en las noches está iluminado por un gran fuego. Pero también las hay en lugares recónditos, como esta 'Secret Suite' de la imagen para aquellos huéspedes que desean un plus de intimidad.
En Hotel Octant Vila Monte no hay horarios
Otra de las premisas de este hotel es que cada huésped se sienta libre y relajado y olvide durante unos días el reloj. "No queremos que estén pendientes de despertarse temprano para desayunar o de la hora de cierre para darse un baño", continúa Ana Stilwell. Por ello permiten utilizar sus instalaciones las 24 horas del día. Piscinas, gimnasio, restaurantes... todo está disponible para los huéspedes en cualquier momento, haciendo que corra o se detenga el tiempo según los ritmos propios.
Suites de ensueño
El Hotel Octant Vila Monte cuenta con suites de ensueño, equipadas con todas las comodidades que necesitas para una estancia relajante y confortable. Las suites están decoradas con un estilo rústico y elegante que refleja la cultura y la tradición de la región.
¿Qué decir de sus camas? Grandes, confortables y ropa de alta calidad. Además, las suites también disponen de un baño privado con artículos de aseo de lujo y una bañera o ducha. Si esto fuera poco, algunas de las suites, como la principal del hotel, disponen de terraza privada con vistas al jardín y piscina privada climatizada, donde poder relajarse y disfrutar del sol y la tranquilidad de la zona.
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Un oasis solo para ti
Las 9 hectáreas de villas, suites, jardines son suficientes para perderse y aislarse si lo que uno busca es alejarse del mundanal ruido. Pero si además se persigue la privacidad absoluta, Octant Vila Monte cuenta con Villa Índigo, una villa totalmente privada, escondida tras cipreses, eucaliptos, encinas y otros árboles frutales para asegurar una completa privacidad.
Esta villa cuenta con tres habitaciones dobles, un amplio salón con chimenea, una cocina totalmente equipada y un jardín privado con piscina y barbacoa. Además de asistentes personales dispuestos a hacer de la estancia una experiencia placentera e inolvidable.
Dos restaurantes de lujo
El hotel Octant Vila Monte en Algarve dispone de dos restaurantes: À Terra y Laranjal, ambos destacan por su carta de productos frescos y de temporada. Ofrecen una comida casera y saludable que se basa en ingredientes locales como higos, algarrobas, naranjas, setas, berenjenas, tomates y cilantro, entre otros. Muchos de estos productos son cultivados en los huertos de verduras y hierbas del propio hotel o comprados a primera hora de la mañana en el mercado de Olhão, un pequeño pueblo pesquero, a 15 minutos en coche del hotel, donde se pueden encontrar los más frescos mariscos y pescados: almejas, boquerones, sardinas y, cómo no, ostras. Una delicia para los paladares más exquisitos y amantes del mar.
Desayunos para el recuerdo
Al fondo del Laranjal se encuentra el restaurante bautizado con el mismo nombre, donde se sirven deliciosos desayunos, algunos de ellos aderezados con pétalos de flores del lugar, como la tostada de aguacate con huevo poché, y desde donde poder admirar las vistas espectaculares del barrocal algarveño y la Ría Formosa, un espectáculo que reafirma uno de los comentarios que Vanesa Lorenzo hacía de este hotel: "Nada puede vencer la belleza de la naturaleza".
Experiencias para llevar en un tarro de cristal
El hotel ofrece un gran abanico de experiencias para llenar de recuerdos la maleta del viajero. Por ejemplo, talleres para hacer tu propia loción exfoliante con hierbas aromáticas, un momento único para aprender todos los beneficios que nos ofrecen las plantas que se cultivan en este maravilloso lugar. También se ofrecen clases de yoga o de artesanía. "Con ceramistas o cesteros de la zona", insiste Ana.
Los más aventureros y amantes de las emociones fuertes también cuentan con excursiones, viajes en globo o un vuelo en autogiro para dos para contemplar la Ría Formosa desde el aire.
Mimados por las mejores manos
Una máxima de este hotel es que cada huésped se sienta único, y que, al menos por unos días, olvide todas las preocupaciones del día a día. Por eso, todos y cada uno de los empleados se esfuerzan por ofrecer la mejor atención. En este sentido, en el hotel se puede disfrutar de tratamientos relajantes con productos orgánicos para mimar el cuerpo y el alma.
Tardes y noches de cine
Los amantes de la cultura y del ocio también tienen su rincón para relajarse con una buena película. En los jardines del hotel, bajo la sombra de pinos y palmeras, encontramos un espacio para ver cine al aire libre. Le llaman "Cine Paraíso" y ofrece una sesión infantil por la tarde y otra por la noche donde tanto pequeños como adultos disfrutarán del séptimo arte bajo el cielo estrellado del Algarve.
Un maravilloso lugar para explorar
El Parque Natural de Ría Formosa, ubicada en el litoral del Algarve, es un importante ecosistema que se extiende por 60 km. Su fauna es muy variada y destaca por la presencia de más de 30.000 especies de aves, muchas de ellas en peligro de extinción, convirtiéndola en una de las principales mecas ornitológicas de Europa. Entre estas especies se encuentran los flamencos, avetorillos comunes, patos colorados, entre otros. La zona también es hogar de la mayor comunidad de caballitos del mar en el mundo, debido a las condiciones únicas que ofrece el ecosistema como sus aguas tranquilas y praderas marinas. Además, las poblaciones locales han desarrollado deliciosas especialidades gastronómicas basadas en actividades tradicionales como la pesca, extracción de sal y recolección de mariscos, como ostras o almejas.
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¿Un pícnic en una isla desierta?
El hotel Octant Vila Monte tambien ofrece una experiencia única que consiste en un viaje en barco por el Parque Natural de Ría Formosa, donde se pueden conocer los viveros de ostras y desembarcar en Ilha Deserta para disfrutar a solas de la inmensidad del Atlántico o la serenidad de la ría. Durante esta experiencia, se incluye un picnic con productos locales y una degustación de las ostras cultivadas en la zona, bivalvos originarios de Francia, según nos cuenta João, el patrón del barco que nos lleva navegando por este paraje sobrecogedor de cielos azules y playas de arena amarilla.
En definitiva, Octant Vila Monte es uno de esos lugares maravillosos que te permiten no solo disfrutar de unas estancias cuidadas al detalle, sino que te ofrecen la experiencia única de dejarte cautivar por la belleza de la naturaleza, la elegancia y la maestría de una decoración hecha por creadores locales y el entorno cálido y salvaje del Algarve portugués.