MÁLAGA
Sin ninguna discusión, porque fue en ella donde nació el artista en 1881, la capital malagueña es la primera parada de la ruta de Picasso y el lugar más volcando con el Año Picasso. En el número 36 de la plaza de la Merced, en las llamadas Casas de Castro, a un paso del Teatro romano y la Alcazaba árabe, está su casa-museo, que ocupa la primera planta y forma parte de la Fundación Pablo Ruiz Picasso, como también otros inmuebles próximos, donde se realizan exposiciones temporales. En la misma plaza, una estatua le recuerda sentado en un banco, donde nadie deja de fotografiarse junto a él. La ruta por la Málaga de Picasso tiene una parada en la iglesia de Santiago, donde fue bautizado, en el Ateneo –que fue escuela de Bellas Artes y donde el maestro empezó a familiarizarse con el dibujo– antes de llegar al palacio de Buenavista, en cuyos sótanos se muestran restos de la ciudad fenicia y romana.
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Varios edificios en torno a un patio conforman el Museo Picasso (museopicassomalaga.org). La visita por sus instalaciones permite admirar más de 200 obras importantes del pintor más influyente del siglo XX: óleos, dibujos, grabados, esculturas, cerámica muestran las diferentes etapas del pintor, desde sus primeras obras hasta las realizadas poco antes de morir donadas por Christine y Bernard Ruiz Picasso, nuera y nieto del artista (museopicassomalaga.org). A partir de mayo y hasta septiembre en él se podrá disfrutar de la exposición Picasso: materia y cuerpo, y en octubre de El eco de Picasso.
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BARCELONA
Barcelona, la ciudad vinculada a Picasso desde que su padre consiguiera una cátedra en la Escuela de Bellas Artes, también recuerda al pintor malagueña. Más de 4000 de sus obras llenan las salas del Museo Picasso, situado en la calle Montcada de la Ciudad Condal. Un edificio en pleno barrio gótico formado por diferentes construcciones anexionadas, que fue en sus orígenes propiedad de un amigo personal y secretario del artista y posee la colección más completa del mundo de sus obras de juventud, aunque también sobresale una serie de 58 cuadros sobre Las Meninas de Velázquez. En octubre, este museo, junto con la Fundación Joan Miró, ofrece una exposición vinculada a ambos artistas. Antes, en el mes de junio, el Museu del Disseny de Barcelona abre las puertas de otra muestra sobre la relación del artista con la cerámica.
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MADRID
Merece tomarse un tiempo para admirar con detalle en la sala 206.06 del Museo Reina Sofía, uno de los tres vértices del Paseo del Arte madrileño, el Guernica, considerado uno de los cuadros más importantes del gran pintor malagueño. Primero por sus gigantescas dimensiones –casi 3,5 metros de alto por casi 8 de largo–, pero también para profundizar en el mensaje de esta obra, que fue un encargo para el pabellón español de la Exposición Internacional de París de 1937, en plena Guerra Civil española. Tanto por su carácter político como por su estilo, donde se mezclan elementos cubistas y expresionistas, es una obra única.
Será también este espacio museístico la sede de algunas de las actividades del aniversario, como la exposición Picasso 1906: La gran transformación, que se podrá ver a partir de noviembre.
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Antes, la programación incluye otras muestras en la Fundación Mapfre, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en La Casa Encendida, en la Casa de Velázquez y, a partir de junio, en el Museo del Prado, con la exposición Picasso-El Greco.
BUITRAGO DEL LOZOYA, MADRID
La amistad de Eugenio Arias y Picasso duró 26 años, desde que se conocieron en la Costa Azul en 1946, y gracias a ella, el que fuera barbero del pintor fue atesorando una colección de valiosas obras del genio malagueño para exponer en el museo monográfico que quería crear en su pueblo: Buitrago del Lozoya. En el sótano de la Casa Consistorial podemos ver este conjunto formado por 75 piezas: cerámicas, dibujos, carteles, libros dedicados e incluso una caja de instrumentos de peluquero, de madera pirograbada con escenas taurinas. Un museo más que dedicado al arte, a la amistad. Puede visitarse de martes a domingos, día en que se realizan visitas guiadas (no es necesaria la reserva).
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A CORUÑA
Picasso vivió en A Coruña desde los 9 a los 13 años, cuando su padre consiguió una plaza para ejercer como profesor en la Escuela de Bellas Artes. Una etapa que nunca olvidaría, pues serían sus primeros pasos como pintor y el lugar donde realizó con 13 años su primera exposición, en una antigua paragüerería de la calle Real. Tampoco le ha olvidado a él esta «ciudad divertida en la que lo pasaba muy bien», cuyo recuerdo sigue vivo en el museo del segundo piso del número 14 de la calle Payo Gómez que ocupaba su vivienda. Para el 50 aniversario de la muerte del artista, además de la visita a ella, el Museo de Bellas Artes de la ciudad ha organizado la exposición Picasso blanco en el recuerdo azul, que se puede ver a partir del mes de marzo.
GUERNICA
La ciudad vizcaína que da nombre al cuadro más famoso de Picasso es también una de las paradas de este recorrido por los lugares que siguen su huella. En su recuerdo fue creado en la calle Pedro de Elejalde un mural de cerámica que reproduce la obra a tamaño real. Un buen lugar para reflexionar sobre la paz y los caminos que conducen a ella.
ANTIBES
Picasso se enamoró de los paisajes de la Costa Azul francesa, especialmente de Antibes, que hoy acoge un museo dedicado a él en su construcción más emblemática: el castillo del siglo XII, que fue propiedad en sus orígenes de la familia Grimaldi. Si Renoir tenía su casa en la cercana Cagnes Sur Mer y Chagall pasaba largas temporadas en Saint Paul de Vence, el pintor malagueño convirtió esta fortaleza en su vivienda y lugar de trabajo. ¿Qué podemos ver en él? Alrededor de 275 obras del autor malagueño junto a las de otros artistas como Klein, Miró, Modigliani o Balthus. Además de la belleza del edificio y las obras de Picasso, destaca su jardín de esculturas y la terraza sobre el Mediterráneo.
CASTILLO DE VAUVENARGUES
En 1858, en busca de un lugar más tranquilo para trabajar, Picasso encontró a 50 kilómetros al norte de Marsella este castillo de austeridad casi monacal construido en el siglo XIV. En los jardines de esta residencia, situada junto a la montaña Sainte-Victoire, cerca de Aix-en-Provenze y los paisajes cezannianos, los restos de Picasso, fallecido en Mougins, encuentran descanso en 1973.
PARÍS Y MONTMARTRE
Los artistas siempre han amado París y Picasso fue uno de ellos. Llegó a la capital del Sena a finales de 1900, cuando estaba a punto de cumplir 19 años y quedó fascinado de la vorágine parisina y de maestros como Paul Gauguin, Toulouse-Lautrec, Van Gogh... Sus pasos se pueden seguir por multitud de rincones del barrio de Montmartre, en el que vivió, y donde todo gira en torno a la place du Tertre, famosa por sus terrazas, restaurantes y artistas con los caballetes plantados sobre los adoquines. En el número 22 de la emblemática rue des Saules está Au Lapin Agile, uno de los cabarets más antiguos de la capital, que él y otros pintores, escritores y poetas frecuentaban. En el número 49 de la rue Gabrielle se encuentra el primer apartamento parisino del pintor, donde comenzó su período azul. Y en el número 13 de la rue de Ravignan, la sociedad de artistas más famosa de Montmartre: Le Bateau-Lavoir, donde Picasso sentó las bases del cubismo y pintó Las Señoritas de Avignon.
La capital francesa posee su propio Museo Picasso, localizado en el denominado Hôtel Salé, en la calle Thorigny, cuya colección está formada por más de 200 pinturas, 150 esculturas, cuadros en relieve, cerámicas, dibujos, grabados y manuscritos creados por el famoso artista.
Pero para la ocasión, la ciudad también se ha volcado en el 50 aniversario de la muerte del genial artista y son numerosas y variadas las exposiciones que se pueden ver en distintos museos de la ciudad, como El París de los modernos 1905-1925, en el Petit Palais; Picasso y la Prehistoria, en el Museo Nacional de Historia Natural, y Fernande Olivier y Pablo Picasso, en la intimidad del Bateau-Lavoir, en el Museo de Montmartre.
MOUGINS
A 6 kilómetros al norte de Cannes y cerca de la perfumada Grasse se encuentra este pueblecito conocido por sus aceitunas, su vino y sus flores. Una preciosa villa que atrajo a modistos, cineastas, cantantes y pintores como Pablo Picasso, uno de sus más ilustres residentes. En este lugar vivió su romance con Dora Maar, pero fue más tarde cuando ya se había casado con Jacqueline Roque, cuando se instalaría definitivamente. Restaurantes estrellados, galerías de arte y la huella de Picasso llenan de encanto hoy la última morada del artista.
NUEVA YORK
A los museos neoyorquinos llega el rastro de Picasso, donde se exponen importantes obras del gran pintor y escultor Pablo Ruiz Picasso, como Las Señoritas de Avignon, pintada en 1907 y piedra angular de la pintura moderna. El MoMa –Museo de Arte Moderno (en la imagen)–, el Museo Solomon R. Guggenheim y el Museo Metropolitano también tienen previsto para el 50 aniversario varias exposiciones a lo largo de 2023.
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