Un imponente castillo, la huella de Harry Potter, multitud de interesantísimos museos o rutas guiadas repletas de enigmas. Edimburgo, con sus infinitos atractivos, se presenta como la escapada perfecta para hacer junto a los más pequeños de la casa. Con un casco histórico pequeño y manejable y ese halo de misterio que siempre rodea a la ciudad, se trata de un destino repleto de planes que conquista a todos sin importar la edad. ¡Una experiencia memorable que los niños recordarán para siempre!
LAS SORPRESAS DE LOS CLOSES
Un corazón con nombre propio: la Old Town, cuya espina dorsal es la kilométrica Royal Mile –y esto, va en serio: 1,8 kilómetros es lo que mide la larga avenida– es el corazón que hace latir la ciudad. Un hermoso enclave repleto de históricos edificios y fachadas de piedra que invitan a viajar en el tiempo hasta un pasado remoto. Tanta esencia destilan sus calles que está declarado Patrimonio de la Humanidad. Por eso los turistas son, desde hace tiempo, una parte más de lo que identifica el centro de la ciudad.
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Un aspecto muy curioso de la Royal Mile que, sin duda alguna, atraerá a los más pequeños, viene dada por los famosos closes. ¿De qué se trata? De los estrechos callejones que parten de la vía principal y que tienden a sorprender con lo que se encuentra al escapar por ellos. ¿Habrá un jardín? ¿Quizás un parque? ¿Y si, simplemente, no hay nada? Muchos, como Advoate´s Close, Lady Stair´s Close o Tweeddale Court (en la imagen), esconden además historias y leyendas tras ellos. Será cuestión de descubrirlas.
EL CASTILLO DE EDIMBURGO, YINCANA ENTRE CAÑONES
¿Qué puede haber más sugerente para un niño que un castillo en el que fantasear con cientos de historias? El de Edimburgo (edinburghcastle.scot), que se alza imponente desde una colina en uno de los extremos de la Royal Mile, bien vale una visita. Al comprar las entradas en la taquilla a los más pequeños se les ofrece el Edinburgh Castle Explorer Quiz, un juego de lo más entretenido que les pone a prueba preguntándoles determinados detalles sobre el monumento que deberán descubrir durante su visita, una manera amena y divertida mediante la que aprender sobre su historia. Y una sorpresa más: cada día, a la 1 en punto de la tarde, tiene lugar el One O´Clock Gun, un cañonazo que es lanzado desde el patio del castillo y que resuena en toda la ciudad. Un estruendo considerable que sorprenderá a pequeños… ¡y grandes!
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CON LA OVEJA DOLLY HEMOS TOPADO
Probablemente pocos museos estén tan preparados para atraer la atención de los niños como el National Museum of Scotland (nms.ac.uk), así que nada como incluir su visita en el plan de viaje familiar. Su céntrica situación es un plus, pero, además, la entrada es gratuita y desde su azotea su obtienen una de las panorámicas más increíbles del corazón de la urbe. Dentro, la explosión de estímulos llegará desde todos los rincones, empezando por la infinidad de esqueletos y fósiles de animales que cuelgan del techo en la sala central.
Habrá que recorrer tranquilamente las interesantes exposiciones sobre las temáticas más diversas repartidas por los diferentes espacios. Exhibiciones que abarcan desde el espacio, a la ciencia, pasando por las culturas del mundo o los animales. Todas las salas ofrecen actividades para que los niños aprendan de manera interactiva con juegos, pantallas táctiles, disfraces o, incluso, cuentacuentos. Un último reclamo es la mismísima Oveja Dolly, que se halla precisamente aquí, a la vista de todos los curiosos.
HARRY POTTER PARA TODOS
¿Y si decimos que Edimburgo está repleto de rincones que sirvieron de inspiración a la mismísima J.K. Rowling para dar forma a su obra más famosa? Y tan presente se halla Harry Potter en la ciudad, que hasta existen rutas guiadas organizadas por empresas locales que llevan a conocer los enclaves más destacados, rincones en los que se desarrollaron sus tramas. Entre las paradas obligadas, por supuesto, el mítico The Elephant House (elephanthouse.biz), un coqueto y tradicional pub en el que aseguran que Rowling pasó largas jornadas escribiendo parte de las novelas de la saga.
También hay que pasar por el cementerio de Greyfriars, donde encontraremos con la tumba del mismísimo Voldemort, por la colorida Victoria Street, que, según cuentan, sirvió de inspiración para el callejón Diagon, o por el colegio George Heriot´s, que nos recordará a Hogwarts. Si queremos que los más pequeños acaben sintiéndose también parte de las historias de Harry Potter, podremos hacer parada en alguna de las tiendas de magia inspiradas en sus personajes: The Enchanted Galaxy, o la tienda especializada en merchandising de Harry Potter, en el 40 de Victoria Street (museumcontext.com), serán perfectos.
ENTRE ILUSIONES ÓPTICAS Y JUGUETES
La lista de museos que suponen un plan ideal para que los niños disfruten a lo grande, en Edimburgo, no es lo que se dice corta. Algo de bastante valor si se tiene en cuenta que hablamos de una ciudad donde el frío y la lluvia, fuera del periodo estival, suelen sorprender a menudo, ¿qué mejor plan que pasarlo bien a cubierto? Una de esas opciones es el Museo de la Infancia, un paraíso en el que se mezclan juguetes de antaño y actuales en plena Royal Mile, que reabrirá sus puertas muy pronto, merece la pena estar atento para no perder la oportunidad de visitarlo.
Muy cerca, también en la céntrica vía, se encuentra otro imprescindible de la ciudad: Camera Obscura & World of Illusions (camara-obscura.co.uk), una divertidísima atracción desplegada a lo largo de las cinco plantas de un edificio junto al castillo con más de 100 juegos interactivos con los que retar a la mente. Hacer un tour por la ciudad sin moverse del lugar o fascinar con todo tipo de ilusiones ópticas hará que el tiempo transcurra entre risas. Otra actividad perfecta para hacer en familia.
¿RUTA CULTURAL O FANTASMAGÓRICA?
Recorrer las calles de una ciudad acompañados de un guía es siempre éxito asegurado. Pero si, además, el cicerone resulta que hace la visita de una manera distendida, en español y animando a los niños a participar y a ser activos para que no resulte tedioso, apaga y vámonos. Y esto es, precisamente, lo que ocurre con Clan Pascual (clanpascualtours.com), una de las empresas de turismo guiado por el casco antiguo de Edimburgo, que ofrece rutas para familias que incluyen un pequeño cuaderno de explorador para los más pequeños y propone actividades que deberán ir haciendo mientras transcurre el paseo. Una manera especial de visitar la ciudad que aúna aprendizaje y diversión. ¿Qué más se puede pedir?
Pues pidamos, por ejemplo, una ruta sobre fantasmas. Tratándose de Edimburgo, no se puede pasar por alto la multitud de leyendas e historias que hay relacionados con el universo paranormal, y que se ciernen sobre cada rincón de la ciudad. Una urbe donde, además, los cementerios están muy presentes en la vida cotidiana. La empresa Mercat Tours (mercattours.com) propone una ruta dirigida a niños, acompañados de guías caracterizados de una forma muy singular. Una terrorífica experiencia que añadir al viaje.
VERDE, QUE TE QUIERO VERDE
Es el color de Edimburgo por excelencia. Con la multitud de parques y jardines repartidos por toda la ciudad, ¿qué mejor manera podría haber de definirla? Así que, hagamos parada en algunos de ellos, que los niños lo agradecerán. Por ejemplo, en los de Princes St. (en la imagen), que hacen de separación entre el Old Town y el New Town. Con grandes extensiones de praderas donde disfrutar de un pícnic o, simplemente, reponer fuerzas tras horas de caminatas, cuenta además con una zona de parque infantil muy cerca del castillo y con innumerables rincones repletos de encanto, desde un reloj floral que estalla en belleza al llegar la primavera, a la coqueta casita del jardinero. En invierno, además, se instala en ellos el mercado de Navidad.
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Otro parque bastante frecuentado, tanto por locales como por turistas, es el de Holirood, situado en el camino hacia Arthur´s Seat, la colina más alta de toda la ciudad. Si los peques se animan y les apetece caminar, subir hasta lo más alto puede ser una excursión de lo más motivante. Alcanzar la cima de Calton Hill, otro de los puntos altos de la ciudad, es otra estupenda opción (en la imagen).
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LA ISLA QUE A VECES NO ES ISLA
Habrá que mirar bien la tabla de mareas para saber la hora exacta a la que es viable visitar la isla de Cramond, no vaya a ser que nos llevemos un disgusto. Porque este pequeño terreno situado en medio del mar, a varias decenas de metros de la costa, queda conectado a tierra firme por una pasarela cada vez que la marea baja, permaneciendo de esta forma durante varias horas. Si vuelve a subir, la cosa se complica, porque no existe otra vía por la que salir de ella. Acceder hasta este desconocido rincón es sencillo en autobús desde el centro de Edimburgo, y puede suponer toda una aventura para los niños de la familia. ¿Atravesar las aguas cuando el mar desaparece? ¡No habrá mejor plan!