El catarismo, una rama pacifista del cristianismo que hizo de Occitania su paraíso en la tierra y de la tolerancia su bandera, fue perseguido hasta su exterminio y aún hoy siguen despertando un halo de leyenda y admiración. Críticos contra una iglesia católica de Roma opulenta y corrupta, radicales en sus creencias e impregnados de una profunda espiritualidad, fueron considerados una herejía por su defensa de la pobreza y por la transgresora igualdad que otorgaban a hombres y mujeres. El papa Inocencio III, apoyado por el rey de Francia, lanzó una cruzada que, entre 1209 y 1229, acabó con la mayoría de sus seguidores…
POR EL CAMINO DE LOS BUENOS HOMBRES
Muchos de esos hombres cruzaron durante años desde el Languedoc la frontera con los territorios del norte de Cataluña. Hoy se puede seguir el llamado Camí dels Bons Homes (camidelsbonshomes.com), un itinerario de 12 etapas que sigue el sendero de Gran Recorrido (GR) 107 por las rutas migratorias que siguieron los cátaros hasta el siglo XIV. Su recorrido –ya sea en coche, a pie, en BTT o a caballo- es una invitación en plena naturaleza a adentrarse en una apasionante clase de historia que tiene en la comarca barcelonesa del Berguedà su triángulo de oro.
BERGA, CAPITAL MEDIEVAL
El primer vértice ineludible es Berga, una localidad a unos 100 kilómetros (una hora y cuarto) de Barcelona, célebre por su fiesta de la Patum, en la que el fuego y el bestiario catalán son los protagonistas (durante la semana de Corpus). La razón es que la capital de la comarca fue uno de los núcleos más importantes del catarismo. Perderse sin rumbo por las angostas callejuelas medievales de la ciudad es recrear las desventuras de la familia cátara más conocida de Berga, los Bretós.
Después, hay que recrearse con una perspectiva única de la localidad como la que brinda el santuario de Santa Maria de Queralt desde las alturas. Situado en el costado oriental del castillo Berguedà, la visita a su iglesia barroca es el complemento ineludible una vez se ha ascendido hasta lo alto del conocido como el ‘Balcón de Cataluña’, que regala la hermosa trama de tejados ocres de Berga y un horizonte repleto de iconos desparramándose ante los ojos: el Montseny, Les Guilleries, Montserrat…
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GÓSOL, INSPIRACIÓN DE LOS CÁTAROS ¡Y DE PICASSO!
La siguiente coordenada del camino es el bello pueblo de Gósol. Uno sabe que se está acercando a él cuando ve aparecer, recortada en el cielo, la cima bicúspide del Pedraforca (2.498 metros). Esa estampa, que debió emocionar a centenares de cátaros camino del exilio, es absolutamente magnética, sobre todo si se contempla desde la entrada al pueblo de Maçaners o desde el mirador del Gresolet, con vistas al valle del mismo nombre.
Ya en Gósol, todos los pasos convergen en la plaza Mayor, que no puede tener mejores vistas: a un lado el parque natural del Cadí-Moixeró y al otro, el costado oeste del Pedraforca. En este pueblecito a 1.423 metros de altura se debe paladear la paz e inspiración que destilan sus empinadas calles, sus casas engalanadas con macetas y los restos de su orgulloso castillo.
Así lo debieron hacer hace siglos los cátaros y, en el verano de 1906… ¡Pablo Picasso! Esta es una de esas sorpresas en la ruta cátara. Y es que fue en este paisaje prepirenaico donde el artista encontró aire puro e inspiración, lo que supuso un punto de transformación en su paleta y estilo pictórico. Imprescindible una visita al Centro Picasso, donde se exhiben copias de retratos y escenas de vida campesina. Está situado en la plaza Mayor, a un paso de la antigua fonda Cal Tampanada, donde se alojó el ilustre huésped.
ACTIVIDADES EN EL PARQUE NATURAL CADÍ-MOIXERÓ
Gósol es un magnífico campamento base para explorar toda la belleza y posibilidades que brinda este parque, ya sea a través de rutas senderistas, en bicicleta o con raquetas de nieve, si se recala aquí en invierno. Porque aquí uno puede, por ejemplo, ser pastor de ovejas por un día, conocer las plantas y sus propiedades medicinales o aprender a hacer mermelada casera, queso o allioli de codony, una delicatessen en todas las casas del Prepirineu. De lo primero se encarga Ricard García (carndelcadimoixero.com) en Comabella, cerca de Bagà, un paisaje rodeado de alta montaña, donde en verano enseña todas las labores de un pastor de un rebaño de ovejas de raza ripollesa. Al final, nada como un almuerzo pastoril a base de torradas con pà amb tomàquet y butifarra a la brasa entre los prados del Cadí-Moixeró.
Bosques asombrosos para disfrutar de la naturaleza este otoño
BAGÀ, EL FINAL DE LA RUTA
Solo queda por descubrir el último eslabón, la deliciosa población de Bagà. Todo aquí rezuma Medievo. Aunque, no hay duda, el corazón donde palpita la diáspora cátara en Bagà se encuentra en la plaza porticada Porxada. El paseo por su casco medieval tiene en el Pont de la Vila, puente medieval sobre el río Bastareny, el punto de arranque ineludible para luego subir hasta la iglesia de Sant Esteve, una bella construcción gótica.
Aquí hay que visitar el Centro Medieval y de los Cátaros situado en el antiguo palacio de Pinós, y el Centro de Interpretación del Parque Natural del Cadí-Moixeró (parcsnaturals.gencat.cat/es/cadi).
Pueblos medievales de Cataluña que parecen decorados de otra época
LA MEJOR ÉPOCA PARA EMPRENDER ESTE VIAJE
En cualquier época del año es buena, pero el otoño es perfecto para descubrir la privilegiada naturaleza del Berguedà, con paseos por los bosques cercanos a poblaciones como Saldes o Gisclareny, lo que de paso servirá para iniciarse a toda la familia en la aventura de encontrar todo tipo de setas. A finales de junio y finales de agosto, varias localidades que acogen el Festival Cátaro del Pirineo catalán (berguedaturisme.com/es/blog-festival-catar-al-pirineu-catala), con pasacalles, conciertos de trovadores, mercados medievales con demostración de oficios de la época, visitas teatralizadas…
¿DÓNDE DORMIR?
En Bagà, en el Molí del Casó (molidelcaso.cat), un antiguo molino junto al río y convertido en casa rural que es un cofre repleto de joyas. Para empezar, Conxita, su propietaria y excelente cocinera que inicia a los alojados en el arte de la gastronomía natural y hace de cicerone en su huerto medicinal y culinario. No hay que dejar de saborear la truita de salvia, una receta cátara. También en Bagà, en Cal Amagat (hotelcalamagat.com, en la imagen), un rústic gastrohotel con 18 habitaciones y excelente propuesta culinaria, como su menú degustación de la cocina del Berguedà, que cambia al ritmo de las estaciones.
PARA DEGUSTAR LA GASTRONOMÍA DEL BERGUEDÁ
Para los viajeros foodies esta comarca ofrece magníficas propuestas gastronómicas, sobre todo en otoño, con La cuina del bolet, con las setas como protagonistas. Para descubrirla nada como el restaurante Niu-Nou (niunou.com, en la imagen), en Bagà. Su cocina es un viaje al pasado. Literalmente. Y es que gracias al saber hacer de su chef, Carme Clotet, aquí podrás degustar muchas de las recetas de los cátaros tamizadas por la cocina tradicional catalana y con un toque de vanguardia. Ahí está el crep de crema genestada, licor de rosas y helado de jengibre para demostrarlo…
En el corazón de Gósol, La cuineta de Cal Triuet (lacuinetadecaltriuet.com), una acogedora casa de comidas que ofrece una cocina tradicional catalana con el protagonismo de los productos de proximidad.