El oeste de Cantabria es una sucesión de tesoros que esconde, sin ir más allá de la costa, pueblos marineros, espacios naturales, arenales de tronío y villas refinadas como Comillas, en la que disfrutar también en familia. Para empezar, pongámos primero en situación conociendo algo de su historia, que comienza en el siglo XV, cuando en el cercano pueblo de San Vicente de la Barquera una noche se ocasionó un gran incendio que provocó que muchos de sus habitantes se desplazaran y fundaran, a solo 10 kilómetros de distancia, Comillas.
Con el paso del tiempo llegaría a ser la «Villa de los Arzobispos», pues nada menos que cinco prelados nacieron en ella. Pero la verdadera esencia de Comillas tiene que ver con su pasado indiano y con las reformas que Antonio López y López, vecino de origen humilde y apellido corriente, emigrante en Cuba, impulsó al regresar a su pueblo. Sería el primer Marqués de Comillas. Fue entonces cuando la localidad pasó de humilde villa marinera a elegante puerto de mar escogido por la aristocracia del XIX y principios del XX para pasar sus veraneos. Los arquitectos modernistas catalanes más importantes de la época fueron contratados para levantar grandes obras que hoy siguen sorprendiéndonos.
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Ese poso de villa señorial se descubre recorriendo las calles empedradas y las plazuelas de Comillas, con magníficas muestras de arquitectura popular y casonas solariegas con amplios miradores y escudos. Si la de La Plaza acoge el edificio del ayuntamiento y la iglesia de San Cristóbal; en la del Corro de Compías, sus bares y restaurantes la llenan de ambiente. Algo más alejada está la plaza de los Tres Caños, con una torre y una fuente de aire modernista.
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El paseo irremediablemente nos lleva al Palacio de Sobrellano, que fue la casa del Marqués de Comillas, una obra del arquitecto Juan Martorell. Si por fuera resulta imponente su estilo neogótico, la visita guiada que recorre el interior (centros.culturadecantabria.com) descubre su rico mobiliario y su obra pictórica y escultórica. Formando conjunto con el palacio está la capilla panteón, con bellos mausoleos de mármol y una parte de mobiliario diseñado por Gaudí.
Impresionante se mire desde donde se mire es el edificio de la Universidad Pontificia, antiguo seminario mayor, que domina todo el pueblo, de estilo neogótico mudéjar y con elementos decorativos modernistas y la portada de acceso firmados por el arquitecto Dómenech i Montaner. Para verlo de cerca, mejor hacer una visita guiada a su interior.
La ruta modernista podemos continuarla en el Capricho de Gaudí, un hermoso edificio de estilo arabesco levantado en 1885 que es uno de los tres únicos edificios del genial arquitecto catalán que pueden verse fuera de Cataluña. Su pórtico con grandes columnas y las decoraciones cerámicas de sus muros resultan sorprendentes. Además de las visitas libres y guiadas por el recinto, hay otras para disfrutar de la cultura en familia que concluyen con un taller en la Gauditeca (elcaprichodegaudi.com).
Por supuesto que en una visita a Comillas no debe faltar a asomarse a las alturas para disfrutar de las mejores panorámicas, como la que ofrece el monumento al Marqués de Comillas, obra de Doménech, en una colina que domina todo el pueblo y con vistas al mar. Y contemplar El Ángel Exterminador, la estatua modernista de Llimona aupada sobre el cementerio de San Cristóbal.
SURF EN OYAMBRE
Comillas tiene una playa en el centro de la villa, pero ahí al lado está el Parque Natural de Oyambre, que se extiende entre las rías de la Rabia y San Vicente, y y tiene uno de los mejores arenales de Cantabria, la playa que le da nombre. Escoltada por dunas, rodeada de un paisaje de extraordinaria belleza y convertida en uno de los lugares ideales de la costa cántabra para la práctica del surf. A los niños les encantará probarlo guiados por los monitores de alguna de las escuelas del entorno, como Oyambre Surf (oyambresurf.com) o Surf Camp (elementsurf.de/es).
ALOJAMIENTOS PARA UNA ESCAPADA RURAL DE FIN DE SEMANA A COMILLAS
En un edificio restaurado se ubican los tres apartamentos boutique de Fuente Real (fuentereal.es), con una bonita decoración y bien situados para moverse luego a pie por la villa, porque todo queda a mano. También cómodos apartamentos para 4, 6 y 8 personas, que admiten incluso a mascotas, los de Abba Comillas Golf Apartments (abbahoteles.com), un complejo con restaurante e instalaciones deportivas.
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Y EN EL ENTORNO
A 20 kilómetros… las Cuevas del Soplao
A 20 kilómetros de Comillas, la explotación de las minas de La Florida dejó al descubierto en la sierra de Arnero esta maravilla de la geología que vuelve locos a los niños, pues el acceso a la cueva comienza con un corto viaje en un pequeño tren minero. El asombro continúa después durante el recorrido por sus antiguas galerías mineras, un auténtico paraíso natural de estalagmitas, estalactitas, lagunas subterráneas, coladas y especialmente excéntricas (elsoplao.es).
A 20 kilómetros… la Neocueva de Altamira
Si Santillana del Mar ofrece un entretenido paseo por sus calles, que son un auténtico museo de piedra, mucho más lo es pasar unas horas en la cueva de Altamira, bueno, en la Neocueva, la réplica de esa gran sala en la que los hombres prehistóricos pintaron bisontes, ciervos, monos, caballos y diferentes símbolos. Por algo la llaman la Capilla Sixtina del arte rupestre (culturaydeporte.gob.es).
A 40 minutos… Cabárceno
En el singular paisaje kárstico del Parque de la Naturaleza de Cabárceno, por donde se mueven en régimen de semilibertad más de un centenar de especies animales, se puede pasar un día emocionante de mil maneras: recorriendo los recintos donde viven jirafas, elefantes africanos o cebras Grévy, asistiendo a una demostración de aves rapaces, haciendo una ruta guiada en bicicleta, una visita salvaje o sobrevolando en un telecabina sus peñascos, pináculos y cuevas de color rojizo (parquedecabarceno.com).