En marzo de 1478 la villa de Trujillo vio nacer a Francisco Pizarro, conquistador de Perú, y su leyenda, su poder y su riqueza convirtió aquella ciudad en un mito de la aventura americana. De aquí partieron decenas de trujillenses que escribieron a lo largo del siglo XVI algunas de las más memorables páginas de la historia de la América hispana. Tanto esfuerzo mereció la pena porque, al cabo de los años, al amparo de algunos apellidos memorables, Trujillo acabaría convirtiéndose en una de las ciudades más monumentales de toda Extremadura. Nos vamos a descubrir esta ciudad cacereña tierra de conquistadores, de buena gastronomía y en un sorpredente entorno natural.
QUÉ VER EN TRUJILLO
La ciudad está coronada por una alcazaba árabe construida en tiempos del emirato omeya de Córdoba. Antes que una fortaleza andalusí fue un campamento romano. Un camino de ronda circunda su perímetro amurallado salpicado por torreones y almenas. Desde ellas la vista es impagable desde donde se divisan los campos de Extremadura. Las murallas que en otro tiempo aprisionaron la ciudad abren a cuatro puertas. De la alcazaba quedaron completamente enamorados los productores de HBO cuando la eligieron como set de rodaje en la serie Juego de Tronos en su séptima temporada.
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En su interior, Trujillo se despliega por callejas estrechas y empedradas que derivan en la plaza Mayor, una de las más bellas de España, síntesis de la ciudad épica. Antes de quedar conformada con su forma asimétrica fue arrabal, barrio de mercaderes y primitiva judería. Fue también escenario de mercados medievales, de juegos, autos y justas hasta que a mediados del XVI, bajo los influjos del renacimiento, asomaron a ella las grandes casas palaciegas. Fue entonces cuando sus bajos se hicieron soportales y se remozó la iglesia de San Martín, altiva y vertical, de una sola nave y una airosa espadaña que se asoma intencionadamente a la plaza mostrando un reloj que marca la hora oficial de la ciudad.
A sus pies está la estatua de Francisco Pizarro, obra en bronce del escultor americano Carlos Rumsey. A la plaza asoma el palacio de los Duques de San Carlos, frente a la puerta de Limas, al lado del palacio de los Marqueses de Piedras Albas, erigido sobre los soportales del Pan. Pero el palacio más importante de la plaza es el del Marqués de la Conquista, promovido por Hernando Pizarro, hermano del conquistador de Perú. Es un soberbio monumento plateresco cuyo balcón esquinado es síntesis del mejor arte extremeño. En él está esculpido el escudo de Carlos I, cuya utilización autorizó el emperador en 1537.
Hay otros edificios notables en la plaza como la Casa de las Cadenas o el palacio de los Chaves-Orellana. Pero hay, sobre todo, un ajetreo continuo, un ir y venir que imprime vida a la plaza, terrazas concurridas de vecinos y foráneos, tiendas de artesanía, de recuerdos y productos gastronómicos que elaboran con mimo en las comarcas de Cáceres.
La plaza Mayor, además, está abierta a un puñado de calles que invitan al caminante a curiosear por otros palacios erigidos por los Bejarano, los Chaves y los Altamiranos, hijos de la América colonial que hicieron fortuna y la trajeron hasta aquí. Guarda la ciudad intramuros la memoria de viejas iglesias como la de Santa María la Mayor, cuyos pilares toman asiento sobre la desaparecida mezquita aljama.
Para quien quiera seguir descubriendo la historia de Trujillo tiene que pasar por el Centro de Interpretación de la Historia de la Ciudad ubicado en la Torre del Alfiler, uno de los edificios más singulares del centro histórico. Y si hay más ganas de museos dos recomendaciones: el de la Coria (fundacionxavierdesalas.org), cuyas salas están dedicadas a la vinculación de la ciudad con la conquista de Nuevo Mundo, y la Casa Museo de Pizarro, que recrea la vida, aventura y conquista del hijo más ilustre de esta mítica ciudad.
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GUÍA PRÁCTICA
¿Cómo llegar?
Trujillo está a 45 kilómetros de Cáceres capital –por la A-58–. Desde Madrid por la A-5 son 250 km., unas dos horas y media en coche.
¿Cuándo ir?
La primavera y el otoño invitan a recorrer Trujillo a pie y sin prisas. En primavera, por mayo, se celebra la Feria Nacional del Queso –en 2022 se celebró del 29 de abril al 2 de mayo– y es un buen motivo gastronómico para sumar a la visita. También en primavera, el Domingo de Resurrección, cuando tiene lugar la fiesta del Chíviri una gran celebración en la plaza Mayor donde la buena gastronomía también se hace su hueco.
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¿Dónde dormir?
En el Parador de Trujillo, ubicado en el antiguo convento de Santa Clara. Conserva el ambiente de paz y sosiego que le imprime su estructura conventual y tiene un buen restaurante para probar gastronomía local. Si se prefiere un alojamiento rural El Patio ofrece unos apartamentos perfectamente equipados y con preciosas vistas a la plaza Mayor desde sus balcones o desde la terraza ubicada en la última planta del edificio perfectamente rehabilitado.
¿Y a la hora de comer?
El Asador Corral del Rey es todo un referente en la ciudad situado en el antiguo palacio de Piedras Albas.Su carta refleja una cocina sencilla, directa y de intensos aromas gracias a la gran despensa de productos de las tierras extremeñas. Es un placer degustar un recetario interminable maridado con vinos regionales. Alrededor de la plaza, en realidad, hay otros muchos locales donde ofrecen cocina tradicional como La Troya (mesonlatroya.es), El Medievo (elmedievo.com) o Bizcocho Plaza (restaurantebizcochoplaza.com). Para los que quieren algo más de modernidad Meseguera (meseguera.com) es una buena elección.
QUÉ HACER CERCA DE TRUJILLO
BODEGAS HABLA
Situando a Extremadura en el mapa vinícola internacional las bodegas HABLA (bodegashabla.com) rodeadas de 200 hectáreas de viñedos, en un vanguardista y premiado edificio, a tan solo 8 km. de Trujillo. La visita se acompaña de una cata.
EL BERROCAL
Visitar el Berrocal, un paisaje protegido salpicado de grandes moles pétreas de granito que rodean y conforman el término municipal de Trujillo. A su lado se extiende la dehesa, pastos que ha alimentado la rica ganadería de la comarca.
CÁCERES
A 46 km. de Trujillo por la A-58 se llega a Cáceres, una ciudad que merece una visita pausada. A su casco histórico, uno de los mejor conservados del país declarado Patrimonio de la Humanidad, se suman ahora aires contemporáneos como los del Museo Helga de Alvear (fundacionhelgadealvear.es), un espacio expositivo de 3000 m2 donde se exhiben unas 300 obras de arte contemporáneo de artistas internacionales, muchas de ellas nunca vistas antes en España. Y modernidad también la de la gastronomía del dos estrellas Michelin Atrio (restauranteatrio.com) para los que queráis daros un capricho.