AIT BEN HADDOU
Una de las kasbahs más bellas y la más fotografiada y mejor conservada de Marruecos es esta de Ait Ben Haddou a unos 180 km de Marrakech. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Ridley Scott rodó allí parte de Gladiator, Oliver Stone hizo lo propio en Alejandro Magno, y en Juego de Tronos fue la ciudad de Yunkai, en la que Daenerys libera a los esclavos. Sus edificios de adobe quedan rodeados por las murallas y torres defensivas que conforman la fortaleza donde vivían los bereberes protegiendo sus casas, cosechas y palmerales. Hoy apenas residen un puñado de familias, porque el adobe exige continuas reparaciones, por lo que hace tiempo construyeron nuevas viviendas al otro lado del río.
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CASCADAS DE OUZOUD
110 metros tiene este espectacular salto de agua, las cascadas más altas del norte de África. Una maravilla de la naturaleza que puede visitarse en una excursión de un día desde Marrakech –el trayecto dura unas dos horas y media, solo ida–. Hay varios miradores para contemplarlas, tanto desde la parte alta como desde su base, donde impresiona el estruendo de la caída. En el entorno de las cascadas hay bares y restaurantes donde tomar algo y unas pequeñas barcas en las que acercarte a sus aguas.
DESIERTO DE MERZOUGA
Las dunas de Merzouga o Erg Chebbi, en el corazón del desierto del Sahara, pasan del dorado al rosa cuando, al atardecer, se avanza sobre ellas a lomos de un dromedario, un quad, un todoterreno e incluso una tabla de surf. Por aquí dan cobijo sus campamentos de jaimas al calor de un fuego beduino. Uno de los lugares más bellos del mundo para contemplar la puesta de sol que da paso a su magnífico cielo estrellado bajo el que acampar. Muchas agencias realizan excursiones desde Marrakech a Merzouga con paseos en camello y otras actividades. A esta escapada lo recomendable es dedicar, al menos, dos o tres días.
VALLE DE OURIKA
Otra de las excursiones típicas desde Marrakech, por su cercanía a la Ciudad Roja –se llega en unos 45 minutos– es la que lleva a seguir el curso del río Ourika, un paisaje verde y fértil entre áridas montañas de tierra rojiza. Hay que visitar la aldea de Setti Fama, en el corazón del valle, y desde ella hacer una excursión a las cascadas –donde es posible darse un baño en sus heladas aguas–. En Setti-Fama habrá que detenerse en algún restaurante y probar la gastronomía bereber o curiosear en alguno de sus comercios (en la imagen una tienda de aceite de argán).
ESSAOUIRA
Una localidad playera situada frente al Atlántico y batida por los vientos alisios que hacen que surfistas europeos acudan a su costa a cabalgar las olas en un destino asequible y exótico a la vez. Su muralla abraza a la ciudad vieja, declarada Patrimonio de la Humanidad, con callejas encaladas en un blanco impoluto con caserones que hoy se han reconvertido en pequeños hotelitos con encanto conocidos como riads o en restaurantes donde sentarse a cenar o tomar un té en sus terrazas. Hay que entrar en los talleres artesanos a curiosear (y seguro que comprar) entre los estantes. Con un activo puerto pesquero en sus puestos de pescado puedes elegir una pieza que te cocinarán allí mismo en parrillas al aire libre.
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OUARZAZATE
Este pueblo a los pies del Atlas venido a más gracias a sus hoteles, su aeropuerto y sus dos estudios de cine que lo han convertido en un auténtico plató cinematográfico gracias a la belleza de sus paisajes. En sus estudios se han rodado largometrajes tan conocidos como Gladiator, Asterix y Obelix, Laurence de Arabia o series como Juego de Tronos y se pueden visitar para ver algunos de sus decorados. La ciudad tiene también un museo dedicado al séptimo arte.
En esta localidad, conocida como ‘la puerta del desierto’, hay que tener en cuenta otras visitas como el mercado central y el zoco de artesanía. A las afueras encontramos una de las kasbahs más visitadas de Marreucos, la de Taourirt, una fortaleza de adobe con torres almenadas construida en el siglo XVIII y rehabilitada. Su visita se hace acompañados de un guía que nos enseña las salas de recepciones con techos de madera policromada, la mezquita, las habitaciones…
KASBAH DE TELOUET
Entre Marrakech y Ouarzazate se concentran un buen número de ciudadelas (kasbahs) y pueblos fortificados de lo más singulares. La de Telouet se encuentra a unos 120 km de la ciudad y fue residencia oficial de Thami el Glauoi. Pachá de Marrakech y Señor del Atlas, este jefe de un clan muy enriquecido derrochó a manos llenas en artesonados y revestimientos de estuco y mármol que supieron apreciar huéspedes de la talla de Churchill o Hemingway que pasaron por aquí. Este palacio de barro es hoy algo menos visitado que otras kasbahs, al quedar más apartado de las rutas habituales.
PASEO POR LAS MONTAÑAS DEL ATLAS
Las montañas del Atlas se salpican de aldeas bereberes entre enormes picos, cañones profundos, valles y ríos por donde fluye la vida. Es uno de los destinos más deseados en Marruecos para los más activos donde realizar senderismo por caminos bien señalados. Empresas como Get your Guide (getyourguide.es), Viator (viator.com) o Civitatis (civitatis.com) proponen rutas de entre uno y seis días desde Marrakech acompañados de un guía donde además se visitan aldeas, se monta en globo o se disfruta de un día de aventura en tirolina.
DESIERTO DE AGAFAY
Una de las excursiones más populares por su cercanía a la ciudad (se llega en menos de una hora) donde dormir en una jaima bajo las estrellas del desierto y frente a las montañas nevadas del Atlas. Aquí no hay grandes dunas de arena como en Merzouga, es más bien un paisaje árido y rocoso donde se realizan actividades como montar en quad o en camello. Allí podemos encontrar algunos alojamientos ecológicos llenos de encanto como Terre des Etoiles (terredesetoiles.net) o La Pause (lapause.com-hotel.com/es) donde vivir la experiencia de pasar una noche en las áridas tierras del desierto.
CIUDADES IMPERIALES DE MARRUECOS
Junto a Marrakech, las ciudades imperiales de Fez, Rabat y Meknes, todas ellas Patrimonio de la Humanidad, son visita imprescindible en Marruecos. En Rabat, capital de Marruecos, imprescindible el paseo por la medina, la kasbah de los Oudayas o la torre de Hassan. La ciudad medieval de Fez se caracteriza por sus cuatro curtidurías tradicionales. Y en Meknes, quizás la más desconocida, hay que pasear por sus zocos o por la plaza de El-Hedim. Hay varias agencias que organizan viajes donde se enlazan estas cuatro grandes ciudades.