Un lechazo asado acompañado de una torta de Aranda y de vino de la Ribera del Duero es una felicidad tan grande y un reclamo tan poderoso que muchos viajeros vienen a esta villa burgalesa, comen y se marchan sin hacer nada más. Pero aquí hay muchos planes por disfrutar, además de su gastronomía. Visitar alguno de los seis museos de la localidad, descubrir su patrimonio, recorrer su entorno natural o visitar los 7 kilómetros de bodegas subterráneas que se encuentran solo en el casco antiguo. Os contamos estos y otros planes más, para un fin de semana arandino.
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2022, CAPITAL EUROPEA DEL VINO
Este año Aranda de Duero ejerce orgullosa como Ciudad Europea del Vino, y lo hace desde 2020 cuando fue galardonada por la Red Europea de Ciudades del Vino con este título y que la situación excepcional que hemos vivido ha hecho que se prorrogue en 2021 y 2022. Para celebrarlo ha planificado un año repleto de actividades, pero aún quedan unas cuantas.
Septiembre da comienzo con las fiestas patronales –entre el 9 y el 18– para las que se han pragramado conciertos, el Festival Internacional del Magia, espectáculos infantiles, obras teatrales y mucha animación. El otoño trae aromas y sabor a vino gracias a la gran fiesta de la vendimia –23 y 24 de septiembre– o las actividades programadas para celebrar el Día Europeo del Enoturismo el próximo 8 de noviembre (http://ciudadeuropeadelvino.arandadeduero.es/).
UN LECHAZO PARA UNA ESCAPADA GOURMET
Para los que piensan en una escapada gourmet no hay mayor reclamo en esta ciudad que celebra cada año las Jornadas del Lechazo que degustar un buen asado de cordero lechal elaborado en horno de leña, de roble o encina, acompañado de un vino de la Ribera del Duero. Buenas opciones para ponerse manos a la obra son el restaurante Aitana (aitanarestaurante.es), con horno de leña a la vista y carnes de excelente calidad; el tradicional Casa Florencio (casaflorencio.com) que lleva desde 1949 elaborando los mejores asados con corderos de raza churra; y mucho más moderno el restaurante El 51 del Sol (el51delsol.com), donde se mezcla la tradición con la innovación culinaria de la mano del chef David Izquierdo.
BUENAS TORTAS Y MEJOR HOJALDRE
El lechazo asado se puede comer sin entrantes, sin ensalada, casi sin beber vino ni agua. Pero no sin pan, y qué mejor que la tradicional torta de Aranda. Esta torta dorada, aceitosa y de miga esponjosa la hacen en Pastelerías Tudanca (grupotudanca.com). Hay una tienda en la céntrica calle Isilla, 13, pero el obrador está en Antonio y Manuel Cebas, 3. Aquí además se elabora y se vende congelada una masa de hojaldre que usan en sus restaurantes prestigiosos chefs, como Pepe Rodríguez o Mario Sandoval, porque hacerla mejor es casi imposible.
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VIAJE AL FONDO DE LA EDAD MEDIA
En Aranda hay 135 bodegas subterráneas medievales, que forman un laberinto de siete kilómetros bajo el casco antiguo y que hacen de esta ciudad el gran centro productor del vino del norte de España. Bodegas como la de Las Ánimas (en la imagen), que ahora es parte del CIAVIN, Centro de Interpretación de la Arquitectura del Vino, ubicado en un edificio del siglo XVIII y que se visita con guía (tel. 947 510 476).
En el asador El Lagar de Isilla (lagarisilla.es) también se puede ver una bodega del siglo XV, a 12 metros bajo tierra. Subiendo y bajando sus 59 escalones se quema la comida.
ARTE SACRO Y SURREALISTA
No todo va a ser comer y beber en Aranda. Además de bodegas y asadores, también hay museos. Vale la pena acercarse al de Arte Sacro (museosacro.es), aunque solo sea para ver su ubicación (la iglesia de San Juan, con una soberbia portada gótica, en la imagen) y su entorno (la morería, el puente medieval…). Justo enfrente está el Museo Casa de las Bolas, donde se expone una parte de la importante colección artística reunida por el ingeniero de minas segoviano Félix Cañada, que pasó su infancia en esta villa burgalesa, así como las 100 ilustraciones que Dalí hizo para la Divina comedia por encargo del Gobierno italiano en 1965, al cumplirse 700 años del nacimiento de Dante.
También podemos visitar el Museo de Cerámica, el Museo del Tren, el Museo de los Juegos Tradicionales o CIAVIN, el Centro de Interpretación del Vino.
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UN MUSEO DE LOS AROMAS ÚNICO EN EUROPA
La mayoría de los museos están pensados para que el visitante vea, oiga y, los más interactivos, toque. En Santa Cruz de la Salceda, a 16 kilómetros de Aranda, hay uno para oler: el Museo de los Aromas (museodelosaromas.com). Es el único museo de estas características en Europa y merece la pena acercarse. Ideal para ir con los más pequeños de la casa, pues el recorrido es un puro juego: todo se examina, se compara y se adivina husmeando. En el museo hay los aromas del recuerdo, los que sanan, los que enferman, los de peligro, los del vino, los del café, los del aceite, los perfumes… Y así hasta 92 aromas.
UNA ESCAPE-ROOM DEL SIGLO XIII
La bodega subterránea más curiosa de Aranda, con diferencia, es del siglo XIII y está situada en la calle Cascajar, a 100 metros de la iglesia gótica de Santa María, que la empresa Ribiértete (ribiertete.com) ha transformado en una escape-room del vino. Un monje aterrador recibe e informa a los participantes: «Cuanto más bebáis y más comáis, más fácil os será hallar la salida». Es evidente que el vino y las tapas se sirven a continuación no son un piscolabis de cortesía y que la clave para huir (la primera de muchas claves) está en acabarlo todo. Hay 50 minutos para escapar.
DEPORTE A ORILLAS DEL DUERO
Para hacer vida sana en Aranda está la senda del Duero (lasendadelduero.com), un sendero de 755 kilómetros que bordea el río desde su nacimiento en Soria hasta la frontera portuguesa, pasando por aquí. Si cruzamos el Duero por la pasarela que hay a la altura del parque El Barriles y avanzamos aguas abajo por la margen izquierda, veremos que el camino está perfectamente acondicionado los siguientes cinco kilómetros, con bancos en la orilla.
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TORREMILANOS, EL HOTEL, BODEGA Y TONELERÍA PARA DESCANSAR
En tierra de vinos apetece descansar en un lugar como Torremilanos (torremilanos.com), un hotel de cuatro estrellas rodeado de hermosos viñedos. Porque, además de hotel, es una bodega centenaria que elabora excelentes caldos (recomendamos el Peñalba López Pinot Noir), que hace cava (caso único en Castilla y León) y que fabrica sus propias barricas. De esto último se ocupa Gheorghe Tutulea, que lleva hechas más de 4000 barricas en 15 años. En España tienen tonelería propia Torremilanos y cuatro bodegas más.
LLEVARSE UN CORDERO A CASA
Yendo a Aranda, o volviendo, se ha de parar en Fuentespina, a 4,5 kilómetros de la ciudad, para adquirir en Bodegas Fuentespina (vinosribera.com) el lechazo envasado al vacío de Paradilla 143 (paradilla143.com), que Eduardo Abad cría, cocina y conserva de forma meticulosa en su finca de Pardilla. Lo hace con tanto amor que nadie nota la diferencia entre un cordero suyo precocinado y otro asado de forma tradicional. De hecho, buenos asadores echan mano de estos lechazos envasados los días en los que no compensa encender el horno. También se puede aprovechar la parada en Bodegas Fuentespina para llenar el maletero de vino, morcilla, paté, miel y dulces artesanos de la comarca.