Si por algo se caracteriza el litoral gallego es por la inmensa cantidad de ecosistemas dunares y marismeños que encierra. Baldaio, Ortigueira o A Lanzada son solo algunos, pero entre todos destaca el complejo dunar de Corrubedo. Resulta difícil imaginar cómo debió ser este lugar hace 15.000 años, antes de que el efecto del viento y las mareas fueran cerrando lo que era una bahía y diera lugar a un conjunto de cinco playas, dunas, lagunas y marismas que hoy se agrupan bajo la denominación de parque natural y se extiende a lo largo de 1000 hectáreas de extensión del municipio de Ribeira.
Corrubedo es una zona cambiante y no hay más que observar la gran duna viva que domina este espacio abierto entre las rías de Arousa y la de Muros y Noia, para darse cuenta de ello. Llegar a su cumbre implica sortear otras inmóviles colonizadas por la vegetación, hasta toparse con una gran muralla arenosa de increíble fuerza visual que avanza en dirección nordeste.
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La duna tiene un kilómetro de longitud, entre 200 y 250 metros de ancho y más de 15 metros de altura –entre la leyenda y la exageración, se documenta que, a finales del siglo XIX, superaba los 60 metros- y avanza a una velocidad de entre 2 y 3 centímetros cada año. El espectáculo que ofrece resulta verdaderamente mágico al amanecer o cuando se oculta el sol.
Entre las 5 playas que forman el conjunto sobresale, por su extensión, la de Lagoa, con casi 3000 kilómetros de larga. La de Ladeira, que tiene su continuación en la de Vilar-Carreira, queda ahora a un paso y es un placer sumergirse en sus aguas cristalinas y disfrutar de esta recogida zona donde las corrientes son menores y la entrada al mar se realiza sin desniveles importantes.
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Pero Corrubedo es mucho más. Sus dos lagunas litorales de diferentes características forman un ecosistema de gran riqueza ecológica y con una singular y valiosa flora y fauna. La de Carregal es de agua salada y se comunica con el mar por pequeños canales formando una amplia marisma, la de Vixán es cerrada y de agua dulce, pues se alimenta de las aguas del riachuelo del Muíño.
FICHA TÉCNICA
Acceso y aparcamiento
A la altura de Oleiros, seguir en dirección Corrubedo hasta la indicación de las dunas. El aparcamiento está a 100 metros de la gran duna móvil y a 800 de la playa de Ladeira. La de Vilar-Carreira tiene un acceso más cómodo, aunque está más solicitada. Hay una red de caminos y accesos por pasarelas que evitar pisar las dunas.
Centro de Recepción de Visitantes Casa da Costa
Está situado en O Vilar y, además de acoger una exposición sobre el complejo dunar y los ecosistemas del parque, organiza visitas o facilitan itinerarios autoguiados (tel. 881 86 76 45). En otro edificio se encuentra el Centro de Interpretación del Ecosistema Litoral de Galicia. El Puerto Deportivo de Ribeira queda a 5 kilómetros.
Longitud
El conjunto suma 4 kilómetros.
Características
Arena blanca, de fuerte oleaje, ventosa y de grado de ocupacion bajo.
Equipamiento
Cafetería-restaurante en el área recreativa de O Vilar., también hay observatorios de aves, vigilancia y paneles informativos.
QUÉ TIENES QUE VER EN EL ENTORNO
Mirador de Castrocidá
Forma parte del parque natural y ofrece buenas vistas de este tramo costero.
Faro de Corrubedo
Testigo privilegiado desde el siglo XIX de la bravura del mar y de un sinfín de crepúsculos. A lo largo de la historia fue muchas veces confundido con el de la isla de Sálvora, lo que provocó alguna tragedia. Para evitarlo, se cambiaron los destellos blancos por rojos, que anuncian peligro.
Dolmen de Axeitos
Es uno de los monumentos funerarios de época megalítica más sobresalientes de Galicia, por su belleza y grandiosidad. Consta de ocho piedras verticales que sostienen una gran laja, formando una cámara de dos metros de altura. Está ligado al castro de Baroña, que lleva hasta la boca de la ría de Muros y Noia.
Playa de As Furnas
Inmortalizada por Amenábar en la película Mar adentro, queda próxima a 2 lagunas protegidas, las de Xuño y Muro.
A Pobra do Caramiñal
Su nombre va unido a Ramón del Valle-Inclán, quien aquí pasó largas temporadas. Su figura ha dado origen a una ruta por la localidad, con la Torre de Bermúdez, que acoge un museo dedicado al escritor, como parada imprescindible. En el entorno, el río Pedras desciende por la sierra de Barbanza y da lugar a un paisaje lleno de saltos de agua y piscinas naturales.