PARADOR COSTA DA MORTE, UNA INFINITY POOL SOBRE EL ATLÁNTICO
Esperar el último rayo de sol de la Europa continental sumergido en la infinity pool del más nuevo de los Paradores es un momento mágico, pues su moderna piscina es un excelente mirador con vistas al Atlántico más bravío. También las tiene el spa y las habitaciones, pues este hotel sostenible y de diseño ha sido edificado como una arquitectura contemporánea escalonada y con cubiertas vegetales que se integra en la orografía del terreno.
A orillas del Parador está la playa de Lourido, pero más allá, la Costa da Morte posee un entorno natural de gran belleza para ir desvelando, donde se suceden playas salvajes, faros, acantilados y pueblos marineros antes de llegar al cabo de Finisterre, el fin de la tierra.
PARADOR DE CRUZ DE TEJEDA, INMERSO EN LA CALDERA VOLCÁNICA
A 1500 metros de altura, sobre los barrancos de una caldera volcánica, la piscina del Parador de Cruz de Tejeda se rodea de un bello paraje que la Unesco ha incluido en su lista del Patrimonio de la Humanidad: Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria.
Darse un baño en sus aguas es una experiencia tan imborrable, como asomarse a los miradores de este entorno: desde el más cercano, el Pico de los Pozos de la Nieve, al del mirador Degollada de Becerra o el del Roque Nublo. Al regresar de las excursiones, reconforta también una visita al spa y unas buenas papas arrugadas con mojo o unos quesos de Tejeda.
PARADOR DE VIC-SAU, SOBRE LAS AGUAS
Con la serranía de Les Guilleries de fondo, el pantano de Sau es un verdadero parque de aventuras en la naturaleza para los amantes de los deportes acuáticos. Subirse a un kayak y navegar a un palmo del campanario de la iglesia románica de Sant Romà de Sau, del siglo XI, oculta bajo sus aguas, resulta una experiencia única, como disfrutar de las vistas desde la piscina de esta antigua masía tradicional asomada al pantano.
Es el Parador más cercano a la ciudad de Barcelona, pero se encuentra aislado e inmerso en uno de los parajes más bellos de la comarca de Osona, al que se va desconectar y a hacer excursiones por su entorno, como las que conducen al monasterio de San Pere de Casserres o a Vic.
PARADOR DE ZAFRA, AL PIE DE LOS TORREONES
Zafra es un pueblo de puro sabor extremeño en la ruta de la Vía de la Plata al que llaman la «Sevilla chica». Y tiene un castillo del siglo XV, que alojó al mismísimo Hernán Cortés, en el que se puede dormir, saborear la mejor cocina tradicional y disfrutar de una excelente piscina de temporada al pie de sus torreones. Si tras su espectacular fachada se siente el peso de la historia entre nobles estancias, un privilegio será combinar los baños en verano o las siestas en sus hamacas con los ratos en su precioso patio renacentista o contemplando las vistas de la ciudad desde la terraza.
Y como tiene un emplazamiento privilegiado, desde el Parador se debe salir a conocer después este bonito pueblo de Badajoz, cuya vida discurre en torno a dos plazas porticadas: la Grande y la Chica, la Puerta de Jerez y la colegiata de la Candelaria, con pinturas de Zurbarán. Quien se anima a hacer rutas por la naturaleza de su entorno, se escapa al Parque Natural de Cornalvo, la sierra de Hornachos, la de Tentudía o a la sierra de Aracena.
PARADOR DE MOJÁCAR, MIRADOR SOBRE EL MEDITERRÁNEO
Lo mejor de Mojácar es su cercanía a las playas del Cabo de Gata, su casco antiguo de calles empinadas y casas escalonadas y llenas de flores. Lo mejor también es su ambiente, el mirador del Castillo donde las vistas se pierden en el infinito y los arroces de la cocina almeriense. Pero, ¿y su Parador? Su moderno diseño en armonía con las viviendas mojaqueras, sus habitaciones que miran al Mediterráneo y la piscina donde darse un refrescante chapuzón a media tarde después de pasar el día en la playa lo corroboran.
PARADOR DE LA GOMERA, CON VISTAS AL TEIDE
Desde La Gomera no hay mejor panorámica del Teide que la que se obtiene desde la piscina con vistas al Atlántico de este edificio de arquitectura canaria con unos frondosos jardines de especies subtropicales situado en San Sebastián de la Gomera, la capital de la isla. Tras el panorámico baño admirando el techo de España, en este oasis de paz espera el cenador de la piscina y sus terrazas donde sentarse a saborear la sencilla gastronomía isleña, con platos típicos como el potaje de berros, el almogrote o la leche asada con miel de Palma.
Entre descanso y descanso habrá que seguir el rastro de Cristóbal Colón por el cuidado casco histórico de sabor colonial de esta villa, la última escala del navegante antes de emprender el camino de las Indias. Y después descubrir los dos tesoros declarados Patrimonio de la Humanidad de la isla: el Parque Nacional de Garajonay y el silbo gomero.