Cabañas en equilibrios sobre un fiordo, en la copa de un árbol, de ventanales panorámicos al bosque o al mar... Este país se ha convertido en un referente de la arquitectura de vanguardia, y la tendencia ha viajado desde la capital a sus alojamientos más singulares en plena naturaleza.
El 22 de octubre abre finalmente sus puertas en Oslo el Museo Munch (munchmuseet.no), un nuevo hogar para la obra del autor de El Grito y concebido por el arquitecto español Juan Herreros. Haciendo equilibrios sobre el fiordo de la zona portuaria de Bjørvika, sus hechuras a la vertical se suman a los edificios con pedigrí que han ido redibujando el skyline de la capital noruega: desde la Ópera, del premiadísimo estudio de diseño Snøhetta, hasta la también vecina sede de la Biblioteca Deichman, de las más asombrosas del planeta e inaugurada hace poco más de un año.
Oslo no atesora el patrimonio histórico de Estocolmo, sin embargo, ha sabido reinventarse a través de la arquitectura de vanguardia. Una tendencia que se ha contagiado a alojamientos en plena naturaleza donde empaparnos de la pasión noruega por el friluftsliv. ¿Y eso qué es? Pues una palabra acuñada nada menos que por el dramaturgo Henrik Ibsen en honor de los beneficios, también espirituales, de la vida al aire libre, y que podemos disfrutar en este puñado largo de escondites insólitos.
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BOLDER SKY, LODGES EN LAS NUBES
Alzados en equilibrios sobre el fiordo de Lysefjord, se trata de dos únicos lodges (thebolder.no), convenientemente distanciados para garantizar total privacidad, en cuyo par de plantas se distribuyen la minicocina y el salón, el baño y dos habitaciones panorámicas. Rondan los 370 € por pareja y noche. Cerca queda la famosísima roca del Púlpito o Preikstolen, pero habrá que tener mucha fuerza de voluntad para salir de esta joyita a media hora de la ciudad sureña de Stavanger.
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MANSHAUSEN, UNA CAMA CON VISTAS
Por encima del Círculo Polar, el explorador Børge Ousland revolucionó el concepto, tan noruego, de cabañas de pescadores de alquiler. Siete en la isla de Manshausen lo son, aunque nada aquí de rusticidad. En ellas se impone el minimalismo, y unas vistas que cortan la respiración hacia el fiordo o a las montañas de las islas Lofoten a través de su pared de cristal. Si cada una puede alojar hasta cinco personas, el complejo cuenta también con un loft de dormitorios más asequibles (90 € por persona y noche), así como restaurante, biblioteca, sauna y jacuzzi en el que sumergirse en las noches de invierno a esperar las luces fantasmales de una aurora boreal (manshausen.no).
TUNGESTOLEN, EL OTRO REFUGIO DE MONTAÑA
Estas cabañas entre Bergen y Ålesund, pentagonales y con vistas a unos picos de vértigo por cada ventanal, le fueron encomendadas al estudio Snøhetta para sustituir a un querido refugio de montaña que oficiaba para muchos aventureros como punto de partida hacia el gigantesco glaciar Jostedalen y que, en la Navidad de 2011, se llevó por delante un ciclón. Gestionadas por la Asociación Noruega de Senderismo –con más de 500 cabañas por todo el país donde dormir a partir de 10 €–, Tungestølen (tungestolen.dnt.no) viene a demostrar que la arquitectura de vanguardia no está reñida aquí con hacer noche en un dormitorio comunal, si bien, también cuentan con alguna habitación más privada.
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FLOKEHYTTENE, VISTA AL MAR DEL NORTE
Este puñado de cabañas se abre al Mar del Norte por su frontal panorámico. Diseñadas por Holon Arkitektur y bautizadas en honor al vikingo Floke Vilgerdsson, cada una cuenta con minicocina, chimenea, comedor, y prácticamente todo lo necesario para instalar como en casa a cinco personas o, en la más grande, a diez, a partir de 180 € la noche el grupo entero (flokehyttene.no). Como en todos los alojamientos de la Asociación Noruega de Senderismo, se espera que los huéspedes, al marcharse, dejen las estancias tan limpias y ordenadas como las encontraron.
WOODNEST, UN NIDO DE AMOR EN EL BOSQUE
A diez metros del suelo y rodeados de pinos frente al fiordo de la pequeña ciudad de Odda, el par de niditos de Woodnest (woodnest.no) no son obra de un arquitecto de postín, sino de un hombre enamorado. Kjartan Haano le prometió a su novia australiana construirle una cabaña en la copa de un árbol si se casaba con él, y, como Sally dijo sí, no le quedó otra que ponerse manos a la obra. Las dos que la pareja alquila a sus huéspedes son, sin embargo, bastante más seguras que aquella inicial, y mucho más estilosas, a partir de 320 € la noche, habitación y salón panorámicos, baño y una pequeña cocina para quienes prefieran encerrarse a cal y canto en lugar de salir a explorar el fiordo de Hardangerfjordo los vecinos parques nacionales de Hardangervidda y Folgefonna.
TRONES EYE, GLAMPING AL FILO DEL FIORDO
Como un gran iglú de cristal, la bóveda transparente del Trones Eye (trones-eye.no) se arrima al fiordo de Trondheim, a una hora del aeropuerto de esta ciudad de la Noruega central. En su interior, ni más –¡ni menos!– que una cama doble y dos individuales, bien calefactadas, para una noche entre vistas de 360 º a la naturaleza. Para una pareja el precio rondará los 250 €, y la experiencia es de las que no se olvida.
SKAPET, DISEÑO DE CAMINO AL PÚLPITO
Sauna con vistas a un lago, ducha al aire libre, chimenea y, sobre todo, paredes de cristal para fundirse con la naturaleza de la cara sur del fiordo de Lysefjord, justo en la ruta senderista que hilvana en una semana la celebérrima roca del Púlpito o Preikestolen, el pico Kjerag o los 4444 escalones de Flørli. Skåpet, diseñado por Koko Architecture + Design, consiste en un lodge central con comedor, cocina y dormitorios comunes en los que hacer noche por 35 €, así como media docena de cabinas a reservar entre cinco familiares o amigos. Todo se lo hace uno: la comida, la limpieza… Vamos, que no es un hotel, ¡ni falta que le hace! (regionstavanger-ryfylke.com).