Tiene la forma de un caballito de mar que, según la más antigua de las leyendas, descansaba en el fondo del océano hasta que se fijaron en su belleza los dioses griegos del Olimpo. Selene, la diosa de la Luna, fue la primera en quedar cautivada. De noche, iluminaba sus formas: los istmos, los tres promontorios, las suaves colinas, el dibujo de sus futuras bahías. Artemisa rogó primero a Apolo y luego a Zeus que la sacaran del lecho del mar y así fue, por la intercesión de los dioses, cómo emergió Patmos, la isla más septentrional del Dodecaneso, la más bella, un regalo del mar frente a la costa de Asia Menor, entre Éfeso y Halicarnaso.
LA CUEVA DE SAN JUAN
Cuando los romanos llegaron a Patmos, esta seguía siendo bella pero estaba casi deshabitada. Era un erial de cabras y maleza, que resultó elegida para el destierro de san Juan por quienes le detuvieron en la ciudad de Efeso, en tiempos del emperador Domiciano. Conforme a la tradición cristiana, fue en Patmos, en una cueva, donde San Juan recibió la voz de Dios y escribió el Libro de las Revelaciones (Apocalipsis, en griego).
Por eso, para cualquier viajero que llegue Patmos, la primera visita tiene que ser la cueva. El punto de partida obligado es el puerto de Skála. Patmos no tiene aeropuerto. Skála es el único punto de acceso a la isla, el puerto donde anclan los cruceros y los ferris y es también el sitio más poblado de Patmos, donde se concentra la mayoría de sus 3000 habitantes y por donde pasean la mayor parte de los turistas, atraídos por una apacible sucesión de tiendas, restaurantes y miradores.
Apenas a un kilómetro del puerto, en dirección oeste, nace una carretera que lleva en línea recta al camino de adoquines que conduce a la santa cueva y al imponente monasterio bizantino que corona Patmos. Se puede llegar andando en un paseo de unos 40 minutos, con vistas cada vez más espectaculares sobre las playas y el mar.
El espacio principal es una oquedad natural de unos 2 metros de altura y apenas 4 o 5 de ancho, en el que no cabrían, a la vez, más de 30 personas. Varias lámparas de aceite, en vasijas de plata, iluminan la única pared decorada con iconos, frente a la que se han dispuesto dos bancos de madera y varias sillas. Es un lugar excepcional, que transmite paz y serenidad.
Cerca de la cueva, a unos 2 kilómetros colina arriba, se encuentra el monasterio de San Juan el Teólogo, visible desde toda la isla, imponente por los elevados muros de piedra que lo protegen y Patrimonio de la Humanidad. Además de donaciones de todo el mundo ortodoxo, posee una biblioteca con 13.000 documentos históricos.
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MUSEO DEL MONASTERIO
Entre los valiosos tesoros que guarda el museo encontramos un precioso fragmento del Evangelio de San Marcos escrito en plata sobre vitela de color púrpura, del siglo VI, y la escritura firmada por el emperador bizantino Alejo I Comneno, que daba a los monjes del beato Cristódulo el derecho a construir el monasterio y gobernar la isla.
UN PASEO POR CHORA
Chora es el nombre del pueblo que ha crecido a los pies del monasterio. Casas blancas, cuya forma cúbica se debe a razones defensivas: sus habitantes podían pasar rápidamente de una casa a otra caminando por los tejados, desde los que terminaban por saltar a la puerta de acceso al monasterio. Pasear por Chora es una delicia, especialmente de noche, en verano, cuando las murallas del monasterio están iluminadas y en las ventanas de las casas brillan unas flores rojas preciosas a las que llaman dilinaki.
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POR LA COSTA DE PATMOS
Desde Chora, se recomienda regresar a Skála y recorrer los pueblos y las playas que jalonan los 63 kilómetros que mide la costa de Patmos. La isla también destaca por la belleza natural de algunas de sus playas, como Kalikatsou o la que posee el pequeño pueblo de Kambos, famoso en la isla por la calidad de sus tabernas. Excelentes lugares, todos, para contemplar el amanecer o el atardecer y sentir cómo el sol mira siempre con especial cariño a una de sus más preciosas islas del Mediterráneo.
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GUÍA PRÁCTICA
Cómo llegar
Varias compañías de cruceros proponen rutas por las islas griegas con escala en Patmos, entre ellas Seabourn (seascanner.com), Celestyal (celestyal.com) y Azamara (azamara.com). También hace escala en Patmos el espectacular velero Star Flyer (cruisecritic.co.uk). Para viajar en ferri, desde El Pireo (Atenas) o desde otras islas griegas, conviene consultar las variables rutas y servicios de las compañías Blue Star (go-ferry.com) y Hellenic Seaways (hellenicseaways.gr). El trayecto, cuando no existen escalas intermedias, suele durar en torno a 8 horas. También hay un catamarán –Dodekanisos Seaways- (letsferry.gr) que llega a Patmos desde los puertos de Lipsí, Leros, Kálimnos, Rodas y Cos. Una agencia especializada en viajes a Grecia desde España es Grecia Vacaciones (greciavacaciones.com).
Cómo moverse
Hay autobuses que conectan varias veces a diario el muelle de Skála con Chora (para visitar el monasterio, la cueva y el pueblo de Chora) y con Grikos (al sudeste). Con menos frecuencia, pero también a diario, conectan con Kámbos (al norte). Varias agencias de alquiler de vehículos ofrecen en Skála diferentes tipos de vehículos y, sobre todo, motos ligeras (scooters) y bicicletas.
Dónde dormir
En Grikos se encuentra uno de los escasos cinco estrellas de la isla: Patmos Atkis Suites & Spa (patmosaktis.gr), con su excelente restaurante. En la ladera del puerto de Skála, a 600 metros de la Gruta, los apartamentos Sea View by Susi & Sofia (enjoy-patmos.de). En la playa de Meloi, rodeado por 8000 metros cuadrados de jardines, el hotel Porto Scoutari (portoscoutari.com), a un kilómetro del centro de Skála. Y en Kampos, Paradise (patmosparadise.com), a 200 metros de la playa.
Dónde comer
A las afueras de Skála, en un área conocida como Sápsila, se encuentra Benetos (benetosrestaurant.com), para muchos el mejor restaurante de la isla. Son 14 mesas, cocina mediterránea con toques asiáticos, pan y postres caseros entre los muros de una antigua granja con vistas al mar, que también cuenta con un bar de tapas. Entre las tabernas, destacan Tsipouradiko, Trehantiri y Tzivaeri, en Skála, y Ktima en Grikos. Una opción especial es llegar en barco a la isla cercana de Marathí para disfrutar de la langosta de Pantelis (marathi-island.gr).
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